lunes, 22 de agosto de 2022

Ramona Saiz, la última barquillera

Casa de los barquilleros (hoy en ruinas) y Ramona, en Sarasate, hace feliz a un niño
"Esa señora de ahí era mi abuela", dice María Teresa Martínez Martínez (Pamplona, 69 años). Se refiere a Ramona Saiz, una barquillera pamplonesa que vendía barquillos en el Paseo de Sarasate en el año 1960 y cuyo retrato aparece hoy (09-06-2021) en la exposición Mujeres y cuidados.
Retrocedamos, pues, casi 58 años para ver qué nos cuenta Ramona, la barquillera, en su puesto del Paseo de Sarasate
Nieta Anabel. Foto izda: Portal de San Nicolás. Leed bien: "Saiz", no "Sainz"; Paseo Sarasate

DN01/08/1963
Paseo de Valencia. En el centro, junto al quiosco de los periódicos. Allí está Ramona, con su silleta y su caja, despachando los barquillos.
—¿Se venden muchos?
—¡Para ir viviendo! Un jornal o poco más. No nos llega para comprar coche.
El humor de Ramona es fabuloso. Tan fabuloso como su aspecto. Cara pequeña, regordeta y colorada. Pelo blanco y estirado, que en tiempos fue rizado y rubio. Es baja y algo gruesa. Mandarra de vichy azul y un pañuelo verde a la cabeza. Es santanderina
Retrato de la familia Saiz Revuelta a comienzos de los años treinta antes de recalar en Pamplona. En el centro, Ramona con un bebé en brazos. Autoría desconocida. Colección Familia Martínez Sainz 
—¿También era allí barquillera? ¡No señor! Vine a Pamplona y me casé con un barquillero. Desde entonces tengo su oficio. (el pie de foto lo contradice: en la barquilla se lee: "Ramona Saiz". Y el escudo es el de Castilla - León)
—¿Fabrican ustedes sus propias tortas?
—Sí, en casa, entre mi marido y mi hijo. Tenemos unas planchas, y con ellas les damos forma.
Ramona, junto a su hermano Salvador y su marido Feliciano, en la "Casa de los barquilleros",
colocando las planchas de hierro en los hornillos para la cocción de los barquillos.
Autoría desconocida. Colección Familia Martínez Sainz
La industria del barquillo es tradicional en Pamplona. Al estilo de los viejos gremios, las casas donde viven han tomado un nombre genérico derivado del oficio de sus inquilinos: "las casas de los barquilleros". Junto al Arga, en las mismas orillas, y bajo la muralla: allí están su fábrica y vivienda en una misma pieza.
—Son tan buenas las tortas de ahora cómo las de antes?
—No tanto; pero es que ahora el azúcar «dulcea» menos. ¿No se ha fijado que si echa una cucharada de azúcar al café ya no le da gusto?
—Cuántas tortas expide a cambio de una peseta?
—Ahora seis. Pero con lo que ha subido la harina y el azúcar habrá que pensar en dar cinco. ¡Es que no se puede!
—Hace algunos años, y en las casas de los barquilleros, vendían cascos o recortes a la chiquillería, a muy bajo precio.
—También lo hacemos ahora. Por una peseta damos el gran puñado.
—¿Fabrican hoy aquellas tortas grandes, o los cucuruchos?
—No. De momento son caros y ocupan mucho sitio en la caja. Pero yo creo que cuando quiera volveremos a hacerlos.
Ramona en Sarasate y Salvador por Taconera
Estas tortas eran nota obligada en todos los sainetillos de mitad de siglo que se jactasen de españoles. Y la suerte de la ruleta era su lugar común.
—¿Por qué no utilizan ahora el sistema de la. ruleta?
—Un Alcalde de Pamplona, hace muchos años prohibió el uso de la ruleta. Viñas era su nombre. Y desde entonces no se usa.
—¿Le gustaría utilizarla?
—¡Qué le voy a decir! A los precios de hoy podríamos dar tan poco...
Ramona es hoy la única barquillera de Pamplona. Hasta hace cosa de un par de años eran varias, hasta su propia hija. Hoy, ya unas se han casado y otras han abandonado este negocio tan poco lucrativo. Ya sólo quedan funcionando en Pamplona en el oficio ella, su esposo y su hijo.
—¿Soporta usted, en invierno los fríos y las nieves, sentada en este paseo?
—¡No! ¡Qué va! Entonces me voy a las puertas de algunos colegios —el San Ignacio— y algunos otros puntos con clientela fija. ¡Es que si no, no se puede aguantar! ¿Sabe usted?
Esta es Ramona: la única barquillera de Pamplona, la más antigua, la mejor y... la más simpática. 
Joaquín JIMENEZ
Nota: Algunas fotos y pie de fotos están extraídos de Noticias y fotografías de Ramona Sainz, barquillera pamplonesa, de Gurbindo Gil, Ricardo.
Con ellas, he creado un álbum en Facebook (pincha)

1 comentario:

JJM dijo...

Yo la recuerdo en la plaza del Castillo, en los conciertos dominicales de La Pamplonesa. Mi padre me solía dar 30 céntimos o alguna vez dos reales (aquellas monedas niqueladas de 50 céntimos con un agujero en medio) por ir hasta el kiosco, ver el programa y decirle las piezas que se iban a tocar. Y recuerdo que una vez, sería 1957 o 58, fui a por mis tres barquillos y la señora Ramona me dijo: mi chico dile a tu papá que han subido, ahora valen dos un real (25 céntimos). No recuerdo si mi padre me dio el suplemento para que pudiera comprarme tres o me tuve que conformar con dos y guardarme la cuatrena (5 céntimos) que me sobró. Y es que la memoria empieza a fallar en este tipo de detalles.