domingo, 31 de julio de 2022

Hatortxu 2022: demasiadas "manos solidarias"

Hatortxu 2022: demasiadas manos solidarias
Navarra, y Villava más en concreto, podrían pasar a la historia por acoger una iniciativa musical que no reclama la atención pública sobre una injusticia o una epidemia, sino que homenajea a un grupo de criminales que cumplen condena por haber asesinado a casi un millar de personas y por haber hipotecado la normalidad de su país, la de todos nosotros, durante las cuatro últimas décadas.
Para más inri, "se han producido 3 agresiones homófobas y 5 sexistas en el festival y se han visto obligados a dar por terminado el evento (de 48 horas) una hora antes de lo previsto. 
Como dice un comentario:
hartodetodo
Ostras!!!! en 2 días, 8 agresiones.... y nos cuentan la película que han terminado 1 h antes por esto, jajajajj no se lo cree ni ellos. Lo que tenían que haber hecho es poner fin al festival con la primera denuncia. Hipócritas.
¿Dispersión, qué dispersión?
Manipulando el villancico "Ator, ator, mutil etxera" (no te lo pierdas)
"Hace 23 años que Hatortxu nació con el objetivo de denunciar la dispersión y paliar los gastos que ésta suponía", recuerda la organización.
¿Dispersión, qué dispersión? ¡Si el etarra que no está ya en su casa (previamente homenajeado) está en cárceles del País Vasco, que ya ha asumido las competencias de prisiones! 
El número de presos de ETA que ha llegado a Euskadi es también creciente más de la mitad de los 183 de la banda. El resto están en las comunidades limítrofes y poco a poco están llegando a las tres prisiones vascas.
Desde el pasado 1 de julio, fecha en la que se aprobó el traslado de Iñaki Bilbao y otros tres internos que estaban en cárceles andaluzas, ningún preso de la banda terrorista está en prisiones situadas de Madrid al sur peninsular. De los acercamientos realizados en 2021, 70 fueron al País Vasco y 9 a Navarra. Durante el pasado 2021 también se aprobaron ocho terceros grados para presos de ETA, así como otros seis han obtenido la libertad condicional.
Además, en 2021 se ha llevado a cabo la transferencia en las competencias penitenciarias en el País Vasco, lo que supone que sea el Gobierno autonómico el que adquiera dichas competencias. Una medida aprobada por el Gobierno que ha motivado las quejas de colectivos de víctimas, temerosas de que se incremente las excarcelaciones. 
Las Asociaciones de Víctimas llevan meses denunciado que hay un pacto con EH Bildu de "presos por presupuestos" y reclamando colaboración con la justicia antes de aprobar beneficios.
Actualización 3 de agosto
Acercan a Navarra a los asesinos de Tomás Caballero, José Javier Múgica y Francisco Casanova

Así pues, con este panorama, a Hatortxu lo que le importa es seguir haciendo negocio homenajeando a ETA.
Esperemos que, después de este año, ni el Gobierno de Navarra ni el Ayuntamiento de Villava consienta esta pantomima de "evento solidario" que constituye una humillación a las víctimas de ETA.

sábado, 30 de julio de 2022

Origen de las patatas bravas

Tarjeta de La Casona y fotografía de la taberna en 1955 SANTOS YUBERO
Diario de Navarra 26/08/1964:
"El caso fue que en una bodega tres madrileños pidieron la jarra de blanco y una fuente de «patatas bravas» De tal forma llaman en la Villa del Oso y del Madroño a las patatas cocidas en una salsa especial, pero con dosis masivas de picante. En Pamplona también las venden". 
Alguna vez, comiendo unas patatas a la brava en el Ganuza (bien regadas de un vino de la tierra), nos habremos preguntado quién inventó esa maravilla gastronómica
 Ana Vega nos da la respuesta.

La cuna cántabra de las bravas                                                        por Ana Vega (19/07/2022)
Cuando le pregunto a Joseín Villanueva dónde y cuándo comió por primera vez las patatas bravas me responde sin dudar ni un solo segundo: «En La Casona, en 1949». Joseín, toda una institución de la gastronomía cántabra, va camino de los 90 años pero tiene una memoria fabulosa. Me atiende por teléfono durante una de sus cotidianas visitas al hotel-restaurante que él mismo fundó en Comillas en 1967, el "Joseín", y me explica por qué recuerda tan clarísimamente aquel momento en el que probó las bravas. Tenía tan solo 15 años y acababa de llegar a Madrid para estudiar en la Escuela Nacional de Hostelería. Seguía los pasos de su padre, también llamado José Villanueva, también cocinero y también fogueado en los mejores fogones madrileños.
Vistas desde el Joseín, en Comillas
Los dos Josés llegaron a la capital en 1949, uno para quedarse allí y el otro para ejercer brevemente de acompañante y paternal guía por la gran urbe. Antes de dejar instalado al chico visitaron varios negocios de paisanos y antiguos colegas.
Joseín recuerda perfectamente que estuvieron en el famoso mesón Casa del Abuelo (c/ Victoria, 12), donde triunfaban las gambas a la plancha, y que saludaron a otro hostelero cántabro, jefe de cocina en el Hotel Gibraltar (Aduana, 19). Pero la primera parada fue en La Casona, una taberna montañesa de nombre, estilo y obra. En aquel local situado en el 3 de la calle Echegaray fue donde no solo Joseín sino todos los madrileños conocieron esas patatas con salsa picante que ahora llamamos "bravas". Las servían como tapa gratuita con cualquier consumición. Joseín recuerda bien el éxito que tenía aquel plato, por entonces una auténtica novedad, y las colas que solía haber en la puerta para poder entrar y disfrutar de aquellas deliciosas patatas. Aún no se denominaban "bravas" ni nada parecido, simplemente eran "las patatas de La Casona" o "patatas casonas".
Luis Carandel, "Vivir en Madrid"
Les puedo prometer y prometo que esta sí es la buena y que aunque existan honrosos pioneros de las patatas picantonas (Las Bravas y Docamar en Madrid, La Patata Brava en Zaragoza o La Mejillonera en Valladolid) su cuna original estuvo en esta Casona de la que hoy les hablo.
Casa Pellico, otro tradicional contendiente en la paternidad bravera, nunca ofreció estas patatas como aperitivo y no porque no tuviera dónde. Enrique Pellico Valmori, oriundo de Bobia de Arriba (Asturias), llegó a tener un emporio dedicado a la venta de vinos y licores con cinco sucursales en Madrid. Sus diferentes casas Pellico aparecen profusamente en la hemeroteca desde 1910 y hasta los 50, pero jamás asociadas a patatas de ninguna clase. Sin embargo La Casona no cuenta únicamente con el irrefutable testimonio de Joseín Villanueva, sino con numerosas referencias en prensa y literatura.
Luis Carandell, en su libro ‘Vivir en Madrid’ (1967), escribió que «La Casona es el sitio típico de las patatas a la brava». Ignacio Aldecoa mencionó ampliamente el sitio en ‘Los pájaros de Baden-Baden’ (1965), mientras que Francisco Umbral recordó en sus ‘Memorias eróticas’ (1992) cómo de joven se ponía ciego a tinto y patatas bravas -para entonces ya había cuajado el nombre- en Echegaray. En 1980 Xavier Domingo apuntó en su columna de ‘Cambio 16’ que «nadie que haya vivido la tragicómica bohemia madrileña de los años 40 puede olvidar aquellas célebres 'patatas casona' de cierta tasca del mismo nombre, en la calle Echegaray, a la que daban justo renombre».
2019, todavía con su tejadillo característico
Echegaray (date un paseo en 2013) era una arteria del Madrid más castizo. Tan llena estaba de mesones, tabernas y colmados que llegó a ser conocida como ‘el barrio de la humedad’. El bar los Gabrieles, el tablao Villa Rosa, la taberna La Venencia, la Bodega Antonio o el restaurante asturiano El Garabatu conformaban una oferta tan ecléctica como el público que los visitaba. En su ‘Guía secreta de Madrid’ (1975) el periodista Antonio Domínguez Olano evocaba La Casona y sus «patatas a la ídem, tremendamente picantes», capaces de atraer a dos tipos de clientes muy distintos: «El de chateo, que recorría todas las ‘estaciones’ o ‘iglesias’ -así se llamaba a las tabernas- de la zona, y los que iban a tomar asiento, artistas de teatro que trabajaban en los teatros cercanos: Español, Comedia, Reina Victoria y Arniches».
Cuando Joseín y su padre estuvieron allí en 1949 La Casona llevaba muy poco tiempo abierta. De quién la regentó y cómo intentó sacar provecho a su invento les hablaré la próxima semana, pero les puedo adelantar que fue un cántabro de Alceda (Corvera de Toranzo) y un hombre singular.

Actualización 31 de Julio
Las patatas bravas del cántabro Joaquín Villegas,  / HOY
Aquí está la continuación del artículo: El olvidado padre de las patatas bravas

Salvemos (tú y yo) el Momentico de la procesión

Escupidos, acosados, insultados, agredidos... ¿a qué esperamos?
Hoy, por culpa del "Taponcico de Curia", estamos a punto de perder -si no lo hemos perdido ya- "el Momentico" del atrio de la Catedral. Voy a intentar descubrir su origen y esencia para que tomemos conciencia de lo que nos quieren arrebatar estos matones, la manada de la calle Curia, reventadores de las Fiestas de Pamplona. (¿Por cierto, ha dicho algo Paz y Convivencia?).
Hace unos días lo reconocía la Peña Mutilzarra, agredida el 14 por ellos mismos: ´
Ya destrozaron la Marcha a Vísperas con esta misma táctica y estamos a punto de perder otro acto sanferminero más, llamado anteriormente “el momentico”.
Origen del Momentico
1. Desolvidar 
Otro momentico. Eduardo Buxens
En junio, en vísperas de los Sanfermines de 2009 escribía en Desolvidar:
En San Fermín, en las últimas décadas, se viene hablando de “momenticos”. Aunque, como dice Juan Charrasqueado, el mejor es el que tú te encuentras, el momentico por antonomasia es el del 7 de julio a las 14:00 h. en el atrio de la catedral: los Gigantes bailan mientras se bandean las campanas y repica la Campana María. Los gaiteros apenas dejan oír el sonido del chistu. La Corporación se despide del Cabildo y regresa por las calles Curia y Mercaderes con la Alcaldesa como abanderada. Suena -arriba de Curia- “El Asombro de Damasco”.
2. Viñes  
J.J. Viñés, 1973, alcalde y de pamplonica
José Javier Viñes, alcalde en los Sanfermines de 1973, concreta algo más:
Acabada la ceremonia religiosa otra vez de vuelta, hasta el mismo atrio del Catedral para despedir al Arzobispo y Cabildo con una explosión de música, de bandeo de campanas de la Catedral con toda la campanería y de contrapunto la Campana María, la gorda, la Mayor, las gaitas y chistus y el vuelo de las sayas de los gigantes girando y girando en el Atrio Catedralicio, en un momento difícil de olvidar por su espectacular belleza. Uno de los momentos más bellos, que, en años posteriores, comenzó a llamarse “el momentico”
Así pues, en el año 1973 todavía no se hablaba del Momentico, pero "en las últimas décadas..." anteriores a 2009, sí se hablaba.

3. La Trastienda (1975)
Después de todo lo que se ha dicho de La Trastienda..., que si el destape, que si la Cantudo.., te esperas una visión de los Sanfermines muy deformada. Sin embargo sorprende contemplar el Momentico (aunque aún no se llamara así) desde las campanas de la Torre Norte y el repique del badajo de la Campana María. Ver a los Gigantes bailando en el atrio desde esa altura es algo que sólo habían visto los campaneros. 
Jorge Grau disfrutó de un buen informador. Son sólo 27 segundos, pero impagables:
Sin embargo, no hay ninguna prueba de que en 1975 se llamara "el Momentico".

4. Hemeroteca Diario de Navarra. 1987
Ecijano II,  Paco Apaolaza y su hijo Foto Silvia Ollo
Doce años después, la hemeroteca de Diario de Navarra utiliza el término "momentico" por primera vez el 8 de julio 1987. Se trata de una crónica  del malogrado Paco Apaolaza sobre la peligrosa corrida del día 7. 
El título lo dice todo: 
Pero qué miedo. Toda la tarde con la carne de gallina de ver y de sentir el espectáculo que se desarrollaba en la plaza con los toreros pálidos, las cuadrillas inseguras, los caballos por los aires, los toros empujando y embistiendo y todo el mundo callado con un nudo en la garganta apiadándose de los esforzados artistas que tenían que vérselas con seis feroces, ¿he dicho feroces?, pues eso, seis feroces bóvidos de una afamada ganadería que vino a Pamplona a debutar en la Feria del Toro. ¡Qué susto! Ni el champán mitigaba la sequedad de la boca pastosa ya de tanto sobresalto y tanto puro masticado. A mí, ni el café irlandés, absolutamente genial de las Irigoyen en la grada 3 me supo a nada. Nadie habló de copas ni del cuerpo cortado. Nadie habló del ligue ni del momentico, del bailongo o de dónde cenamos, nadie...
Fijaos que Paco habla del momentico como de pasada, sin detenerse a explicarlo, dando por supuesto que todo el que le leía sabía de sobra qué era "el momentico".
Por tanto, aunque en el 73-75 no se hablaba del momentico, en el 87 (doce años después), era vox populi, se sabía de sobra.

5. Fernando Pérez Ollo
Y mirad lo que dice Fernando Pérez Ollo en La Fiesta (1996):
Perdido el número del cadí, ha surgido otro, que no está en el programa, pero lleva camino. Todo se andará. La culminación de la jomada ritual de San Fermín estalla cuando la comitiva de canónigos papirroyos y ediles embutidos en el frac llegan a la catedral. Las campanas atruenan, en especial la “María”, que suma doce toneladas de bronce abiertas en una boca de dos metros y medio de diámetro; las gaitas se vuelven más chillonas y dominantes que nunca; los txistus apenas se insinúan; la banda se hace oír; el órgano ataca el Himno de las Cortes de Navarra, no se sabe bien por qué lógica oculta; el griterío y la masa sonora superan la Sinfonía de los Mil, la “Octava” de Mahler. El cortejo oficial va hasta la sacristía de canónigos y se despiden civiles y eclesiásticos, mientras fuera, en la plaza enrejada, sigue la bulla al sol de las dos de la tarde, que son mediodía. La mejor manera de gozar esa locura de colores, de sonidos, de luz y ruido es entrar en la catedral y ver desde la sombra la explosión exterior como una fotografía imposible guillotinada por el rectángulo de la puerta mayor, bajo el rosetón abierto en el hastial que protege el atrio neoclásico. Es una visión inolvidable y una amalgama estentórea, tan cortas que han dado en llamarle “el momentico”. Yo lo describí dos o tres años seguidos, hace más de veinticinco, y José María Iribarren me advirtió: “Te arrepentirás, como me arrepiento yo de haber escrito de la procesión, porque ahora ha cambiado tanto que no la veo”. Entonces estábamos en los últimos bancos de la nave, de espaldas al altar y cara a la puerta, apenas media docena de curiosos. Ahora dicen que aquello es la guerra, no lo sé. Y además el nombre me parece un poco bobo.
Ese "han dado en llamarle el momentico” dice más de lo que parece. El nombre es reciente, no muchos años antes del 96 (ahí se ajusta bien la fecha de la hemeroteca: 1987). Y otra cosa: Fernando no sabe quién bautizó así al momentico. Él, 25 años antes, habló de esos instantes ("Yo lo describí dos o tres años seguidos, hace más de veinticinco" o sea, hacia el 71). Lo describió, pero tampoco lo bautizó.
Cita además a Iribarren como alguien que escribió sobre la procesión y que le advirtió de que no era bueno escribir sobre ella porque moriría de éxito.
Pero -por lo que dice Fernando Pérez Ollo- ninguno de los dos bautizó al momentico.

6. Jesús Górriz: "Madariaga me pone la piel de gallina"
Por todo ello me sorprende que un año después del escrito de Fernando, en el DN 11 de julio de 1997, en una entrevista al poeta pamplonés Jesús Górriz que acababa de presentar su nuevo libro, «Nuestros Sanfermines»,  éste afirme con total rotundidad:
-Cuáles son sus momentos preferidos de las fiestas? 
-A mí me encanta lo que José María Iribarren bautizó, allá por los años cuarenta, como «el momentico». Tiene lugar en el atrio de la catedral cuando el ayuntamiento acompaña a los canónigos a «su casa». 
-Hay algún otro «momentico» que le emocione de una forma especial? 
-Otro de mis momentos preferidos es escuchar la jota de Joaquín Madariaga. Se me pone la piel de gallina, me dan escalofríos en la columna vertebral...
Joaquín Madurga
Jesús Górriz confunde divertidamente Madariaga con Madurga. Un lapsus lo tiene cualquiera. Y el periodista  no sólo no lo corrige sino que lo pone como titular... 
Jesús Górriz afirma que "José María Iribarren bautizó, allá por los años cuarenta, como «el momentico»". ¿En qué libro, en qué artículo? Y si lo hizo "allá por los años cuarenta", se hace demasiado extraño que no aparezca en la prensa hasta 1987, casi medio siglo después.
Puesto en contacto con José Miguel Iriberri, cronista de nuestra ciudad y de sus fiestas desde mediados de los 60, me confirma la afirmación de Jesús Górriz.
Y me envía el texto exacto en el que aparece la paternidad de Iribarren:

7. "Lo mejor de los Sanfermines" (1963). José María Iribarren
"Sanfermines" (1970), de José María Iribarren, es una recopilación de diferentes artículos escritos a lo largo de años. El dedicado al Momentico se titula "Lo mejor de los Sanfermines" y lleva, al final, la fecha de 1963. Pero -me dice Iriberri- seguro que está retocado de otro anterior.
Dice así:
...final álgido, emocionante, tenso y conmovedor. Para que todo suene en este instante,  el agrio son de los clarines municipales, acentuado con golpes de timbal, resuena bajo el atrio, tras la noble columnata corintia de Ventura Rodríguez. Es cuando la Ciudad entra en el templo entre la doble hilera de los danzaris. 
¡Sí, amigos! Es el mejor momento de las fiestas. El que pone en la médula un dulce escalofrío de emoción. El que compensa a nuestros concejales del tormento de las comisiones. El que obliga a exclamar a los forasteros: 
—¡Esto es único! 
—Esto no se improvisa. 
—¡Estupendo! ¡Magnifico! 
—No hay ciudad donde bailen los gigantes tan bien como en Pamplona. 
Fotógrafos y operadores de cine recogen en sus cámaras este momento único, esplendoroso, en que el sol, las campanas, el colorido de los indumentos, el brillo de las cruces, la música y el revuelo frenético de los ocho gigantes celebran la llegada de las autoridades a la Catedral. 
No hay ciudad donde bailen los gigantes tan bien como en Pamplona
Vale, no dice "el momentico", pero sí dice "instante", "el mejor momento", "momento único". Y lo dice en 1963 (si no antes). Es pues la descripción más temprana del momentico y la que que más se ajusta al pie de la letra del término "momentico". 

Conclusión
El padre del concepto ("instante", "el mejor momento", "momento único") es J.M. Iribarren, entre los años 40 (así dice Górriz) y 63 (fecha del final del artículo).
Mari Cruz, a pie de calle Mayor (1985-86)
El termino exacto "el momentico" surge en la Transición y primeros años de la Democracia, cuando la procesión, que languidecía durante la Dictadura, cobra un vigor extraordinario gracias a la Jota de Joaquín Madurga (7 del 7 del 77) y a la de Lizarraga (1973), cantada por Mari Cruz Corral (1985-86). El de la Plaza del Consejo y el de la calle Mayor eran Momentos de intensa emoción y para distinguirlos del breve instante del atrio de la Catedral, "los que estaban en la pomada" -seguramente inspirados en Iribarren- acuñaron el término "el momentico" para éste último.
Por eso, no aparece por primera vez en la hemeroteca de DN hasta los Sanfermines de 1987, en la crónica de Paco Apaolaza, pero ya como algo conocido y que no necesitaba explicación.
Y la conclusión más importante: los pamploneses no debemos consentir que nos arrebaten este momento mágico. ¿Qué podemos hacer? Ya lo dijimos en el artículo de Manuel Sarobe: el 28 de Mayo de 2023 ni un voto para Vildu (de vileza) ni para quien pueda darle la alcaldía al villano Asirón. Hay que botarlos, a base de votos, de las instituciones. Que no puedan enredar.
Pero, aunque sigan en la oposición, ellos van a seguir escupiendo, insultando, acosando y agrediendo a  la Procesión. ¿Qué vamos a hacer? ¿Quedarnos de brazos cruzados, viendo cómo se ríen de nuestras instituciones? 
Lo veremos en una próxima entrada.

jueves, 28 de julio de 2022

López-Jaureguizar, fuera de la "memoria democrática"

Alberto López-Jaureguízar fue testigo de un atentado en Bilbao y, conmovido, empezó a ir a funerales de víctimas de ETA y a poner una bandera de España con un crespón negro en su casa cada vez que ETA mataba a alguien. Ese gesto le costó la vida el 16 de julio de 1982.
Bildu ha conseguido que su asesinato -al ser antes de 1983- cuente como la "legítima lucha de ETA contra la Dictadura".

Memoria                                                                                                            por Pedro Charro 
Con esta ley -ha dicho la ministra Yolanda Díaz, refiriéndose a la de Memoria Democrática- vamos a reescribir la historia de España, lo que es una declaración de intenciones. 
La historia de España no puede fijarse por una ley, corresponde hacerla a los historiadores desde versiones múltiples, desde luego, pero con método, distancia y toda la objetividad posible. 
Para una historia unívoca, para una versión oficial, ya teníamos la de tiempos del franquismo, con sus correspondientes buenos y malos. 
Esta ley lleva tiempo de tramitación y cada vez ha ido a peor, hasta que al final ha salido gracias a Bildu, por lo que no es extraño que, pretendiendo denunciar las vulneraciones a la democracia y el recuerdo de quienes lucharon por ella, no cite ni una vez a la ETA, pese a ser la principal amenaza para la consolidación democrática, y la más empeñada en liquidar demócratas, y considera que el franquismo pudo durar hasta el 1983, lo que justifica el uso de las armas. Un momio. 
Alberto y Viki en 1972
Conviene sin embargo hacer memoria. Justo el 16 de julio de 1982 la Eta mató -entre muchos- a López Jaureguizar, delegado de Tabacalera y militante de Alianza Popular en el País Vasco que, tras presenciar un atentado en Bilbao quedó conmovido y comenzó a acudir a funerales de víctimas, en su mayoría guardias, en los que apenas estaba la madre y la viuda. Nadie ante aquellas muertes abría la boca, nadie se significaba. 
Entonces, por hacer memoria, AP y  UCD en el País Vasco, acosadas y con varios asesinados, perdieron más de la mitad de sus militantes, y quienes continuaron pidieron que no se les enviara correspondencia con el membrete del partido, para que no se les pudiera relacionar con él. 
La persecución al centro derecha fue implacable y logró -como en general con el resto de posiciones españolistas- su práctica extinción y el consiguiente monopolio del nacionalismo, es decir, la imposibilidad de un normal juego democrático. 
Por entonces, rechazar de frente la violencia de ETA te podía costar la vida y Jaureguizar se la jugó y la perdió. 
Reescribir lo ocurrido, si, como si algunos no pudieran soportarlo.

Éste es el hilo que publicó en twitter el 16 de Julio Consuelo Ordóñez:

miércoles, 27 de julio de 2022

SF 1952 Chupinazo desde el Vínculo

La mayor particularidad de los Sanfermines de 1952 es que el chupinazo cambió la Plaza Consistorial por la del Vínculo. Todos conocemos la imagen de portada, pero ahora -gracias a la recopilación de Antonio José Ruiz- podemos verlas en movimiento.
El motivo fueron las obras del Ayuntamiento, del que no se conservó más que la fachada
Para cuando llegaron las fiestas, ya habían levantado un par de pisos, como podéis ver en el Encierro, a su paso por Santo Domingo, que nos ofrece el NO-DO. Imágenes y narración magníficas, como casi siempre:
Vemos que las obras del Ayuntamiento no afectaron para nada al Encierro, pero sí al Chupinazo, al Riau-Riau y al arranque y final de la Procesión, como vamos a comprobar en las imágenes recopiladas por Antonio José Ruiz quien además hace una narración simpatiquísima.
Nos sorprende con un desencajonamiento en los Corrales del Gas, pasa a ofrecernos el Chupinazo desde la Plaza del Vínculo y los agobios del Riau-Riau a su paso por la calle San Miguel.
Tras el Encierro del día 7, vamos a la Churrería de la Mañueta, a saludar a Paulina y a Faustina, su madre.
Se nos hace raro ver a la Corporación por Sarasate para ir a la Catedral a recoger al Cabildo.
La Farola de los Braseros en enero de 1953. Col Arazuri. Ahí estuvo desde 1928 a 1958
Junto a la Farola de los Braseros, entonces rotonda frente a Casa Baleztena, vemos pasar a la Seur de entonces, al P. Ciriano, Joaquincho Ilundáin, al obispo (hasta 1956 no fue arzobispo Enrique Delgado Gómez). Militares, ejército y chortas (del vasco txorta: un poco, escasa graduación).
Se distrae Antonio Ruiz por la Plaza del Castillo, mostrando el ambiente del aperitivo, "don Nicanor tocando el tambor".
Pero, en seguida, continuamos con la Procesión, entrando desde Curia (sin reventadores) al atrio con los Gigantes, las cruces... para asistir al Momentico. Me sorprende que ya en 1952 hable del "Momentico". Yo creo que el término se empezó a usar mucho más tarde. De hecho, en la hemeroteca de DN no aparece hasta 1987. Pero ya tocaremos el tema en una próxima entrada.
Tras dejar al Cabildo en la Catedral, vuelve la Corporacíon al Ayuntamiento provisional, ahora por la Avenida San Ignacio.
Mulillas, salida de las Peñas (entonces tan graciosas) y termina el reportaje con unas imágenes del Tenis, con la Higa de Monreal contemplando los saltos de caballo, tiro de pichón y otras diversiones de la clase social más pudiente de Pamplona.
Ahí lo tenéis, doce minutos y medio de los Sanfermines de 1952. Yo tenía dos años y no me enteré, pero los he "vivido" ahora y me han encantado.
Gracias, Carlos Irigoyen -el último bandurriero pamplonés de categoría- por enviármelo

Por cierto, hoy que tanto se habla de "visibilizar", no estaría mal empezar con la placa que Antonio José Ruiz tiene en su casa del Rincón de la Aduana:
Hay gente pa'too; esperemos que hasta p'a visibilizar

martes, 26 de julio de 2022

Gallipienzo: "Dar de beber al sediento"

Hacia 1990 pregunté por un pueblo enriscado en lo alto de un monte. Era Gallipienzo. Aquel pueblo me acogió durante 25 años y, por lo que veo, sigue sorprendiendo y enamorando a todo el que se acerca, sobre todo si viene con sed de conocer.
(pincha en la etiqueta "Gallipienzo", unas 25 entradas, para conocer más)
Ahí está la fuente, Maps, Mirador de Gallipienzo
Dulce agua en Gallipienzo                                                         Daniel Molini Dezotti 26·07·22
Me gustaría compartir una carta abierta enviada al Ayuntamiento de Gallipienzo, que da cuenta de un gesto precioso de unos de sus vecinos. 
Estimados señores, lo primero que tengo que pedirles, antes de exponer lo que voy redactar, es perdón por mi intromisión. Mi nombre es Daniel Molini Dezotti y tengo el gusto de dirigirme a ustedes para comentar un tema que me produjo enorme satisfacción en mi último viaje por Navarra, que concluyó hace un par de días. 
Ustedes no me conocen, y esa ignorancia es recíproca; la mía mayor, agravada, por cuanto al leer vuestros nombres en el artístico buzón de madera no sabía dónde se situaba Gallipienzo, mucho menos la calle Cuesta. 
Llegamos con mi esposa, buscando rincones con encanto, sitios donde el paisaje se enreda con la historia y ambos, pasado y belleza, aunados con respeto, consigan hacer sentir que hay alternativas al turismo convencional de masas, de uso y abandono. 
Cuando transitábamos por la carretera en dirección al pueblo, serpenteando por caminos estrechos y vimos asomar el perfil urbano sobre un enorme promontorio, sonreímos, una sonrisa de alegría y gratitud por habernos atrevido a la excursión. 
Una vez allí, caminando despacito, recorrimos las calles empedradas, espiamos las maravillosas perspectivas del río Aragón, robamos decenas de imágenes de puertas antiguas, bisagras, columnas y flores, que nos trajimos incorporadas, y paso a paso, ascendiendo a pesar de los números: 40 grados de temperatura y 70 años de edad, llegamos al castillo. 
Muy cerquita de allí nos llamó una bomba para extraer agua. Al verla dotada de una cadenita que sostenía una taza de acero inoxidable, ambos comentamos la hermosura del detalle y ambos pensamos que tendrían que ser ustedes, los vecinos más cercanos, los encargados de custodiar ese monumento a la solidaridad, la de dar de beber al sediento. El artilugio mecánico lo hubiese hecho posible, pero ustedes, si es que fueron ustedes, agregaron amor al sistema hidráulico, y eso queríamos agradecer. 
Si no fueron ustedes quienes colocaron la taza en el lugar donde está, no se anula la felicitación, eso sí, sin faltarles el respeto me atrevería a nombrarles mantenedores de la misma, para que permanezca siempre limpia, siempre renovada, para hacer posible que cuando otra persona llegue a ese rincón, al lado mismo de vuestras casas, se vuelva a emocionar.
Con todo el respeto los saludo.

Me acaba de llegar (gracias Alex) la fuente, con su jarrita y cadenita, de la que habla Daniel Molini:
***
1989 Gallipienzo
Todo empezó cuando, hacia el 89, llegué a Gallipienzo y escuché a la gente del pueblo cantar, con otra letra, una canción cuya melodía me sonaba desde la más profunda infancia. Era una ranchera que enseguida me atrapó.
Me llevó 25 años dar con ella. Y aquí la tenéis, con las imágenes del pueblo de Gallipienzo. 
Va dedicada a aquel o aquellos labradores de Gallipienzo que aprovecharon una melodía tan hermosa para expresar sus reivindicaciones.
Y, por supuesto, a Pepe Guízar, cuya Primavera sigue viviendo, sin que él -casi seguro- jamás lo haya sabido, en este bello rincón de nuestra nuestra hermosa Navarra.

lunes, 25 de julio de 2022

La Cueva del Ran-Ran

"El ínclito Barceló en la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca 
ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!"
Veíamos en la entrada dedicada a las contraminas que las galerías de la Pamplona subterránea salían a la luz últimamente a través de Antoniutti.
De las contraminas construidas en Pamplona durante el siglo XVIII para combatir bajo el suelo a las tropas francesas, este año 2022 una se ha hecho visible en Antoniutti. Algo más de 10 metros de galería y “hermana” de otra aparecida en el parque en 2014.
Y augurábamos que las dos "hermanas" eran hijas de la famosa "Cueva del Ran-Ran", otra hija de la cual, mucho mayor que éstas, dio en llamarse "Cueva de la vaca", ya que en ella cayó una ternera en 1907.
Con estos escasos datos he iniciado una pequeña investigación sobre la madre, la Cueva del Ran-Ran -que ni siquiera ha alcanzado la categoría de "topónimo pamplonés"- y, para mi sorpresa, he encontrado que su fama no se limita al ámbito local, sino que ha traspasado el contorno, incluso, de la península ibérica, llegando hasta Mallorca. Vamos allá.

1. El Eco de Navarra. 3 de enero de 1897 "Pepe ya no canta" (Pedro Díaz Muñoz)
Como veis, en el siglo XIX, esa tenebrosa cueva ponía a prueba la hombría de los chavales de las Escuelas de San Francisco:
1953, camino hacia la Cuesta de la Reina
"Aun recuerdo que cuando yo era chico y mi madre no sacaba por la noche el candil a la escalera, subía cantando por no tener miedo. Y ¡cuantas veces después de salir de la escuela de San Francisco nos reuníamos cuatro ó cinco condiscípulos y marchábamos á la Cuesta de la Reina en cuyas inmediaciones estaba la cueva del Ran Ran y donde con asombro de mis compañeros penetraba solo, tarareando un pasodoble ó cantando la jota navarra...! El día que yo no cante ya podéis decir que Pepe está gravemente enfermo".
El relato es tan bonito que os lo pongo, completo, al final.

2. El Eco de Navarra. 9 de noviembre de 1907 "Cháchara" por Garcilaso
Raimundo García García (1884-1962) a los dieciocho años se trasladó a Pamplona. Trabajó en El Eco de Navarra y desde 1911 en el Diario de Navarra. En 1912 fue nombrado director de este periódico, cargo que ocupó hasta su muerte.
Cuando publica "Cháchara", tiene 23 años, lleva 5 en Pamplona y emplea correctamente su toponimia: "Cuesta de la Reina" (no "Larraina", como algunos querrán colarnos en los años 30). Atribuye las dos bocas ("estrechas, negras, terribles") a la "famosa Cueva del Ran-Ran" y dice que no es la primera vez (ha vuelto su enorme seno á mostrar) que lo hace.
Lectores, os recomiendo
no vayais á pasear
por la vuelta del Castillo
en el trayecto que está
comprendido entre la Cuesta
de la Reina y el portal
de Taconera, que ha vuelto
su enorme seno á mostrar
aquella famosa cueva
que llamaban del Ran-ran.
La cueva ha abierto dos bocas,
muy estrechas, es verdad,
pero negras y terribles,
y que están diciendo: ¿Entrais
ó me trago siete vacas
que necesita el Ran ran?
Y como no entraba nadie,
tragó una vaca no más
que tranquila y descuidada
por allí acertó á pasar,
y hubiera tragado veinte
si hubieran estado allá
cerca de !a abierta boca
del fatídico Ran-ran.
Conque ya sabeis, lectores,
lo que ocurre, no vayais
por la Vuelta del Castillo
desde la cuesta al porta1
y si sois muy atrevidos
con cuidado habéis de andar,
no apartéis ojo del suelo
y mirad dónde pisais,
pisad, en terreno firme
porque os puede devorar
ese mónstruo que se oculta
en la cueva del Ran-ran.

Al día siguiente, el Eco de Navarra señala: "Ayer fueron muchas las personas que estuvieron en los sitios de la Vuelta del Castillo en que se hundió el terreno. Parece confirmarse la sospecha de que el terreno hundido era techo de la cueva del ran-ran".  

3. Rafael García Serrano "La fiel infantería" 1943

Rafael García Serrano (Pamplona, 11 de febrero de 1917-Madrid, 12 de octubre de 1988) fue un escritor y periodista español de ideología falangista. A lo largo de su carrera colaboró con numerosos medios y fue autor de varias novelas —con la Guerra Civil como tema predominante— y crónicas de viajes. Tuvo un papel relevante durante la dictadura franquista, llegando a ejercer como director de Arriba, órgano oficial de Falange.
Diciembre sitia de frío la ciudadela; por los fosos aburridos sólo cruzan, jugando, críos aventureros que buscan la cueva del Ran–rán o la de la Vaca y los soldados que solicitan soledad discreta en un descanso.
La fiel infantería, obtuvo el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo de Rivera, pero, una vez publicado, fue retirado por imposición de la censura eclesiástica.(wikipedia)


4. José Joaquín Arazuri ‘Pamplona, calles y barrios’ 1979
La aportación de Arazuri se limita a recoger el doble hundimiento de 1907 en la sección ‘Medio siglo atrás’ de Diario de Navarra:
DN 08/11/1957- pág. 8 Medio siglo atrás. En la Vuelta del Castillo, en el trozo comprendido entre la Cuesta de la Reina y el Portal de Taconera, se hundió en dos sitios e1 terreno, formando dos pozos de metro y medio de profundidad. En uno de ellos cayó una ternera; hubo necesidad de grandes trabajos para sacarla del subterráneo.
En la niñez del autor, se habla de la existencia de un antro que llamaban ‘la cueva de la vaca’ (tras leer la reseña de la hemeroteca, se entiende por qué "de la vaca"). Parece ser que el terreno hundido pertenecía a la famosa ‘cueva del Ran-Ran’ 

5. José María Muruzábal. "Basiano, el pintor de Navarra" 1987
En el prólogo, José Javier Uranga, "Ollarra" (el que sobrevivió a 25 tiros de ETA) y referido a Basiano padre, dice:
"Había veces en que, estoy convencido, nos tomaba el pelo a todos. ¡Qué de ocurrencias y bromas le gastaban sus amigos! En el fondo, él se reía del coro. Haría falta un libro para contar sus estancias en Yesa, mientras se construía el pantano y pintaba en la iglesia la leyenda de San Virila, en la que él llamaba la cueva del ran-ran".
Basiano, según Ollarra, trasladó, metafóricamente, la Cueva del Ran-Ran de Antoniutti a la iglesia de Yesa.

6. Café de Paul Página de Facebook. Hoy, siglo XXI
En este café, en el que -como veréis- se consumen sustancias más fuertes, la Cueva del Ran Ran tiene un mecanismo que abre una antiquísima puerta secreta.
Llegó (por la orilla derecha) hasta el puente del Plazaola. Lo cruzó. Y allí, saltó a la ribera izquierda del Arga, que nadie transitaba. Entre la maleza, encontró la entrada. La olvidada Cueva del Ran Ran que solo visitaban yonkis y los encargados de la limpieza de ribera. Pero ninguno sabía que al fondo, había una piedra que si se presionaba, abría una antiquísima puerta secreta. En su trance pudo tener la fuerza suficiente para abrir el mecanismo que no era utilizado desde la última guerra carlista. Pero lo divino le acompañaba. Apareció un túnel oscuro y húmedo. Se adentró en él. Eran las 10 de la mañana del día 7 de Julio. Juan se levantó a las 8,30 de la mañana del día 6. Se vistió con un pantalón negro, un cinturón negro y se colocó la camisa de cura y el alzacuellos. Como era un vacilón se fue a desayunar a una cafetería que no le conocían, en el segundo ensanche...

Os he dejado el enlace para que sigáis leyendo. Es subyugante.

Ramón de la Campa, inventor de la expresión
En este foro dice Ramón, Usuario veterano, en agosto de ese año:
Uf, no nos metamos con el proceso de Gaudí, que por lo visto no va bien encaminado.
Eso sí, en sus espacios muchas veces se respira la presencia de Dios.
Y si quiere mondarse, móndese Vd. con los que dicen que el ínclito Barceló ha conseguido un espacio similar en la capilla sacramental que ha hecho en la catedral de Palma. Gaudí decoró la capilla mayor, rica, luminosa, dorada, quizás un poco excesiva, y Barceló ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!
¿Creerá Barceló en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía? Gaudí sí
Mirando el perfil de Ramón, no encuentro nada que le relacione con la ciudad en la que está situada la cueva del Ran-Ran. ¿De dónde habrá sacado don Ramón una imagen tan genial?:
"El ínclito Barceló en la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!"
Hasta ahora conocía la expresión "le hizo pasar la cueva" (pasarlas canutas). Gracias a don Ramón, tenemos también "hacer la cueva del Ran-Ran"

Quién y por qué "del Ran-Ran"
No he encontrado ningún dato, así que voy a dejarme llevar por la intuición.
Creo que quienes la bautizaron así tienen que ser críos y que "ran-ran" puede ser el comienzo de un redoble de tambor: "ran-ran-rampataplan". 
Habiéndose construido para combatir a las tropas francesas, seguramente, un tambor francés, para provocar más jilis la entrada en la cueva.

Lo prometido es deuda:
Documentación 1. El Eco de Navarra. 3 de enero de 1897 "Pepe ya no canta"
¡PEPE YA NO CANTA..!
(CUENTO CON RIBETES DE HISTORIA.)
No quiero citar su propio nombre porque en Pamplona casi todos los obreros le conocen; voy a llamarle Pepe.
Era sencillo en su trato, amable con sus compañeros, alegre como una Pascua florida; todos los trabajadores le querían, y el amo le estimaba muchísimo porque tenía pruebas de su honradez y laboriosidad.
Ibarra, albañiles cerrando grietas1904
Pepe tenia la costumbre de estar cantando continuamente. Casi siempre prefería en las obras el sitio de mas peligro, y en el último tramo del andamiaje revolvía el yeso de la artesa al compás de las canciones populares y entonando algunas veces el himno de los Fueros cuando no la jota aragonesa.
- ¡Mira, Pepe, que te vas a caer; no te distraigas; a esas alturas no debes pensar en jotas ni en zortzicos!- le decían sus compañeros.
-¡No temais, bobos! A mi no me impone el estar trabajando en la veleta de la torre de San Cernin. Canto y cantaré porque me parece que la altura que me separa del piso de la calle disminuye y se achica más y más al oír dentro de mí (...), con fuerza y destreza extendiendo el revoque por el paramento decía: «Aun recuerdo que cuando yo era chico y mi madre no sacaba por la noche el candil a la escalera, subía cantando por no tener miedo. Y ¡cuantas veces después de salir de la escuela de San Francisco nos reuníamos cuatro ó cinco condiscípulos y marchábamos á la Cuesta de la Reina en cuyas inmediaciones estaba la cueva del Ran Ran y donde con asombro de mis compañeros penetraba solo tarareando un pasodoble ó cantando la jota navarra...! El día que yo no cante ya podeís decir que Pepe está gravemente enfermo» 

La felicidad sonreía á Pepe.
Ganaba un jornal que todos los sábados entregaba á su esposa y que ésta repartía económicamente durante la semana y aun algunas veces , había un sobrante para la ollaciega del pequeñuelo que tenían. Este era el ultimatum de la dicha de los esposos. Cuando Pepe regresaba del trabajo, tomaba á su hijo en brazos y lo estrujaba á besos, mientras la mujer decía con cara seria y riendo de satisfacción para sus adentros:
"Deja el chico en paz, que le magullas; ¿crées que es un fajo de ladrillos? ¿no ves que con esas manazas sucias y llenas de callos y con esa barba sin afeitar hace ocho días, vas a dejarlo arañado y maltrecho?"
Cuando Pepe cesaba en sus manifestaciones de padre, la esposa dándose á profetisa le hacia caer en la cuenta de que aquel niño tan hermoso sería maestro de obras como el amo de Pepe, y ganaría mucho dinero y les serviría de descanso en la vejez cuando más adelante Pepe no pudiera trepar por los andamios.
Esta consideración obligaba al albañil á volver á sus caricias y á su esposa á regañarle, repitiéndose esto todos los días; y siendo el último toque refinado de la felicidad que en aquel lugar reinaba.

En el estío de la felicidad apareció una nube cenicienta.
Un día la esposa de Pepe sintióse gravemente enferma y el médico dijo que la enfermedad no tenía remedio.
-¡Ya no puedes cantar ahora!- se decía Pepe con los ojos arrasados de lágrimas y junto al lecho de su esposa. Pero sin que se diera cuenta, también ahora resonaban en el fondo de su cerebro, no las canciones retozonas y sí las estrofas de una plegaria que le habla enseñado su pobre madre cuando era muy niño.
Falleció la esposa da Pepe; y éste, después de celebrados los funera1es, volvió á la obra para ganar el jornal con que debía pagar sus deudas contraídas. La bi? negra se manchaba de yeso y al combinarse con las lágrimas que resbalaban por el semblante de Pepe, formábanse manchas parecidas á estalactitas del dolor.
Pepe no volvió á cantar, pero cuando todos los días y á todas horas se acuerda de su pobre esposa, siente el reposado tañido de la campana que anunció su muerte y aún crée oír el grave y triste canto de los sacerdotes que, dentro del umbral de la casa y rodeando el féretro, dirigían preces al Señor por el eterno descanso del alma de la finada.
¡Pepe yá no canta..!
PEDRO DIAZ MUÑOZ