lunes, 15 de agosto de 2022

Jaca libre, a la sombra de Oroel

Quienes estamos viendo, año tras año, el deterioro de nuestras fiestas de San Fermín (Peñas, Riau-Riau, Chupinazo, Procesión, Momentico...),  no podemos sino sentir envidia cochina de la fiesta mayor de Jaca: el Primer Viernes de Mayo. Si nuestra Pamplona soñada estaba en Dax, hoy está también en Jaca.

José Luis Ortega Monasterio
¿Quién será el autor de este himno que con tanto fervor cantan y sotan (de "sotar", saltar, de donde quizá venga la palabra "jota") todos los jaqueses, hombres y mujeres?
José Luis Ortega Monasterio (pincha), hijo de familia de larga tradición militar, ya capitán, en los años cincuenta fue asignado a la Escuela Militar de Montaña, en Jaca. Fue en esa época cuando, con Eugenio Villacampa (autor de la letra), compusieron "Viernes de Mayo".
Ortega Monasterio tiene en la BNE unos 70 registros de los que, los que más aprecio son estos dos:
- El meu avi, habanera manipulada hasta la saciedad por el independentismo
A los que ahora tengo que sumar la música de este Himno. 
Si habéis mirado los enlaces, entenderéis la enorme simpatía que siento por él.

Primer Viernes de Mayo: la historia jacetana, de Pedro Juanín (2002).
Del libro de Pedro Juanín (2002)
Varias son las publicaciones que, en los últimos años, han rescatado la historia de Jaca a través de su fiesta grande. Uno de los mejor documentados con un montón de deliciosas fotografías en blanco y negro es éste de Pedro Juanín.
Fue escrito in memoriam de Manuel Giménez Abad, nacido en Pamplona, asesinado por la banda terrorista ETA en 2001, apenas unos días después de cantar el himno junto a sus vecinos en la Calle Mayor de la Jaca que le viera crecer.

Origen histórico del Primer viernes de mayo
La leyenda cuenta que un ejército musulmán de unos 90.000 hombres trató de invadir Jaca, y que un pequeño ejército improvisado de apenas 1.000 jacetanos combatieron por su tierra. La desventaja numérica no amedrentó a los habitantes de Jaca, que acudieron con arrojo a la batalla.
También fueron las mujeres, a socorrer a sus maridos, armadas con utensilios de cocina y otros objetos domésticos, que proyectando el reflejo del sol, hicieron creer a los musulmanes que un gran ejército les aguardaba para derrotarlos y huyeron presa del pánico.
Belén Luque (basta con que mires el vídeo sólo hasta que Belén termina) nos lo cuenta, separando perfectamente historia de leyenda:

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