miércoles, 31 de enero de 2024

Mujer uniformada, en Gonzaga (1915-18)

Digo "uniformada" y no "militar" porque, en la Primera Guerra Mundial, aunque no pocas empujaron a los gobiernos para que les permitieran luchar dentro de los ejércitos llevando los uniformes militares y mostrando los colores de la patria, a la mujer apenas se le permitió llevar a cabo actividades relacionadas con la guerra, sólo en aspectos de la vida estrictamente civiles, no como soldados. No fueron uniformadas, y tampoco se les permitió llevar armas, de modo que nunca se les reconocería ningún estatus de combatiente. Las únicas excepciones fueron Rusia y Estados Unidos.
enfermera sanidad militar
Y entre las mujeres autóctonas, esto es lo que he encontrado:

21/02/1913 DN.
En las prácticas de aviación, realizadas últimamente en Cuatro Vientos, no fué la señora Bueno la única mujer que se elevó. en aeroplano. La señorita de González Tablas, hija del teniente general don Ramón, montó en el aparato de Garnier é hizo un vuelo de mucha altura y de bastante duración. El aeroplano llegó hasta el Manzanares e hizo el viraje por encima del Campo del Moro. La intrépida excursionista se mostró encantada de su viaje y recibió muchas felicitaciones por su serenidad.
Así pues, ese uniforme femenino en el baluarte Gonzaga, en los años de la Primera Guerra Mundial, es algo absolutamente excepcional de lo que debería haberse hecho eco la hemeroteca. Pero no he sabido encontrarlo.

Quien ha subido esta imagen a Face dice: "En la trasera de la foto pone que con uniforme falangista, pero de esto no estoy seguro".
Y hace muy bien en no fiarse. "Falange Española fue un partido político español...​​ fundado el 29 de octubre de 1933...". Y esa foto de la uniformada es anterior a septiembre de 1931, cuando se colocó la barandilla en lo que luego se llamó "Vista Bella", dos años antes de la fundación de Falange. Y lo que "luce" en el brazo izquierdo no es precisamente el yugo y las flechas. Más parece una bomba de las que soltaba la aviación en la Primera Guerra Mundial.
Hay en el AMP alguna foto que nos va a ayudar muchísimo a situar a esta mujer, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo.
1914 Istúriz. AMP
En ella señalo cuatro detalles:
Entrada a Pamplona por la Puerta de Rochapea
1. En el rectángulo amarillo se ve franca la entrada a la ciudad, que ya no está filtrada por la Puerta de la Rochapea, desmontada en 1914. En la foto de la mujer no se aprecia con tanta claridad, pero tampoco se ve dicha puerta.
2. En el círculo rojo de la izda. señalo que la antigua fábrica de fideos (delante del inmenso Molino de Alzugaray) está necesitada de una capa de cal que, en la foto de la mujer, ya se le ha aplicado.
3. El círculo rojo de la dcha. destaca que la bohardilla solo tiene un ventanuco, mientras que en la foto de portada ya tiene dos.
Estos tres primeros puntos nos convencen de que la foto de la uniformada es algún año posterior a ésta del AMP. Podría ser de entre 1915 y 1918.
4. Finalmente, la línea roja señala el punto donde posó esa temeraria mujer: entre el chaflán (pincha) de Gonzaga -a la izquierda-, construido en 1906, y el foso que, en "ele", iba hasta la actual arcada de Teobaldo.

En resumen...
Así pues, aunque no sabemos quién es el autor de la foto ni la persona fotografiada, sí conocemos con exactitud el punto del baluarte Gonzaga donde se hizo (al lado del chaflán de Gonzaga) y el cuándo (1915-18).
Pero ese uniforme me intriga mucho. ¿Tendrá algo que ver con los alemanes que vinieron refugiados en 1916 desde el Camerún?

martes, 30 de enero de 2024

El navarro Asier Martínez ha vuelto. Y sonríe

Lo mejor: ha vuelto y sonríe
PRODIGIOSO
ESPECTACULAR REGRESO DE ASIER MARTÍNEZ, LÍDER MUNDIAL DEL AÑO, CON VICTORIA Y RÉCORD
MARÍA VALLEJO MUNÁRRIZ DN 29-01-2024
Vean la sonrisa del chico de naranja de la foto de portada. Vean la de su entrenador, a la izquierda. Hace mucho tiempo, demasiado, que no se producía esta imagen. Un Asier Martínez feliz, triunfal, un François Beoringyan que suelta toda su tensión y disfruta. Lo merecían. El atleta navarro regresó de una forma inimaginable a las pistas en el Meeting de L’Eure. No sólo no hubo rastro de sus molestias, sino que mordisqueó la pista más veloz que nunca. El resultado de esta gesta: rebajó dos veces su marca personal en 60 vallas (era 7.55 desde 2022). Primero, venció su semifinal con 7.53 y después mejoró su rendimiento en la final, con 7.49. Es récord navarro, obviamente; se queda a una centésima del de España (que comparten Orlando Ortega y Quique Llopis, amigo del navarro) y se pone líder mundial de la temporada. Apoteósico.
Es difícil plasmar en palabras lo que hace Asier volando sobre las vallas. Pero es que, en palabras de su exigente entrenador, lo de ayer “rozó la perfección”. El zizurtarra llegaba a la prueba francesa sin kilómetros en las piernas, con sólo un intento de regreso en el Navarra Arena, frustrado por la lesión del músculo oblicuo izquierdo, y con un mar de incógnitas en torno a él. Año olímpico, de nuevo mucha presión, una espera demasiado larga. Pero este Asier es diferente.

Casi un año en blanco
Acudía el navarro a la localidad francesa de Val-de-Reuil, próxima a la ciudad olímpica de este año, París, como un test muy serio para probar su estado físico. La salud del atleta navarro era motivo lógico de preocupación, porque han sido once meses sin poder disfrutarle. El año pasado lo pasó casi en blanco, con su última competición oficial el 11 de febrero de 2023 precisamente en París. Por el camino, una travesía de dolor y sufrimiento que ayer terminó a lo grande. Con alegría, con una sonrisa, con dos carrerones.
El campeón de Europa tuvo su mejor entrada de año con diferencia. En la semifinal, sin arañar ni una valla, superó hasta el asombro a su eterno rival, Pascal Martinot-Lagarde. 7.53 Asier, 7.72 el corpulento galo. Casi dos décimas de diferencia, un universo en una carrera corta de vallas. Tremendo.
En la otra semifinal, se imponía Just Qwaou-Mathey, un gran especialista en vallas, con mejores marcas personales que Asier hasta ayer (7.53 en 60, 13.09 en 110). El francés corría su serie en 7.58. Se estaba volando en la pista Jesse Owens.
Y llegaba la final. Pascal Martinot-Lagarde, Aurel Manga, Just Kwaou-Mathey, Dimitri Bascou y Saguirou Badamassi, cinco portentos físicos de raza negra, contra el joven prodigio navarro blanco. En esta segunda carrera, se destacó enseguida junto a Qwaou-Mathey y la guerra estuvo entre ellos. El mejor final de Asier le dio la victoria por dos centésimas. 7.49, nadie había corrido tanto en estas primeras semanas de 2024 en el mundo. El líder del año era hasta ayer, con 7.50, el italiano Lorenzo Simonelli.
La próxima cita, en Düsseldorf
“Técnicamente ha rozado la perfección y físicamente está muy bien, aunque si dijera que pensaba que iba a hacer 7.49 te mentiría. Después de correr en 7.53 ya me esperaba que la final fuera más rápida”, manifestaba un orgulloso Beoringyan.
Su próxima cita será en el ISTA Indoor de Düsseldorf (Alemania), el próximo domingo 4 de febrero. El Mundial de Glasgow, que se disputa entre el 1 y el 3 de marzo, está en el horizonte. Más allá, en la capital francesa, le espera la gloria. Pero este nuevo Asier va paso a paso, valla a valla, sin presionarse. Qué bueno que volviste.
Lo mejor: el navarro Asier ha vuelto. ¡¡¡Pero cómo ha vuelto!!! Recordemos que estamos en 2024, año par cuya mitad es par; por tanto, Año Olímpico. Dentro de seis meses, entre el 26 de julio y el 11 de agosto, lo veremos en París. ¡Cuídate, Asier!

lunes, 29 de enero de 2024

Baluarte Gonzaga (Vespasiano, no San Luis)

1898 Baluarte Gonzaga Istúriz

1911 Balaustrada de El Mirador de la Taconera A. García Deán AMP
Aluciné ayer domingo cuando en el Diario del recuerdo de 1924 (hace 100 años) pude leer lo siguiente:
DIARIO DEL RECUERDO HACE 100 AÑOS
1924 Solicitud para el mirador de la Taconera 
■ El alcalde de Pamplona, señor Nagore, puso en manos del gobernador militar, general Sánchez Ocaña, una exposición con ruego de que la hiciera llegar a S.M. el Rey. En este documento decía que la expansión más natural y corriente en esta ciudad se hallaba constituida por un pasaje pintoresco y agradable denominado Parque de la Taconera, terminado en una balaustrada llamada El Mirador, desde el que se gozaba de un hermoso panorama. Pero que se hallaba limitado al N.O. por el baluarte de San Luis Gonzaga de la antigua fortificación, el que por las elevadas cotas de sus muros y terraplenes reducía considerablemente la perspectiva que podía alcanzarse desde los citados jardines públicos. Solicitaba autorización para reducir aquellas elevadas cotas y llevar la rasante del parque hasta el contorno más exterior del baluarte.
Para que os hagáis una idea cabal de dónde estaba exactamente esa balaustrada del Mirador, la línea de árboles (este-oeste) de la foto de portada es la misma que la de estos cuatro falsos plátanos (de los que hoy ya no quedan más que tres)
(imagen de 360º, muévela a voluntad)
La verdad es que don Leandro Nagore lo consiguió y para 1931 ya se había explanado todo lo que hoy llamamos Vista Bella. Mirad "las elevadas cotas de sus muros y terraplenes" respecto al Mirador:
0. P. Nuevo; 1. Garita; 2. Foso; 3. Esquina-Chaflán Baluarte Gonzaga 1891-1915  Fotos Galle 
Pero lo que me hizo alucinar es que todo un Alcalde de Pamplona, con su equipo de asesores, en una misiva dirigida nada menos que al Rey de España Alfonso XIII, llamase "baluarte de San Luis Gonzaga" a lo que realmente es "baluarte Vespasiano Gonzaga".
Y el baluarte Gonzaga se transformó en Vista Bella
El titular del nombre del baluarte es, pues, Vespasiano Gonzaga Colonna, virrey (1572) que fue de Navarra, quien colaboró con Fratín para hacer la Ciudadela (finales del XVI) y las fortificaciones consiguientes (baluartes de la Taconera y el que lleva su nombre).
Y lo que tampoco tiene gracia es que Diario de Navarra, un siglo después, siga rememorando el lamentable error de don Leandro Nagore sin avisar de ello a los lectores.

domingo, 28 de enero de 2024

¿Preso, contorsionista, escapado del Guernica?

Hasta los 10 años viví en Dormitalería y transité, casi a diario, por el Arcedianato, el Claustro, el Redín, el Biru (el "birugarte", baluarte de Labrit) y lo que luego se llamó Ronda del Obispo Barbazán. En los años 50, estaba cerrado por una tapia que no ofrecía resistencia a nuestro afán por investigar esos territorios prohibidos.
Lo que más jilis nos daba era dar "voces de miedo" por los dos ventanucos que daban a la cripta de la Barbazana. No sospechábamos entonces que estábamos molestando al Gigante de Errazu.
Imponente gárgola con forma de dragón
El dragón que asomaba en lo alto de la Barbazana también nos impresionaba, sobre todo al anochecer.
Quizás porque nuestro interés estaba centrado en la cripta de la Barbazana y en la imponente gárgola en forma de dragón, se nos pasó totalmente inadvertida una  misteriosa cara que desde la altura fue testigo mudo de todas nuestras correrías.
1935 Galle y 1969 col Arazuri AMP
La foto de la izquierda corresponde al robo del tesoro de la Catedral, en 1935. La flecha amarilla señala el lugar donde debe de estar, tapada por ese artilugio horroroso (supongo que para sujetar y separar cables a principios del s. XX). En la de la derecha, de 1969, han retirado esos hierros y ya se adivina el medio relieve (círculo rojo).
Esa parte de la Catedral, entre la Capilla Barbazana y la Sacristía de los Canónigos, ha sufrido importantes transformaciones, pero se ha mantenido la escultura
A su derecha se ven los agujeros donde estuvieron anclados los hierros.

Un verso suelto
Ahí la tenéis, con los ojos bien abiertos y el semblante serio, pero sereno.

Pero, ¿qué pinta ahí? Vemos que no guarda relación con nada del exterior. Parece un "verso suelto".

Pasemos al interior. Es una imagen de 360º. Puedes moverla y desplazarte por toda la Sacristía, incluso por la girola. Como ves, no tiene nada que ver tampoco con la decoración rococó de la Sacristía.

Se admiten apuestas
Preso
Mikel Zuza, en una de sus Crónicas irreales, nos lleva a mediados del XIV y ve a un preso sacando la cabeza entre dos barrotes. Se trata -según él- de fray Pedro de Ollogoyen, "responsable máximo de las matanzas de judíos que asolaron estas tierras antes de la feliz llegada de don Felipe -que Dios haya- y doña Juana al trono de Navarra". Podéis leer la crónica completa en este enlace: Desapercibido.

Contorsionista Donde uno ve barrotes, otro podría ver piernas -rodillas arriba- que han perdido los pies, que apuntarían hacia el espectador). Si así fuera, podría guardar relación con el "capitel con músico y bailarina del claustro gótico de la catedral de Santa María la Real de Pamplona, situado en el mainel central de la ventana derecha de la capilla Barbazana, en la galería oriental. Sobre la pieza, representación de una bailarina contorsionista (con la melena hacia el suelo) que danza al son de un músico que toca la vihuela":

Escapado del Guernica Donde unos ven barrotes o piernas otros ven a una persona que protege su cabeza con las manos, como si temiera que le cayera algo:

En resumen...
Sea como fuere, esto es una llamada de socorro para cualquiera que sepa algo sobre esta misteriosa cara - quizás con barba- del exterior de la Sacristía, junto a la Capilla Barbazana. Un verso suelto que tiene toda la pinta de proceder de la antigua catedral románica. Muchas gracias.

sábado, 27 de enero de 2024

Savater, expulsado de El País

Fernando Savater, en marzo pasado, durante una entrevista con El Confidencial. (Ana Beltrán)
Este extracto de 'Carne gobernada', publicado por El Confidencial, ha sido el detonante de la expulsión de Savater de El País, periódico que en su día lucía en su cabecera: "Diario independiente de la mañana"

PREPUBLICACIÓN
Fernando Savater: "El País' se ha convertido en portavoz del peor Gobierno de la democracia"

Publicamos un extracto de 'Carne gobernada' (Ariel), donde Savater explica el viaje político desde su izquierdismo juvenil hasta sus posiciones actuales, así como sus desencuentros con el periódico en el que publica los sábados una columna
Por Fernando Savater 22/01/2024
Fernando Savater (A.B.)
¿Por qué conserva la izquierda tan buena fama en nuestro país, a pesar de los crueles fracasos históricos que ha sufrido allí donde se ha impuesto de manera imperativa? Por una mirada sesgada que ha establecido la norma de juzgar a la izquierda por sus intenciones y a la derecha por sus resultados. Si uno proclama que quiere acabar con la miseria y la desigualdad, conseguir una educación universal y una sanidad que proteja por igual a todos los ciudadanos, sean cuales fueren sus ingresos económicos, solo cabe aplaudir estos objetivos generosos. ¡Qué diferencia con las propuestas de la derecha, que hablan de prosperidad conseguida por medio del trabajo remunerado, de propiedad privada, de orden social basado en el cumplimiento de las leyes! 
Es cierto que los hermosos planes de la izquierda nunca se han llevado a cabo ni de manera aproximada en los países que han adoptado un sistema comunista, el izquierdismo más consecuente, aunque han visto desaparecer sus libertades cívicas y la separación burguesa de poderes sacrificadas al ideal utópico. Ah, pero ¿qué culpa tiene el ideal si quienes lo buscan son torpes o incluso hipócritas? Lo excelente sigue siéndolo aunque los que se dedican a predicarlo no tengan ni idea de cómo conseguirlo o, aún peor, logren con sus medidas políticas lo contrario de lo que persiguen. En cambio, los principios y métodos de la derecha han conseguido sin duda las mejores y más competentes sociedades democráticas allí donde se han aplicado: en ninguna parte ni en ninguna época ha habido mejores sistemas políticos donde vivir y la prueba es que la gente huye de los países comunistas a los capitalistas, nunca al revés. Pero tienen defectos, muchos defectos y abusos. Como dijo Cioran, en el mejor de los casos puede gobernarse sin crímenes, pero no sin injusticias. Esas injusticias, que se pretenden corregir, pero se reproducen una y otra vez, bastan para condenar a ojos de los deslumbrados por las buenas intenciones izquierdistas los incomparables logros de las sociedades liberales. Si alguien promete el paraíso (entre cuyos requisitos está ser inalcanzable)..., ¿cómo conformarse con un purgatorio con aire acondicionado y agua corriente? Y lo más irónico, como hizo notar el gran historiador inglés Robert Conquest, es que todo el mundo es conservador cuando habla de lo que de veras entiende, aunque luego adopte posturas revolucionarias en los grandes temas que solo conoce de oídas.
Portada de 'Carne gobernada', el nuevo
libro de Fernando Savater.
Por supuesto, las democracias occidentales ofrecen fórmulas políticas que combinan los ideales socialistas mitigados por la prudencia con los métodos liberales mediatizados por los derechos humanos. El resultado es más o menos eso que llamamos "socialdemocracia" y que considero el sistema preferible a todos los demás ensayados, aunque ese término — "socialdemocracia"— sea anatema y equivalga a "comunista" entre los fanáticos neoliberales (en su mayoría exilados de los radicalismos izquierdistas de su mocedad). No hace falta decir que la estupidez política no es monopolio de la izquierda, de serlo, todo sería demasiado sencillo. Yo nunca he podido vivir sometido a elevadas normas que no puedo asumir en la práctica. Cuando a los once o doce años me convencí de que la castidad predicada por los curas amargaba mis placeres sin facultarme para renunciar a ellos, me aparté sin escándalo pero definitivamente de esas santas enseñanzas. En mi primera juventud estaba de moda vivir en comunas, modelo que en principio me sedujo porque creí que prometía amor libre y cosas así de bonitas: en realidad las comunas que conocí me hicieron comprender los beneficios de las buenas familias burguesas como la formada por mis padres (que desdichadamente yo no he sabido reproducir en mi vida adulta). 
Después de haber alardeado de chico malo, comprendí que las mejores personas que he conocido en mi vida — mis padres, mi abuelo— eran más bien de derechas. Y no estoy dispuesto a admitir ni por un momento que la Pasionaria era mejor persona que mi madre. De modo que pronto renuncié a sostener ideales comunistas (porque de eso va la izquierda, no nos engañemos) en cuanto comprobé que sus resultados prácticos eran nefastos y que a mí toda forma colectivista me repelía intrínsecamente. Después he conocido millonarios comunistas a tropel, que no dejan de vociferar consignas radicales mientras sacan sus pasajes para el veraneo en las Maldivas. Abundan entre ellos los actores y actrices que todo lo que exhiben en progreso político lo compensan en retraso mental... aunque siempre jugando a su favor, claro. Y los llamados intelectuales, que en España son una casta para echarles de comer aparte. Pueden ser novelistas, poetas, humoristas, pintores o músicos apreciables (noten que digo "pueden", no "suelen") pero en su oficio como intelectuales, es decir, haciéndose oír en el espacio público para aumentar el espíritu crítico y la vigilancia ciudadana, resultan no solo inútiles sino dañinos. En general, sus opiniones se orientan a mejorar su caché y aumentar su clientela, lo cual defendiendo tópicos zurdos es más fácil para cualquiera. Les encanta alardear de antifranquismo, trinchera que hoy tiene tanto peligro como declararse insobornablemente opuesto al emperador Calígula.
La evolución de mi forma de pensar se reflejó en mis colaboraciones en El País. Primero fue mi visión crítica, aunque no del todo negativa, del movimiento del 15-M, al que algunos atribuyeron de inmediato virtudes redentoras como las tan recordadas del Calvario. Después la aparición en la palestra política de Podemos y sus revolucionarios amaestrados, clones poco imaginativos de populistas de hueso colorado que yo había tenido ocasión de conocer y padecer en mis frecuentes estancias en Hispanoamérica. ¡Y los votaron cuatro millones de personas! Entonces empecé a darme cuenta cabal de en qué país vivía. Años después comenté sobre ese entusiasmo electoral que no sabía que en España hubiera tantos bobos. Me fue muy reprochado ese exabrupto, pero después, calibrando el resultado de elecciones como las muy recientes del 23-J — de las que trataré de hablar más adelante—, comprobé que como casi siempre había pecado de optimista. El caso es que Podemos y su comunismo bolivariano introdujeron en nuestro panorama político una degradación del debate que la izquierda tradicional no había llegado a alcanzar. Los separatismos radicales vascos y catalanes se vieron dignificados como "progresistas" por los nuevos dispensadores de certificados de buena conducta política. 
La columna de los sábados que inicié en El País el año mismo que perdí a mi Pelo Cohete (apodo de Sara Torres Marrero, la mujer de Savater, fallecida en 2015) se acoplaba especialmente bien a mi estilo: una columna de trescientas palabras en la última página los sábados, el día que podía tener más lectores. Naturalmente, utilicé esa tribuna para desenmascarar en la medida de mis posibilidades a los nuevos salvapatrias que le habían caído encima a nuestro país y que encontraban partidarios entre personas a quienes yo conocía desde hace mucho y a las que tenía por sensatas. Pero nunca acaba uno de despertar... 
Los primeros años mi periódico conservó su línea socialdemócrata habitual, apoyando a los socialistas — recuerden: ¡aquellos socialistas!—, desconfiando algo menos de lo debido de los neocomunistas y oponiéndose aunque sin demasiada acritud a los separatistas. 
Pero hubo un vuelco en el partido socialista y finalmente ocurrió lo peor que le ha pasado en toda su larga y polémica historia: se encontró sometido al liderazgo caudillista de Pedro Sánchez. Cuando escribo estas atribuladas líneas, ahí seguimos. Uno de los primeros efectos de este pernicioso liderazgo fue el brusco desahucio por motivos indiscutiblemente sectarios (un editorial crítico con Pedro Sánchez) de la cúpula directiva de nuestro periódico: Antonio Caño y su equipo de gente tolerante y muy profesional desapareció por el sumidero del nuevo régimen de un día para otro, sin explicaciones. De ser un diario progresista, de centro izquierda, con las virtudes y defectos propios del caso, pasó a convertirse en un portavoz gubernamental y del peor Gobierno que ha tenido la democracia española desde la muerte del dictador.
Eso naturalmente socavó el prestigio del periódico, que de ser el diario de referencia pasó a convertirse en un risible epítome de la prensa al servicio de la política: durante muchos años los dibujos de Forges habían aprovisionado de chistes mil veces repetidos a lectores de toda España (casi tanto como los incomparables de Mingote en ABC), pero poco a poco hemos llegado a que el chiste sea EP y sus disparates sectarios. 
Antes había mucha gente que con orgullo decía: "Yo solo leo El País", como si con eso bastara para estar bien informado urbi et orbi. Desde luego, nunca me bastó un solo periódico, siempre he leído cuatro o cinco (uno de carreras de caballos, claro), pero comprendía la satisfecha limitación de los monodiaristas: si leías bien EP era suficiente. Hoy ya casi nadie comparte esa plácida creencia progre porque con esa dieta exclusiva cojearás informativamente de un pie y probablemente de los dos. Durante muchos años, cuando publicaba un artículo en EP había gente a favor y abundantes personas en contra, pero no pasaba inadvertido: esa tribuna era el ágora de la mayoría ilustrada y políticamente inquieta de nuestro país. Hoy, aunque mis columnas son múltiplemente replicadas en las redes, si quiero asegurarme ciertos lectores imprescindibles (amigos, familiares, rivales necesarios, etc.), debo enviar un aviso circular por WhatsApp para atraer su atención, porque ya prácticamente ninguno lee habitualmente EP. Bastantes compran el periódico solo los sábados, día en que aparece mi columna, y me lo hacen saber a cada paso: "Por tu culpa tengo todavía que comprar...", lo cual desde luego me hace sentir responsable de tal dispendio. 
En la evidente decadencia de EP intervienen diversos factores. A mi juicio, el primero de ellos es el mismo que ha roído al PSOE en sus mejores esencias: la colonización ideológica por parte del PSC, que es un elemento cancerígeno allí donde se implanta. El peor nacionalismo es el de los que no se declaran nacionalistas y por eso los socialistas catalanes han sido tan mefíticos. Es lógico que en las elecciones del 23-J hayan cosechado una mayoría de votos, porque han optado por ellos los nacionalistas sagaces, convencidos de que sus intereses separatistas están más seguros con esos representantes ambiguos que en los divididos y poco fiables partidos nacionalistas. Las opiniones del supuesto periódico global están dirigidas en las cuestiones nacionales por una cáfila particularmente estrecha: Jordi Amat, Jordi Gracia, Xavier Vidal-Folch, Josep Ramoneda et alii, cuyo primordial objetivo es demostrar que solo los elementos más reaccionarios se oponen a los nacionalismos periféricos. Por lo demás, fuera de la izquierda sociocomunista todo es Trump. 
Otro elemento que empeora este diario otrora prestigioso es una desafortunada invasión femenina. En un momento como el actual, en que los mejores columnistas en todos los medios son mujeres y algunos ya casi no leemos otra cosa (Rosa Belmonte, Emilia Landaluce, Irene González, Lupe Sánchez, Rebeca Argudo, Leyre Iglesias, etc., por no remontarnos al magisterio de Cayetana Álvarez de Toledo), en EP nos ha tocado el lote menos lucido: tanto las de casa como las importadas, salvo las honrosas y escasas excepciones de rigor, son tan sectarias y aburridas como los varones con quienes se codean. Así no hay manera de remontar el partido.
En lo que a mí respecta, pronto empecé a encontrarme bastante solo en la palestra, lo cual no me molesta porque siempre me ha gustado escribir para pinchar a mis lectores, no para halagar sus prejuicios: para eso ya están los demás. A finales de 2021 reuní en un libro ("Solo integral") mis mejores columnas sabatinas de los últimos años. Cada una de ellas iba seguida de un comentario de la misma extensión que actualizaba el tema, confirmando el enfoque primigenio o mostrando sus errores (en general, todas las columnas optimistas estaban equivocadas y las pesimistas se quedaban cortas). Quedé bastante satisfecho con el volumen, que me pareció un buen repaso a las peripecias políticas y culturales de nuestro país en ese período. Dediqué dos o tres días a las entrevistas de promoción, como es la fatigosa pero inevitable costumbre, y acudieron casi todos los principales medios informativos. Casi... porque faltaron la SER y El País, precisamente el periódico donde se habían publicado todas las colaboraciones que formaban el libro. Ni una simple reseña apareció en sus páginas. 
Fue una descortesía, desde luego, pero también una imprudencia. Siempre me gustó el escudo de Montresor, el peligroso personaje del cuento de Poe El barril de amontillado, que finalmente castiga al atontado Fortunato poniéndole, digamos, cara a la pared... En su escudo podía verse una víbora que muerde rabiosa el calcañar del pie que la aplasta, con la leyenda: Nemo me impune lacessit (Nadie me ofende impunemente). De modo que la alegre muchachada de EP podía aplicarse el cuento. Para abrir boca perpetré una columna de Año Nuevo que empezaba diciendo "Si ustedes solo se informan por medio de este periódico, no sabrán que he publicado un libro...". Después recordaba que empezábamos la era del tigre según el calendario chino y que esperaba ser digno de ese fiero patrono. Acentué el tono heterodoxo de mis columnas en contraste permanente con las opiniones del resto del periódico, tan previsibles y unánimes como el canto gregoriano salvo honrosas excepciones como Félix de Azúa. Incluso me atreví a cuestionar la inminente catástrofe climática que los humanos irresponsables hemos provocado, el gran Satán de las plagas capitalistas que hay que denunciar con tanto mayor ahínco cuanto menos se sepa de lo que se habla. Llovieron las cartas de los lectores dolidos con mis artículos y tristemente decepcionados al ver que ya no pensaba como era debido (nunca se publicaban cartas cuestionando a otros colaboradores, sino en todo caso poniéndolos como ejemplos ante mi deserción). 
Sergio del Molino
Una de las cosas que se nos advertía siempre en EP cuando empecé mis colaboraciones era que podíamos sostener las ideas que quisiéramos aunque sin criticar nunca nominalmente a otros colaboradores del medio. Pero en mi caso, cuando empecé a alejarme de la ortodoxia, se levantó la veda y aparecieron artículos tratando de refutar los míos — con poca maña la verdad—, que eran publicados al día siguiente o incluso por la tarde si el mío había aparecido por la mañana. Obedientes piezas de encargo fabricadas por mindundis serviciales tipo Sergio del Molino y gente parecida. Llamé a la redacción para advertirlos de que tuvieran cuidado, no fueran un día a publicar la refutación antes de mi artículo... Los que creyeron que eso me iba a hacer reventar de cólera o de frustración no me conocen bien: puedo asegurar sin vanagloria que nunca he disfrutado tanto con mis columnas como en estos últimos tiempos, sabiendo a cuántos molestan. Aunque, para ser sincero, debo reconocer que nunca me han faltado testimonios de apoyo por vía pública y sobre todo privada, con firmas bastante más relevantes para mí que las de mis críticos. 
Sin embargo, la situación de España es cada vez más patética y mi situación profesional (y personal, porque oponerse con decisión a la izquierda felizmente reinante te deja sin amigos y casi sin familia) es lo de menos. Después de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, que parecían anunciar un cambio de rumbo político, muchos creímos en la posibilidad de regresar a una cierta cordura incluyente y armonizadora, pero en las generales del 23 de julio — aunque numéricamente ganadas por la oposición a Sánchez— comprendimos que todavía padecemos demasiados conciudadanos dispuestos a votar al diablo más colorado del infierno con tal de no apoyar ni por descuido a la derecha y no digamos a la extrema derecha (que es más o menos la misma derecha, pero vista desde la propaganda denigratoria de los medios de izquierdas). Es cierto que la alternativa derechista a Sánchez que presentó Feijóo fue de lo menos inspirado políticamente que se ha visto: solo entendimos que la izquierda moderada no tenía nada que temer de él, porque se parecía más a ellos que a la derecha radical de Vox. 
Sin embargo, siempre he sostenido que en democracia los culpables de los embrollos y disparates son los verdaderos políticos de base, es decir, los votantes (de los que no votan prefiero ni hablar). Un pesimista con tendencia al sarcasmo dijo que en un país democrático gobernado por imbéciles y desaprensivos puede asegurarse que el pueblo está bien representado. Intento no compartir del todo ese dictamen por respeto a mis compatriotas, aunque en el fondo lo considero pavorosamente acertado. Cuando parecía que finalmente los españoles iban a despachar democráticamente a Sánchez y compañía, pasándoles la factura por sus innumerables desafueros de estos últimos años — que ya es hasta aburrido volver a enumerar—, apareció la poción mágica para revivir al maltrecho farsante. ¡Cuidado, que viene la extrema derecha! 
Tribuna de El País
Nuestro país ha padecido un separatismo xenófobo y terrorista de la peor ralea en el País Vasco, ha sufrido un intento de golpe de Estado en Cataluña por parte de quienes debían defender las instituciones, ha soportado las geniales ideas populistas de un comunismo ortopédico que ha endeudado el país hasta extremos nunca antes conocidos, sufre la tiranía woke de una fragmentación en grupúsculos identitarios de sexo e ideología que reclaman para ellos patente de corso mientras ejercen la intransigencia contra todo bicho viviente (salvo los animales, claro)... En fin, hay enemigos de la convivencia donde elegir, pero resulta que la única amenaza que cuenta y atemoriza es la extrema derecha, que todavía no ha gobernado y de la que solo hemos oído exabruptos que no favorecen su causa, pero tampoco bastan para derribar por sí solos las murallas de Jericó. 
Yo he oído a personas a las que aprecio y que blasfeman contra Vox andanadas contra la inmigración ilegal más radicales que las de Abascal, pero se indignarían si se les señalase ese parentesco: tales diatribas cuando vienen de la derecha demuestran inhumanidad, pero cuando las sostienen ellos son puro sentido común. Durante el período preelectoral antes del 23-J todo el que podía hacerse oír y quería sacarse el certificado de buena conducta lanzaba a grito pelado su ¡caveat! contra los ultras (que según el dictamen del libro de estilo de EP solo pueden ser de derechas). 
Hubo ciertos casos especialmente sangrantes, nunca mejor dicho. El director del Festival de Cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, en la presentación ante la prensa de la muestra, lanzó una soflama contra la extrema derecha que por lo pronto no venía a cuento, salvo como propaganda ante la próxima cita electoral: él tenía amigos de todos los bandos y banderías, respetaba todas las ideas políticas... menos naturalmente la extrema derecha y quienes se asociaban con ellos. ¡El festival donostiarra, que durante largos y vergonzosos años se entendió con los etarras en un pacto secreto pero evidente para que ellos mataran donde quisieran menos en la alfombra roja! Y todos los años se permitía una aparición de la infame turba el día de la inauguración para que dieran los vivas de rigor y exhibieran sus pancartas reivindicativas, precio que pagar para que después respetaran la fiesta... ¡Ah, pero los ultras — siempre de derechas— no pueden ser consentidos! Luego, el festival comenzó con un falso documental que no era más que una larga entrevista de Jordi Évole a Josu Ternera (como dijo Oscar Wilde de la caza del zorro a caballo: "Lo inefable persiguiendo a lo incomible").

viernes, 26 de enero de 2024

Don Silverio Hualde, el cura de Lezcairu

El Lezcairu de toda la vida, en 2009
ENTREVISTA (Revista "Al revés", marzo 2021)
Silverio en la plaza
de las Dominicas
Silverio Hualde Pérez: "Lezcairu me devolvió multiplicado lo que le di"
"Siento alegría al ver aquellas casas de El Soto renovadas. Me recuerdan a unos vecinos que lo dieron todo. ¡Aquello fue una familia!"

Silverio, que tiene en la actualidad (marzo 2021) 85 años, en la plaza donde estuvo la huerta de las Dominicas, en el barrio de San Juan de Pamplona, donde vive con una hermana.

Cuando se construyeron las primeras casas del Soto de Lezcairu, en 1958, la parroquia de Cristo Rey adquirió una bajera y un piso. La intención: acoger a los feligreses del barrio. De esta manera, Cristo Rey nombró sucesivos coadjutores para Lezcairu. Silverio Hualde fue el segundo de ellos y acompañó a aquellas gentes de 1964 a 1979. "Ahora -como indica el propio Silverio- este cura, sin moto y con 85 años, ya no es el mismo. Pero es maravilloso revivir los mejores años de mi vida, pues me siento presente en medio de esas buenas personas, con la juventud inicial".

Antes de nada, preséntate, Silverio...
Soy Silverio Hualde Pérez, tengo 85 años (ahora 88) y nací en Vidángoz (Valle de Roncal). Yo recuerdo que de pequeño quería ser como el cura de mi pueblo: ésa era mi vocación; además, en Vídángoz había varios seminaristas y eso me animó definitivamente, así que estudié en el Seminario de Pamplona durante 12 años, hasta que salí de allí y fui a Urraúl Bajo (Sansoain, Ozcoidi, Nardués).

¿Lo siguiente ya fue ir a la Parroquia de Cristo Rey?
1964: recién terminada AMP
Sí, llegué como coadjutor en 1964, con 29 años de edad. Desde el principio, entre mis actividades más importantes estaba "ocuparme" del Soto de Lezcairu, donde celebraba Misa los domingos, hacíamos catequesis, clases de recuperación, encuentros con jóvenes, vida social...

¿Qué tal le recibieron aquellas gentes?
Fue muy fácil para mí integrarme en la vida del barrio, y acompañé con mí presencia al desarrollo y la evolución de un núcleo naciente: gente joven, con muchos niños. Me acogieron muy bien y entre todos fuimos mejorando la vida, los nexos... Nos implicamos todos en la mejora y el desarrollo de la vida social. Muchos, al ver mi cercanía y cariño hacía ellos, me devolvieron multiplicado lo que yo les di a ellos.

La mejora del campo de fútbol fue un hito importante...
Silverio, Paco, Salvoch, Morales, Pepito, Patxi,
Javier, Fernando Blas, Gascue, Ricardo, Sabino,
Antonio, Morales, Pablo
Sí, aquello articuló gran parte de la vida social. Comenzamos mejorando las condiciones del Campo de Fútbol del Ayuntamiento, anexo a nuestro barrio; hicimos vestuarios, pusimos porterías, echamos tierra y arena para evitar el barro... Recibimos una subvención y hay que destacar una participación popular ejemplar: se hizo todo en auzolán. Recuerdo el día que inauguramos, con un partido entre solteros y casados; la cosa acabó en empate. Yo jugaba de delantero, siempre he tenido mucha afición, y algún gol creo recordar que marqué (risas). Los jóvenes me presionaban para participar en el Trofeo Boscos, así que también fundamos el Club Deportivo Lezcairu, que en 2018 cumplió 40 años; había afición y muchos de ellos jugaban bien.

El piso de la Parroquia también fue crucial...
Guillén 2002 Campo de ofita
Era uno de los lugares sociales y culturales del barrio: servía para clases de recuperación, catequesis, encuentros de jóvenes, asociación de vecinos... había mucho por hacer y muy pronto se implicaron jóvenes y mayores, de una manera ejemplar. Así las cosas, yo me dediqué a esa labor con mucho interés y cariño; hacía falta; y mi presencia era positiva y bien acogida por parte de todos.

¿Qué poso le queda de aquellos años?
Fui feliz, todas aquellas personas siguen presentes en mi vida.

También surgen las fiestas...
Sí. Había costumbre (más que centenaria) el Día del Pilar (12 de octubre, pincha), de que la gente de Pamplona bajara al Soto a merendar. Por ese motivo, los jóvenes, apoyados también por los mayores, comenzaron a celebrar las fiestas del Pilar. El primer año trajimos un acordeón y juegos para niños. La piñata no duró ni dos minutos (risas)... ¡Qué bonito fue aquello! Era 1970, y el acordeonista vino de Badostáin.

El barrio tenía carencias
Claro, como todo lo que está en formación. Junto con la Asociación de Vecinos, fuimos varias veces al Ayuntamiento de Pamplona para pedir que nos pusieran Villavesas. Al final, nos pusieron un servicio al día, que no era poco. Por aquel entonces contábamos 96 vecinos en los bloques de casas, y algunas casas sueltas de otros habitantes del lugar, en total unos 110 vecinos.

Ha pasado el tiempo...
A la dcha, el Monte de las Aguas
¡Y tanto que ha pasado! Este cura, sin moto, sin Vespa (en aquellos años llegaba al barrio en moto, la dejaba al cuidado de los niños del lugar, y cuando volvía estaba intacta) y con 85 años, ya no es el mismo... no puedo bajar como antes a revivir sin duda los mejores años de mi vida, pero me siento presente, en medio de esos vecinos, con la juventud inicial.

¿Cómo fue su marcha?
El Obispo nos cambiaba de parroquia a los curas según necesidades, y yo fui destinado a San Fermín. Después a San Juan Bosco y finalmente a San Saturnino, donde estoy desde 1999, hace 22 años. A los vecinos de Lezcairu y a mí nos habría gustado continuar más tiempo disfrutando de nuestra convivencia, pero hay que atender a todas las parroquias... El coadjutor que me sustituyó fue también muy querido, Juan Martín Seminario, que estuvo hasta 1994 y ya ha fallecido. Fue un regalo del cielo para Lezcairu. Con mi ausencia, el barrio siguió creciendo.

¿Qué le parece Lezcairu hoy día? ¿Se ha acercado a verlo?
2023, revestidas y con ascensores
Sí que he bajado a pasear alguna vez. Para mí es una alegría grande la nueva cara de las casas antiguas del barrio, del Soto, del embrión de lo que es hoy un gran barrio. Esas casas me recuerdan a unas gentes que lo dieron todo. También quiero decir que los nuevos vecinos tienen mucha suerte con los servicios con los que cuentan ahora, y que espero que continúen soñando en Lezcairu, como lo hicieron sus antepasados. ¡Porque aquello fue una familia!

¿Algo que añadir?
Sí, resaltar para que se tenga en cuenta que, como en tantas cosas de la vida, lo más importante no se ve. Queda oculto. No se ve la riqueza de las relaciones humanas creadas... Utilicé este texto para el 40 aniversario del C.D. Lezcairu, celebrado en 2018, y me ha parecido bonito recordarlo.

jueves, 25 de enero de 2024

Entrevista a los Breks en 1966

Jesús Mari Gómara, José Luis Salcedo, José Javier Ruiz, José Ignacio Abárzuza, Luis Pardo
Me lo suelo encontrar a media tarde. Va por la av. Bayona camino de San Saturnino. Este lunes lo paré y le pregunté si se acordaba de los Breks.
—¡Sí hombre, sí! Abárzuza...
2015 Silverio Hualde San Saturnino
A sus 88 años, don Silverio Hualde empezó a recitarme el nombre de sus componentes. 
Como sospechaba, fue él quien les dejó una sala para ensayar en la nueva Casa Parroquial de Cristo Rey.
Un día el párroco, don Nicolás Muruzábal, le riñó porque habían hecho baile.
—Naaada, los padres de los chicos...
Don Silverio era así, le quitaba hierro a todo. Tenía carisma: nos parecía que hacíamos lo que nos daba la gana y era al revés: hacía con nosotros lo que quería y sin que nos diéramos cuenta (Nota: si a alguien le parece que exagero, que lea el final de la entrevista).
Me cogió del brazo y me llevó a su casa para darme una revista con una entrevista que su hermano Javier, capuchino, les hizo a los Breks en junio de 1966:
—Toma, para Desolvidar
Nunca mejor dicho.

Entrevista de JAVIER HUALDE
EL "CONJUNTO" UNO A UNO 
Comenzaré por presentarles el «Conjunto» uno a uno.
José Ignacio Abárzuza, guitarra bajo, 19 años recién cumplidos. Estudia preuniversitario y se le nota. Es genial en sus observaciones y lleva aires de prudente que le hacen exclamar:
—¡No sé en qué acabará esto, ni hasta dónde!...
—Llegaremos a la fama. Nuestro Conjunto sonará. —El que interrumpe con esta impetuosa espontaneidad es Luis Pardo, guitarra solista. Estudia electrónica y sólo cuenta 16 años en flor y ya granados de sueños.
Jesús María Gómara, «Chiqui» para sus amigos, es el elemento desmandado del grupo. Batería, 17 años y con un olfato de economista muy por encima de su edad.
—La música es el lenguaje más directo y apropiado para el amor. Este es José Javier Ruiz, romántico hasta las cachas. Le chifla el paseo nocturno, en solitario, tomando el pulso a la ciudad dormida. Toca rítmica, tiene 19 años y trabaja en una oficina.
Y el que queda es José Luis Salcedo, gemelo de Luis en años. «Hago como que canto». Tiene un sentido de la música que trasciende a toda su persona. Bueno, hasta hartar.
Como ven ustedes, es un Conjunto juvenil y de empuje. Visten y hablan con toda normalidad. Tirando a serios. Pero de tímidos, nada. Y pese la diferencia de temperamentos, tan acusada, armonizan estos pamplonicas que da gusto.

HABLANDO DE MUSICA...
 José Ignacio Abárzuza José Luis Salcedo José
Javier Ruiz Jesús María Gómara Luis Pardo
—¿El porqué de este fenómeno de los conjuntos musicales?
—Muy sencillo. Si se reproducen tan abundantes y variados es debido a que la música moderna toca de cerca las fibras más sensibles del corazón adolescente. Cala hondo y se adapta mejor a nuestro peculiar modo de ser que las melodías cantadas por la juventud en tiempos pasados. Es música que se vive y de ahí a tomar parte activa, a formar conjuntos no hay ni un paso.
—¿Cómo surgió el «Conjunto de los Brecks?».
—Siendo «Chiqui» y yo —se explica José Ignacio— unos críos ya hacíamos nuestros pinitos jugando a grabar en magnetofón. Pero como tal conjunto se bautizó el primero de mayo del pasado año. Con un instrumental escaso, lo imprescindible y de segunda mano. Luego fuimos mejorando y lo que se dice actuar hace cosa de seis meses cuando descubrimos a José Luis y su virtuosismo para el canto.
—¿Cuántos «Conjuntos» hay en Pamplona y qué puntuación tiene el vuestro?
—Lo que se dice «Conjuntos» de cierta altura y renombre, unos doce. «Los Duendes» van en cabeza, así lo creemos. Detrás el resto y entre ellos, uno más, nosotros.
—¿Hay pique, sus más y sus menos, de un conjunto a otro?
—Precisamente envidia, pues no. Ahora, competencia muchísima y gracias a Dios. Habiéndola es como no se puede sestear a pierna suelta sobre los laureles. La competencia es, como diríamos, algo así como un bichito que te molesta pero te despabila.

No es lo normal el que todos convengan pero esta vez hablan al unísono cuando tratan de perfilar los caminos que llevan al triunfo: Personalidad bien definida,. calidad y mucha suerte.
—¿Nada más y nada menos?
—No estaría nada mal un impacto de publicidad. También cuenta lo suyo el hacerse con un buen representante. Y eso sí, caer en gracia. En este sentido y sin pretensiones creemos haber caído de pie. —Eso de grabar vamos a dejarlo. Sólo estamos bautizados pero no «consagrados». Y perdone la irreverencia del lenguaje. De momento ni hablar del peluquín. Aunque podemos adelantarle que estamos en tratos con una casa comercial.
—¿En vuestro repertorio figuran canciones propias?
—Para ser exactos, cinco canciones. Por si le interesan estos son los títulos: «Quiero estar contigo», «Ya no te quiero», «Mójame», «Vicio» y «Escucha mi dolor». José Ignacio se las arregla para componer la letra. Y se le da eso de la poesía. La parte musical corre a cargo de todos un poco. Iríamos demasiado lejos afirmando que aportamos algo nuevo a la música moderna. Es hoy tan difícil. Pero evitamos a toda costa el plagio.
Ver comentario de Anamary
Uno goza conversando con estos chicos. Te las cogen al vuelo y en las respuestas hay su buena dosis de madurez. Reparten cigarrillos y fuman los cinco. Me fijo de propósito en la marca y son «Celtas».
—¿Cuál es, a vuestro juicio, el Conjunto más logrado del mundo?
—Los Beatles, sin discusión. Son reyes y maestros del ritmo y melodía actuales.
—¿Y a escala nacional?
—Los «Flecos» y los «Cheyenes» hoy por hoy destacan a muchos codos.
—¿La música moderna es mejor o peor que la clásica?
—Ni mejor ni peor, simplemente es distinta. Cada una a su tiempo y en su género. Tchaikovsky, Liszt, Albéniz, por este orden, son nuestros preferidos.
—Y a todo esto... ¿qué dicen vuestros papás?
—Con guasa y todo ¿eh?... Pues lo ven pero que muy bien. Un poco extraño ¿verdad? Les parece tan estupendo que sin su ayuda el equipo instrumental de que disponemos, por valor de 200.00 (sic) pesetas, hubiese sido imposible adquirirlo sólo con nuestras actuaciones. Aun reconociendo que se saca bien.

...Y DE CÓMO ESTA LA JUVENTUD
Sin notarlo, se puede decir, la interviú va derivando en temas de trascendencia. Con música de fondo cada vez más apagada continúa la charla.
—¿Qué opináis de la juventud?
—Demasiado traída y llevada. Excesivamente bandeada. Ya llega a cansar el sensacionalismo de la prensa tanto a favor como en contra. Se ha abusado del tema hasta crear un clima tenso en torno a la dichosa «incomprensión». Creemos que no es para tanto la diferencia de las juventudes del twist a las del charlestón.
—Se dice que la juventud actual carece de ideales...
—Nos movemos al compas de las prisas, en un mundo agitado y velocísimo. Y a esta marcha es inútil el intento de pararse a pensar. No hay tiempo ni ganas. Por otra parte la sociedad en la que vivimos presenta de continuo pequeños ideales para todos los gustos: fines de semana, guateques, deporte, planes y proyectos que llenan por el momento y hacen olvidar aspiraciones más altas y nobles.
—Y hablando de chicas...
—Así, en general, la chica ye-yé carece de personalidad, tira a extravagante. Va perdiendo la feminidad que por otro lado va recuperando el hombre.
—¿Y por qué siempre el tema amoroso en las canciones?
—Porque la canción es el canal más adecuado para este tipo de emisiones. El amor lo lleva el joven a flor de sangre y de piel y fluye como la nota más afinada. Tenga en cuenta que la letra no es lo definitivo, pues queda relegada a un tercer plano. La música se lleva lo suyo y el ritmo es la clave del éxito de la canción moderna.
Casa Parroquial hacia 1965
—¿Cabe moralizar desde un micrófono y a golpes de guitarra?
—Es difícil, más difícil de lo que pueda parecerle. El público es exigente y como no toques lo que «suena» en todas partes, la consabida rechifla. En todo caso puede darse una selección de programas, poner sordina a ciertos ritmos y melodías, evitar el histerismo y otras cosas peores.
—¿Os lleva mucho tiempo el ensayo?
—Un promedio de dos horas diarias. Los domingos hasta cinco horas. Ensayamos en un reservado de la Casa parroquial de Cristo Rey. Pertenecemos a la rama de juventudes católicas de dicho Centro. Y a mucha honra.
Disfruto viéndoles así de satisfechos, dinámicos, lanzados y con cabeza. ¿Hasta dónde llegarán estos chavales?
—Llegaremos a la fama. Nuestro «Conjunto» sonará...
J. H.