Dos hermanos suyos, Primitivo y Miguel Ángel, nos hicieron vibrar en el mítico circuito de patinaje de la Plaza del Castillo, en los años 60. Agustín (pala corta), entre 1975 y 85, los sábados llenaba el Labrit con más de 1000 jubilados tomando partido -siempre contra él- con la esperanza -fallida- de verle perder.
DN Martes, 3 de diciembre de 1985
Las apuestas de Agustín Asenjo llenan cada sábado el Labrit
La pelota, una terapia particular pa- ra conservar la forma a los 51 años |
Agustín Asenjo provoca una inaudita relación de fervor-odio entre quienes gratuitamente llenan el frontón cada semana.
Invariablemente, pese a sus 51 años, es objeto en cada partido de un sonoro pugilato dialéctico de broncas, chillos e improperios por parte de quienes acuden al frontón, con la esperanza de verle perder. Como en las veladas de lucha libre que, sobre la tarima siempre alguien asume el papel de malo, en este caso el malo suele ser casi siempre el bueno. O sea, el que gana. Porque este es otro dato. Asenjo juega normalmente contra dos jugadores. Lo suyo es dar ventajas al contrario, apostar y la mayoría de las ocasiones imponerse al rival. Tantas pasiones suscita en la grada que en su día decidió no jugar más sin un juez de cancha que apacigüe con sus decisiones las reclamaciones airadamente partidistas del respetable ante cualquier pelota dudosa.
Recién casado
Pasión y temperamento en cada jor- nada. Nunca falta el espectáculo. |
Apuestas de leyenda
Nadie olvida que en una ocasión ganó un partido cargando sobre el hombro un banco de 2,4 metros de largo y 14 kilos de peso. «Si el banco tocaba el suelo era falta mía. En otra ocasión llegué a jugar cargado con 20 kilos de virutas de hierro». Y recuerda que la vez del banco el primero en solicitar un banco para descansar fue el contrincante. Reconoce que sobre su persona se han contado muchas. leyendas. «Se me adjudican apuestas que no he realizado» Pero esto es lo anecdótico, «lo que merece la pena resaltar es que cuando comencé a jugar en el Labrit no acudía nadie pero desde hace diez años el frontón se llena y el público se va renovando cada año por la sencilla razón de que por ley natural un diez por ciento deja de acudir cada año y el frontón se sigue llenado incluso con estudiantes, y gente joven».
A mil duros
■ «Me indigna que siempre quieran que pierda yo»
■ Jugó con un banco de 14 kilos atado a la espalda
El secreto estriba en responder en cualquier posición |
—«En contra de lo que la gente piensa la pelota no me ha dado dinero. Pienso que me ha ayudado en mis negocios, pero nada más. Hay una leyenda en este sentido y algunos piensan que vivo de esto.. Las apuestas no me han dado ni para pelotas. Normalmente nos jugamos mil duros y el que pierde además tiene que pagar el alquiler del frontón que son 2.500 pesetas». .
«No sé hacer jugadas»
El Labrit, lleno cada sábado |
Los aficionados recuerdan una época en la que Asenjo formaba pareja con Carmelo Echavarren y jugando contra Mendiluce y Egaña. En 1968 con la pelota como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de México pudo formar parte del equipo español. «Se convocaron unos entrenamientos para hacer la selección, pero me ponía muy nervioso. Veía que gente que era peor que yo me vencía y lo dejé. Muchas veces me han insistido para representar a Navarra, pero no rindo igual cuando juego para este tipo de compromisos qué cuando juego a mi aire».
La fuerza y el juego defensivo, cualidad del veterano jugador. |
Cordialmente insultado
Pero, si algo llama la atención en torno al fenómeno social-deportivo que rodea al pelotari navarro, es esa curiosa reacción de rechazo entre sus propios seguidores. Porque, qué duda cabe de que el noventa por ciento de los jubilados que llenan el Labrit acude atraído por la leyenda de Asenjo y sin embargo increpan severamente el quehacer pelotazale del veterano jugador.
«Es algo que me indigna porque parece que siempre quieren que pierda yo. Dicen que es natural que la gente se incline por el más débil, pero aunque juegue contra una pareja de 25 años cada uno siempre apoyan a los más jóvenes. Antes en las pelotas dudosas el público siempre se pronunciaba en mi contra, así que desde hace ocho años no me ha quedado más remedio que jugar con un juez para que la gente se atenga a lo que diga el juez».
G.A.
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