viernes, 30 de septiembre de 2022

En los curriños, en 1959, con María Blanca Ferrer

"En los curriños" Nicolás Ardanaz 1959 ca.
Aquella tarde, como siempre que podíamos, estuvimos viendo los curriños en la Plazuela de San José. 
Pero esa sesión era muy especial. Era en el fondo del mar.
Habían colocado una cortina de redecilla que, al moverla, imitaba a la perfección -eso me parecía, a mis nueve años- el movimiento del agua.
Me gustó tanto que me quedé a repetir en la siguiente sesión. Había comenzado a oscurecer y encendieron las luces del escenario. Aquello era ya mágico. Me metí tanto en la aventura del fondo del mar que ni me enteré de que era la hora de cenar.
Cuando más absorto estaba, una de mis hermanas mayores viene y me salta:
—Anda, Pachicu, vamos p'a casa
Y, a regañadientes, me llevó a rastras hasta Dormitalería 18.

Fue directora de Montejurra
Por suerte, 63 años después, he encontrado en la hemeroteca la crónica de aquella tarde en los curriños. ¡Mil gracias, María Blanca!

En casa nos caía muy bien María Blanca Ferrer. Era una mujer distinta, transgresora. Os invito a leer esta opinión sobre ella, también distinta. Ah! Una pequeña precisión, María Blanca:
Aunque Maese Villarejo vino por 1ª vez a la Plazuela San José en 1954, el Teatro de Marionetas del Retiro de Madrid fue contratado ya para 1951:
22/05/1951 LOS GASTOS DE SANFERMINES Seguidamente la Comisión de Fomento informó sobre el programa de las próximas fiestas de San Fermín y solicitó autorización para disponer del total de 460.000 pesetas para organizar los diversos actos de dicho programa. En él figuran los consabidos de todos los años, a las mismas horas, y además la instalación del Teatro de Marionetas del Retiro de Madrid en la Plazuela de San José, lugar retirado, con sombra y suficientemente silencioso y apartado de la circulación
EN LA PLAZUELA DE SAN JOSE CON LOS CURRIÑOS DE MAESE VILLAREJO
Un espectáculo medieval que hace las delicias de chicos y grandes
Curriños. Plazuela San José. Galle 1960
Maese Villarejo ha llegado.
Lástima que el frío de la tarde haga un poco desagradable el ambiente.
Pero esto no es obstáculo para que cientos de personas hayan instalado sus sillas en la plazuela de San José, acomodándose lo mejor posible para presenciar el «guiñol..
Todo sucede como en la época medieval, y es que si siglos han pasado, aquel público ingenuo de las ventas sigue siendo el mismo, aunque ahora lo veamos sentado sobre cojines de espuma.
"En los curriños" Nicolás Ardanaz 1959 ca.
Predomina —claro está— el elemento infantil.
Niños de todas las edades, y por todas partes.
Niños en la tierra, en el aire y colgando de los árboles.
Niños que ríen, lloran, se persiguen y revuelven.
También hay algún mayor.
—Abuela, dame la merienda.
—Ya voy, pero estate quieto ¡Uf, qué chico! ¡Con críos, ni al cielo!
—Rafaelito, ven aquí, deja ese palo.
—¡Como salga la bruja!...
Pero Ciriaca no saldrá; al menos por ahora; aún no ha comenzado la función y no le toca el turno.
Las cortinas del teatrito, permanecen cerradas.
El pierrot blanco nos hace burla.
En la barraca, un hombre y una mujer esperan a los pequeños.
Yo soy también un poco niña y pido que me dejen subir.
Junto a ellos, un magnetofón y varios baúles.
Galle 1960. Al fondo, el N.º 1 de San José  AMP
En el primero han grabado sus voces y me explican que se utiliza cuando tienen que hacer más de una función, para no cansarse la garganta.
Los baúles son cajas mágicas de las que .surgen cuantos personajes puede concebir una mente infantil.
Mientras llega la hora, reviso los rincones. En el suelo, sobre un montón de trapos, duerme la bruja.
Fuera, en la plaza, va aumentando el griterío, llegan más abuelitas con sus nietos; vienen tarde, pero quieren buen sitio.
El barullo es ya fenomenal.
—¡Tararí! ¡ Tararí¡ Tararí!
—Buenas tardes, amiguitos. ¿Cómo estáis?
—Muy bien, ¿y tú?
Hoy se hace en Los Caídos
—Muy bien; yo soy Gorgorito y voy a comenzar mi aventura. ¿Quereis ayudarme?
—¡Síiii!
Esto es ya más que un hervidero; los niños se empinan, apretujan y chillan.
Algunos, curiosos, intentan el abordaje a la caseta.
Quieren ver qué hay dentro.
El barracón tiembla. Por los agujeros entran ojos.
Los de dentro nos las vemos y deseamos para evitar que la curiosidad de los mayorcitos desentrañe el secreto; con esto, muchas ilusiones infantiles se vendrían abajo.
La función de hoy se titula «En el fondo del mar, matarile rile rile!.
Julio 1959. "Curriños" en San José tras fiestas
Es un cuento amable de princesas y brujas, escrito con lenguaje sencillo, que llega al corazón de los niños. En él, el bien y el mal aparecen radicalmente diferenciados.
Los pequeños aplauden y vitorean calurosamente a los buenos, en todos sus triunfos, mientras que Ciriaca, la bruja, es silbada, pateada y objeto de toda clase de denuestos.
El primer acto acaba de terminar; cesa el magnetófono.
Me aproximo a los artistas.
Quienes así hacen palpitar el corazón de los niños, son: Maria Josefa Quintero y Pedro Mirayo.
María Josefa es la esposa de Maese Villarejo, que este año no ha podido venir por hallarse cumpliendo un contrato en Vigo.
Han recorrido ya bastantes paises (Portugal y algunos de América del Sur).
En Pamplona es la sexta vez que los vemos
—¿Quién escribe estos guiones?
—Son obra de mi marido.
—¿Qué clase de cuentos comprenden mejor los niños?
—De brujas; a los pequeños lo que más les gusta es que haya estacazos y sobre todo que se les pregunte; se ven encantados si gracias a ellos se resuelven los conflictos.
—¿Llevan historias de tiros?
—Si, alguna; también las tenemos de marcianos; pero les gustan más las de brujas.
—Los muñecos que animan ¿los compran o hacen a medida que son creados los personajes?
—Están hechos exprofeso para cada cuento en una fábrica que tenemos .en Madrid.
—Para hablar así a los niños, ¿es preciso ser actriz?
—Indudablemente, sí.
Han pasado ya los diez minutos de descanso; Rosalinda y Gorgorito son acicalados para salir, a la bruja no hace falta.
Los brazos de Pedro Mirayo se han convertido en besugos. Estamos en el fondo del mar. Rosalinda ha sido proclamada reina de los peces.
Su amiguito, que aún no lo sabe, ha bajado a buscarla con plástico y paraguas.
Se pasea entre las rocas.
Luego sale otra vez Ciriaca.
—¿Quién está por aqui?...
—Los niños han quedado mudos; por el agujero del telón los observo; ya no se empujan, ni pegan, ni gritan; todos están sobrecogidos por la misma emoción. Hasta aquellos mozalbetes que habían acudido con ánimo «reventador, ahora no se mueven; y ese hombrón con boina de primera flia, ni pestañea. Es que en el fondo todos tenemos algo infantil...

La función va terminando. Gorgorito se ha hecho amigo de dos besugos y entre los tres han acabado con la bruja.
Rosalinda está libre; puede regresar a su isla.
En los rostros de todos nace la sonrisa.
Unas abuelas pliegan sus sillas.
Dos últimos minutos de charla y, agradecida, me despido de los actores.
Algunos chiquillos, desde abajo, me ayudan a descender.
—¿Qué habríais hecho vosotros, de haber sido Gorgorito?
—¡Matar a la bruja!
—Sí, ¿y cómo la habríais sacado del mar?
—¡Es que no la habríamos sacado!
—Claro, así ya está...
Sonrío.
Desde Chapitela, todavía escucho el conocido estribillo: ¡Té, chocolate y café! ¡Té! ¡Té! ¡Té!
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DIARIO DE NAVARRA Jueves, 16 de Julio do 1959.
Tengo que reconocer que sigo enganchado a Gorgorito:


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