miércoles, 28 de septiembre de 2022

Eusebio Mina, talleres DN y fotógrafo

Eusebio Mina: Seminaristas gramáticos Corpus Christi 17-06-1965
Blanca de Navarra-Estafeta (Esquina Guerendiáin)
1955. Lechera con carro Dormitalería
Al fondo, el 28
Me dijo Ángel Zunzarren que la foto de la fila de seminaristas la había hecho el padre de Javier Mina y enseguida sospeché si ese Mina no sería el fotógrafo aficionado del que había visto tantas imágenes.
Y lo era: Eusebio Mina Moreno. Me puse a buscar datos biográficos de él y me di cuenta de que, lamentablemente, no había casi nada en internet. Así que voy a subsanar un poco dicha carencia, subiendo la jugosa entrevista que Diario de Navarra le hizo en 1980, el día de su jubilación y de su 65 cumpleaños.
Aunque nacido en la calle Mayor, la familia Mina-Rodríguez vivió en la calle de mi infancia: Dormitalería. Mirad cómo lo recuerda Javier, en un comentario: "No fui a Sor Cecilia, aunque vivía en el 28 de tu calle. Es posible que me negara por no pasar delante de "La Txiri", la perra de Alicia que montaba guardia frente al Arcedianato".
Eusebio Mina trabajó casi 50 años en DN, metiendo más horas que el perro de Imenasa, pero ello no le impidió cultivar sus aficiones, entre ellas, hacer cientos de fotografías que todos hemos visto, demasiadas veces sin ser conscientes de que eran de él. En el Archivo Municipal (escribe: Eusebio Mina) aparecen 33 (en octubre de 2023, 181) a su nombre.
Casado con Juanita Rodríguez Sola (+28.09.2006), tuvo dos hijos: María Ángeles y José Javier.
Falleció el día 8 de enero de 1990, a los 74 años.

Hoy es noticia DN 21/09/1980 pág 32
Eusebio Mina, y sus 49 años en «DIARIO DE NAVARRA»
«El momento más impresionante fue cuando el anterior director, Garcilaso, me dictó su propia esquela»
02.54.Mina. Chortas. Fuente Merindades
El reloj de los talleres de DIARIO DE NAVARRA se paró ayer para Eusebio Mina tras cuarenta y ocho años y medio de lucha contra la hora, contra los retrasos en el cierre, contra la pérdida de correos, contra la repetición del infarto... Eusebio o Mina —con cualquiera de los dos nombres se le llama en el periódico— cumple hoy 65 años, era regente de talleres desde el 1 de mayo de 1942 y hoy se ha jubilado medio siglo de historia y de trabajo en este periódico.
Por encima de la historia y del trabajo surge la humanidad y bondad de un hombre entregado apasionadamente a la imprenta, a los talleres, al periódico.
Nepote (ver comentarios 1 y 2)
Eusebio Mina nació en Pamplona en la casa Ochotorena de la calle Mayor. Está casado con Juanita Rodríguez Sola. Tiene dos hijos: María Angeles y José Javier. Y de este último, dos nietos, Maitane y Xabier, de 6 y 4 años respectivamente. Aparte del trabajo y la atención a su familia, Eusebio Mina, ha conseguido sacar del tiempo muchas horas para sus hobbys: la fotografía («seis o siete máquinas y muchos miles de fotos clasificadas»), las cassettes (sus preferencias van por la música clásica), los libros (todos ordenados y fichados), los viajes (en cuanto puede acude a Lourdes pasando por Andorra), los paseos (no hay rincón de la ciudad que no haya sido oteado por sus vivos ojos)...

—¿Que qué voy a hacer ahora? Viajar todo lo que pueda, hacer muchas fotos, continuar con mis hobbys, hasta donde llegue la pensión de jubilación, nos dice mientras mira con nostalgia el reloj que tanto le hizo sufrir.

Hombre fuerte a pesar del infarto
Eusebio Mina es un hombre fuerte -«qué platos de garbanzos con tocino he comido yo»- a pesar de que en 1964 sufrió un infarto de miocardio. Recuerda que cuando salía de casa aquel uno de mayo sintió una especie de rayo doloroso «que me cruzó de arriba a abajo todo el cuerpo. Al ser fiesta tardamos en localizar a un médico. No había llegado mi hora pues hice todo lo contrario de lo que se debe hacer en casos de infarto».
-Pero lo superó física y moralmente...
Carmelitas Misioneras Pío XII 1970
- ¡Qué vas a hacer! No quería quedarme como un inútil a los cincuenta años. Además no me extrañó un infarto en aquella lucha diaria contra el reloj, pues llegaba una hora, pasando de las tres de la mañana, que se me «enriezaba» la sangre al ver que íbamos tarde, la responsabilidad de tener bajo tu mando otros trabajadores... Cuando me recuperé volví al periódico en turno de tarde y con trabajos de menos prisas. Actualmente estaba trabajando muy a gusto en el archivo de clichés. Están ya ordenados unos 30.000 antiguos y 12.000 con el nuevo sistema de negativos.
-Entonces ¿por qué se jubila?
-Porque, aparte de cumplir los 65 años, la empresa tiene establecido en convenio un premio de jubilación. Si una persona no se retira a esa edad, pierde el premio. Son unas pesetas que vienen muy bien para seguir cultivando tus hobbys. Además como mi mujer esta también jubilada... De todas formas, no espero olvidar los casi cuarenta y nueve años vividos en este periódico.
- ¿Cómo entró en la empresa?
-Antes de ingresar en DIARIO DE NAVARRA el 4 de abril de 1932 había trabajado tres años en editorial Aramburu, donde fui aprendiz de los 14 a los 17 años. Me sentía atraído por todo lo relacionado con las imprentas y periódicos hasta tal punto que a los Reyes les pedía de niño unas imprentillas de goma con las que me divertía. A los doce años me creí un hombre al sustituir, en el periódico, «El Pueblo Navarro», a un amigo que había sufrido un accidente. Aquello de vivir de noche, manejar letras, llevar pruebas a la censura... era un sueño para mí.
Mina y Nepote (ver comentarios 1 y 2)
-La realidad habrá sido más dura que los sueños ¿no?
-No lo sé. En aquellos tiempos era distinto, pues no teníamos las actuales frustraciones. Entonces para aprender el oficio de cajista o tipógrafo tenías que trabajar doce años. Ahora, al desaparecer el plomo, una persona normal puede desempañar el trabajo de un oficial de primera en pocos meses. Claro, que el plomo y la imprenta era y es más bonito que la fotocomposición y técnicas nuevas.
Eusebio Mina recuerda que tenía que componer todos los títulos y textos -«en Aramburu, incluso gramáticas de griego»- a mano. También el olor del plomo, de la tinta... es imborrable. «Para mí -dice-el mejor tipómetro fue siempre una cuerda con la que media las galeradas de plomo».

Tres recuerdos históricos
Al final, esquela convencional de DN
Casi medio siglo de estar en el periódico y desde 1941, al frente de los talleres, le ha proporcionado vivir momentos y escenas importantes. Mina, que gozaba de buena memoria, ha visto pasar a gobiernos, diputaciones, ayuntamientos, regímenes políticos...
-¿Algún hecho que le ha sido imposible borrar de su memoria?
-De todo este medio siglo tengo tres hechos que me han impresionado. Uno de ellos es humano y se refiere a la vida del periódico. Concretamente el anterior director del periódico, Garcilaso, me había dicho en numerosas ocasiones la esquela que debía poner cuando él muriera. «Raimundo García García, 'Garcilaso'. Periodista». Cuando se encontraba muy grave, en 1962, me llamó y me dijo: «Mina, te dicto la esquela». Y me dictó el mismo texto. Bueno, no pudo terminar porque cuando iba en lo de periodista, dejó de existir. Yo pensé que me llamaba para añadir en el texto de su esquela a su familia con la que no se hablaba. Pero no pudo hacerlo.

-El segundo...
Mola  por Plaza del Castillo, noche 18 de julio,
horas antes de proclamar la ley marcial.
-Yo fui el encargado por Garcilaso para imprimir en la minerva de la calle Zapatería el bando del alzamiento en Navarra. La prueba la llevé a las dos de la madrugada del 19 de julio a Mola que se hallaba en Capitanía General. Entré a su despacho y lo vi pensativo, con las manos sobre la frente. Leyó el bando que él firmaba y dio la orden de que solamente se entregara a la Guardia Civil. Volví al periódico y a las 9 de la mañana empecé a sacar ejemplares del bando que, empaquetados, se los llevaba la Guardia Civil para distribuirlos por toda Navarra. Estuve en la minerva desde las 9 de la mañana hasta las doce, hora que salí para ir a misa, pues en aquellos tiempos no había por la tarde. El trabajo lo terminé desde las 2 de la tarde hasta las 9 de la noche.

Manolete 29.08.47
-El tercero...
-El día que murió Manolete estuvimos esperando hasta última hora. A las seis y media cambiamos una página y fuimos los únicos de todo el norte en dar la noticia de la muerte.

Más alegrías que disgustos
La vida metódica -«todos los dias doy un buen paseo y ésta es la mejor medicina»- e independiente «nunca he pertenecido a ningún partido político ni pienso pertenecer. La política es para el que vive de ella» -encajan en este hombre que ha trabajado con mucha ilusión. «Si hubiese cobrado todas las horas extraordinarias que he estado en el periódico, seria millonario». Realmente Eusebio Mina, en sus buenos tiempos, entraba con una hora de antelación para ponerse al tanto del periódico del día.
-¿Le ha dado el trabajo muchos disgustos?
-No. Al contrario: satisfacciones. Con todas las personas que he trabajado, superiores o inferiores en la responsabilidad, me he llevado muy hien. Siempre he considerado la mejor alegría el ver que la gente está contenta. Recuerdo con cariño y agradecimiento aquellas medias pagas que concedía don Jesús Sagüés cuando apretaban las necesidades a los trabajadores.
Mérida, la "Pompeya española"
EUSEBIO MINA/ARCHIVO
-¿Y alguna satisfacción personal?
-Una de las mayores alegrías que he tenido en el periódico fue el día en que estando preparando la publicidad para un domingo vino don Jesús Sagüés y me dijo: "Mina, le voy a dar una buena noticia. El Consejo ha acordado, como premio, el que vaya a Roma con el trabajador más antiguo de la casa". Se trataba de Tomás Gómez que trabajaba desde la fundación del periódico. Fue una noticia pero de las de verdad. Visitamos Roma con la peregrinación del Año Santo, se le llevó al Papa Pío XII el Libro de Oro de Navarra y todas las noches, desde Roma, daba una crónica de los actos. Tanto me gustó el viaje que lo he repetido varias veces.
Los ojos de Mina brillan siempre con esa luz del hombre activo ya que, a pesar de sus 65 años, no puede estar parado, y con esa serenidad del hombre cuya vida no termina en esta tierra.
-Para mí, lo primero son las creencias religiosas. Procuro ser buen cristiano aunque, como dice el evangelio, todos erramos muchas veces al día, entre los que me cuento.

2 comentarios:

Ángel Zunzarren dijo...

La del grupo es cuando compraron la linotipia. Tuvieron que romper la fachada y meterla por la administración.
En esa foto el de la izquierda posiblemente sea el padre de Javier Mina, pero no puede asegurarlo.
En la foto de la persona sentada es un linotipista que se llamaba Nepote que esta también en la otra foto. Era pasar de hacer las líneas tipo por tipo en un componedor y, una vez hecha la plancha, distribuirlas una a una en su cajoncito del chivalete, a teclear y que salga la línea completa en plomo.
Buen día tenga usted

desolvidar dijo...

Me aseguran que Nepote (el de la cuarta foto) era una institución en Huarte y que en la 6ª foto Mina podría ser el primero por la izda. y Nepote es la tercera cabeza por la izda.