Ella es Julieta, Julieta Itoiz, "La chula potra". Él, Mikel, un ángel. Los dos aparecen como dos chicos encantadores... e indignados, pero que muy indignados.
En este vídeo intentan explicarnos el porqué de su odio a Yolanda Barcina y cómo ese odio lo subliman en la canción (?) que ya conocéis: "Una bofetada".
Y el porqué de tanto odio está en lo que ocurrió con el gaztetxe instalado en el antiguo frontón "Euskal jai".
Un poco de historia
El Euskal-Jai fue un frontón situado en el casco viejo de Pamplona. Se inauguró en 1909 y se mantuvo con una programación estable hasta 1977. En el año 1994 fue ocupado por I.G.A. (Iruñeko Gazte Asanblada), un colectivo que "denunciaba la falta de atención a la juventud, sobre todo debido a la inexistencia absoluta de locales autogestionados". Desde 1977 hasta 1994 el local había estado desocupado con las consecuencias negativas (especialmente para los solares colindantes) que cualquiera puede imaginar.
Por aquella época se quejaba IGA de que el Ayuntamiento de Pamplona (entonces presidido por Alfredo Jaime) no cedía locales municipales para proyectos autogestionados.
Ante dicha negativa se ocupó el frontón que pertenecía a Euskal Jai S.A.
Durante el primer año hubo tres intentos de desalojo que fracasaron. El Euskal-Jai mantuvo una actividad como gaztetxe hasta el 2004, año en el que, al haberse convertido en propiedad municipal, fue desalojado y derribado por el Ayuntamiento (presidido por Yolanda Barcina). Hoy se levanta allí el Aquavox municipal "San Agustín".
Puntos de reflexión
1. No se puede pedir (y menos exigir) un local municipal para unas actividades autogestionadas. Es evidente que la obligación del Ayuntamiento es velar por que los bienes y fondos municipales tengan un empleo adecuado. Es por tanto un derecho y un deber suyo controlar las actividades que allí se realizaran. Local municipal, fondos públicos y autogestión son incompatibles.
2. Queda muy bonito eso de que "el Euskal-Jai era un lugar alternativo de encuentro...", pero, ¿quién pagaba los recibos? No parece muy "alternativo" mamonear enganchando la luz, pinchando el agua... especialmente si se trata de servicios municipales.
3. Algo parecido podemos decir del "bar-comedor". Suena a competencia desleal con los bares de la zona que pagan sus impuestos y cumplen con sanidad.
4. En cuanto a sus fuentes de financiación (bar, barraca de sanfermines, propaganda), la barraca fue un chollo que, gracias también a Yolanda, se les acabó. ¿Por qué ellos iban a tener ese privilegio, mientras los demás feriantes tenían que pujar para conseguirlo? Lo que pretendían era lucrarse a través del Ayuntamiento, beneficiándose de un espacio público y pretendiendo que el Ayuntamiento les cediera ese terreno para instalar una barra de bar sin pagar impuestos y sin concurso público.
5. Hablan del apoyo de los vecinos y de que el desalojo "fue un acto de violencia contra todo el barrio". Pero, yo he leído por ahí que "quitando a los de la tienda de enfrente creo que se pueden contar con los dedos de una mano los vecinos que defendían el gaztetxe" (Triky).
6. En cuanto a las "diferentes sensibilidades", basta ver las actividades que se realizaban (huelga de hambre a favor de "l@s pres@s vasc@s", Kalejira, encarteladas contra la política especulativa de A. Jaime...) o los colectivos que participaban (Jarrai...) para hacerse una idea de la amplitud del abanico.
7. Mientras el Euskal-Jai fue propiedad particular y abandonado a su suerte, aún se entiende la ocupación. Pero desde el momento en que se convierte en propiedad municipal y se les pide que desalojen, se acabaron las excusas para permanecer allí.
8. Cuando, en 2004, vieron las orejas al lobo del desalojo, decidieron de repente reconvertir el espacio del frontón en una plaza autogestionada por el vecindario del Casco Viejo. Incluso, el mismo día del desalojo tenían prevista la entrega de las llaves del Euskal a la Asociación de Vecinos. Lo siento, pero suena demasiado a búsqueda desesperada de "escudos humanos".
9. En cuanto a la actuación policial para el desalojo, ésta no habría tenido lugar si se hubiera desalojado pacíficamente. A los "okupas" no les importó tomar como rehenes a los vecinos del Casco Viejo que tuvieron que soportar varios días de incomodidades y tensiones. Quienes estaban dentro no eran precisamente unos "angelitos". Estaban perfectamente preparados para un asalto al gaztetxe: ventanas y puertas chapeadas, material de autodefensa... Se mostraban especialmente orgullosos del «bunker aero-espacial» de más de 3.000 kg. de peso que colgaba de la estructura del frontón. Pero también estaban apoyados desde fuera del mismo. Supongo que no hará falta recordar que en un país democrático es el Estado el único que está legitimado para usar la violencia.
10. Llamó mucho la atención la cobertura que del desalojo hizo la ETB, poniéndose del lado de los desalojados. Sin duda, tuvo algo que ver el hecho de que fuera una corporación de UPN y la policía nacional quienes lo clausuraran. Cuando, en localidades de Euskadi, eran el PNV y la Ertzaintza quienes desalojaban, la ETB no aparecía.
En resumen, el gaztetxe del Euskal no fue "un grupo de jóvenes inquietos que querían realizar su sueño, sus ilusiones". No fue eso. No es cierto lo de "todo empezó con odio". Todo empezó porque quisieron adueñarse de un local que era propiedad del Ayuntamiento y, además, plantearon un reto al poder municipal, al estado de derecho y a los valores democráticos.
Y, gracias a la determinación de Yolanda Barcina, perdieron el órdago.