miércoles, 6 de diciembre de 2023

El barco de Pamplona

1933-40 Edificio social del club Larraina GERARDO ZARAGUETA - MUSEO DE NAVARRA
Durante tres décadas este crucero estuvo fondeado en Larraina. Para cuando llegaron los Pop-Tops en bañador, hacía ya cinco años que el barco había zarpado. ¡Vaya despiste!
El confuso párrafo final de JM Iribarren sobre la niñez de Pío Baroja, me animó a buscar alguna relación entre Pamplona y Le Corbusier y, por arte de magia, me apareció la foto de portada y este magnífico artículo de Israel Nagore con el título de...

El edificio-barco de Pamplona
La arquitectura racional de Le Corbusier dejó su impronta navarra en un edificio con proa y popa, una ‘nave’ en toda regla
El "barco" a tope. Años 50. Galle
ISRAEL NAGORE DN 12/03/2022
Los aviones, automóviles y barcos fueron durante un tiempo la obsesión del que posiblemente haya sido el arquitecto más influyente del siglo XX. Charles-Édouard Jeanneret, Le Corbusier, fascinado por sus formas puras y eficiencia, animaba a sus compañeros a fijarse en estas nuevas máquinas que representaban el futuro.
Ni el único ni el primero: 1932. El primer edificio de vestuarios y guardarropa del C. Natación
Sus ideas, junto a las de otros arquitectos tuvieron un profundo calado en la Europa de entreguerras que se encontraba en un contexto incierto, y dieron lugar a una arquitectura racional que prometía un mundo nuevo y moderno, de la mano de un diseño funcional y eficiente de formas simples.
El racionalismo se extendió por Europa durante los años 20 y 30 como un vendaval, impulsado por cierto optimismo, la evolución tecnológica y las demandas residenciales. Aunque en realidad lo invadió todo; viviendas, fábricas, escuelas... Porque ese mundo todavía por hacer necesitaba reconstruirse, pero sobre todo necesitaba esperanza y referencias.
1940. Piscina del Larraina. (Galle) AMP
En España su impulso coincidió con el nuevo ocio de masas y el culto al cuerpo; a lo que acompañó el nacimiento de dos nuevas tipologías; los clubes sociales y las piscinas, con sus edificios -claro está- de inspiración náutica.
Esta época dejó ejemplos emblemáticos como el Club Náutico de San Sebastián (1929), diseñado recreando un puente de navegación; o quizá el más sorprendente, La Isla en Madrid (1931), un complejo de piscinas en un islote del río Manzanares que evocaba la imagen de un gran transatlántico, para que los madrileños disfrutaran de su propia playa.

Vista del edificio-barco desde la piscina Zaragüeta 1933 ca.
Como imaginaran a estas alturas, Pamplona también tuvo su edificio-barco, un buque de hormigón varado durante años en un rincón de la Taconera; el edificio social de la piscina del Club Larraina, en la que hasta el mismo Le Corbusier se habría dado un chapuzón.
Un barco en toda regla; con su proa y popa, puente de mando, galerías y cubierta con pérgola y solárium. Un pequeño crucero de placer encallado al borde de una piscina. Una fantasía naval estática, que “transportaba” al bañista pamplonés hasta paraísos lejanos, parajes ocultos, incluso hasta la playa de la Concha.
El Club Larraina en 1933, año de su inauguración. Zaragueta
El Club Larraina fue proyectado en 1933 por Joaquín Zarranz, un arquitecto brillante, que en su corta trayectoria dejó en Pamplona edificios notables. Debe entenderse el club, como parte de esa corriente higienista y modernizadora, concebido en su momento como centro de deporte para la élite más joven y que incluía además de piscina, frontones y pistas de tenis y atletismo.
El edificio social presidía la piscina, era alargado, estrecho y prácticamente simétrico. Estaba levantado sobre pilotes quedando la planta baja parcialmente libre incluyendo vestuarios, duchas y cocina. En primera se situaban el salón social, bar y restaurante, con dos cuerpos circulares en los laterales (proa y popa) que contenían los servicios y escaleras.
Larraina (izda; dcha, La Ciudadela), desde la Cuesta de la Reina. 1989. AMP
Las ventanas corridas sustituían a los convencionales huecos pequeños enfatizando la horizontalidad, a lo que contribuían los voladizos que dotaban de dinamismo al conjunto. La tradicional cubierta inclinada, pasaba a ser plana y accesible, en este caso utilizada como solárium y acceso a la palanca de saltos.
En apenas cien metros cuadrados Zarranz ensayó los principios fundamentales de la arquitectura moderna que han llegado hasta nuestros días. Y diseñó un artefacto que llegó desde el futuro.
1964, "la casa del conserje" nos ha quedado de testigo del buen hacer de Zarranz
El crucero zarpó finalmente y para siempre en 1964, reemplazado por un nuevo edificio al necesitar el club más espacio. De todo aquello, sólo nos quedan unas cuantas fotografías de bañistas musculosos, imágenes que son en realidad la viva estampa de la modernidad que había llegado a Pamplona. Atléticos y estilizados, como figurantes de una película de época, no parecen sentirse intimidados por el edificio de vanguardia, más bien participan con aire glamuroso de su sofisticación.
El Club Social de Larraina fue el primer edificio verdaderamente moderno de Pamplona, reflejo de una época optimista y algo ingenua en la que se pensó que la Arquitectura podía cambiar el mundo. ¡Quién pudiera pasearse por esa cubierta y otear el horizonte!. ¡Quién pudiera tirarse en bomba desde ese fantástico trampolín!

Chapoteando en la piscina, antes de las reformas. Ojanguren
CLAVES
Autor: Joaquín Zarranz Pueyo. Pamplona (1905-1938)
Obras relevantes:
Edificio Viviendas Paseo Sarasate 5 (Antigua Caja de Ahorros)
Edificio Viviendas Av.Baja Navarra 30-32
Tenemos un buen enlace a su obra en el AGN (pincha)
Plaza Joaquín Zarranz Pueyo
Datos y curiosidades:
Le pusieron "Larraina" ("la era", en vasco) creyendo que el topónimo se había corrompido en "La Reina". Se les explicó, por activa y por pasiva, que el topónimo auténtico era "Cuesta de la Reina", pero no han hecho caso.
El Club Larraina se conoció como “la piscina”, por ser la primera de Pamplona. Fue un club de hombres hasta que en 2015 (más vale tarde que nunca) pasó a ser mixto.
Joaquín Zarranz fue miembro del Napar Buru Batzar (PNV) en 1935-1936. Murió, con 33 años en el frente, en la batalla del Ebro. Supongo que luchó en el mismo bando que Urmeneta. No figura  (tampoco Urmeneta) en el Fichero de combatientes navarros en la Guerra Civil por el bando sublevado
El arquitecto pamplonés da nombre a una nueva plaza (todavía en construcción) de la ciudad, situada en el barrio de Buztintxuri.

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