lunes, 5 de septiembre de 2022

Paradojas y cambio (no sólo climático)

Para Parménides, el movimiento es una ilusión de los sentidos
Siempre me ha gustado la paradoja, esa figura del pensamiento que consiste en poner en relación conceptos contradictorios. Son estímulo para la reflexión y a menudo, en clase y en la calle, me he servido de ella para acercarme a la complejidad de la realidad.

El chiste de don Cosme
Don Antonio Millán Puelles, con ese gracejo gaditano y casi siempre fumándose un Jean, en la facultad de filosofía nos solía contar este chiste que, más que reír, nos hacía pensar:
- hola, don Cosme, pero ¡qué cambiado está usted!
- perdone, yo no soy don Cosme
- más a mi favor

¿Puede uno cambiar tanto que deje de ser uno mismo? ¿Puede el cambio, el movimiento, "comerse" al sujeto del cambio?
El movimiento, no lo sé; pero el Alzheimer sí puede conseguir que un día don Cosme se mire en el espejo y no se reconozca.
Me dijeron que el Alzheimer no es olvidarse las llaves, sino ver unas llaves y preguntar: "¿y esto para qué sirve?"

Cambiar para seguir igual
Le llamábamos -cruelmente- "el borrachín". Solía ir al Letiana, al Molino... y ya había quedado con el camarero:
- ponme una copita de ginebra y un buen vaso de agua
Sabíamos todos que el camarero le servía justo al revés. Luego, en el ascensor, el pestazo a ginebra era evidente.
Un día, bajando en ese ascensor, lo recogí en su piso y me soltó esta maravillosa paradoja:
-¡que tiempo tan variable, siempre igual!
Tal vez sabía que yo estudiaba filosofía.

Daniel Nagore y el cambio (no sólo climático)
(Pamplona, 10.4.1887-13.12.1955). Ingeniero agrónomo. Cursó la carrera en la Escuela de Ingenieros de Madrid. Fue también alcalde de Pamplona y procurador en Cortes (1944-46).
Mantuvo en “Diario de Navarra” una sección, “Luces del agro”, en que glosaba problemas y divulgaba consejos y novedades. No se limitaba a cuestiones estrictamente agrarias: por ejemplo, en 1927 ya expuso la enfermedad que comenzó a afectar a los olmos de Pamplona, como a los de otras zonas europeas.
Era enero del 36. Aquel año venía calentito. Y Daniel Nagore temía que no sólo en el clima:                                                                                                                                
LUCES DEL AGRO Floración adelantada (DN 17.01.1936)
El clima está. trastornado en esta parte del globo donde el labriego navarro asienta su explotación, pues nunca ocurrió en Enero que los frutales y arbustos comiencen a despertarse y a iniciar su floración. 
¡Qué bonito si Ciriza viniera de cereza!
El invierno ha escatimado sus rigores de otros años y la planta, acariciada por un ambiente tan tibio, deja el letargo y se apresta a reanudar su vida movilizando los jugos con mucha anticipación. 
El peligro es manifiesto de que las flores y brotes queden helados muy pronto, lo cual es ya buen estrago pues la energía y producto que gastó en tarea inútil, le faltarán cuando inicie su segunda floración. Los brotes, del mismo modo que en otras se adelantaron, serán así aniquilados y, si la guía se quema, sólo el rebrote tardío dará cosecha mermada porque ya en aquellas plantas se agotaron energías por quiebra en su evolución. 
Véase, pues, los efectos que la locura del clima ejerce en la explotación y calcúlese por ello les estragos producibles por locuras de otro rango que hace se salgan de quicio resortes de la nación. 
DANIEL NAGORE

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