mañuetero. Ése es un mañuetero, suele decirse en Pamplona del pelotari ducho en tretas y artimañas. Proviene esta palabra del frontón de la Mañueta en Pamplona, donde actúan jugadores, maestros en malicia y habilidad. (V. Navarro Iribarren)
José Joaquín Arazuri PCB
1933 y 54. Cruce Mercaderes-Mañueta-Navarrería. F. Moderno, Mañueta 13, al fondo, a la izda. J. Cía |
1. Jugar con los pies atados;
2. restar la pelota de rodillas o sentado;
3. girar una vuelta entera antes de darle a la pelota;
4. jugar de revés, o con dos bolas de plomo colgadas de las rodillas, de modo que al correr le golpeaban las espinillas;
Chavales en el frontón de la Mañueta Galle |
6. con el torso desnudo y sujetando una gran sandía sobre el hombro (del cual resbalaba con el sudor);
7. con una venda en la frente de la que colgaban de dos hilos sendos garbanzos que golpeaban los ojos al correr;
8. atados a una columna con una larga cuerda;
9. con una silla en una mano en la que había que sentarse para restar la pelota;
10. con un perro debajo del brazo;
11. con un velador de mármol sobre el hombro;
12. con el perro del contrario atado a su pierna, mientras el dueño del chucho le llamaba continuamente;
13. amarrado a un ciego (en esta extraña simbiosis, una pareja muy compenetrada ganaba siempre);
Mozorros y Kiliki en la Semana Santa pamplonesa |
15. con un saco de arena al hombro;
16. o tener que tañer una campanilla situada en un rincón del frontón antes de restar la pelota;
17. o subir al graderío igualmente antes de darle a la pelota;
18. o jugar dos a dos atados por las muñecas, tobillos o ambos;
19. o de tres en tres, igualmente atados, pero el del centro en sentido contrario de los otros dos;
20. y por fin, uno de los partidos más frecuentes era el de jugar a restar al segundo bote.
¡Qué no daríamos muchos por que existiera alguna grabación con una, siquiera una, de las veinte modalidades en las que se jugaba a pelota en el frontón de la Mañueta! Por cierto, ¿cuál de las 20 preferirías ver? Yo con la 12ª me conformo.
DN 27 09 1987 |
De aquellos mañueteros famosos, todavía se recuerda a Zubielqui, buen jugador, consumado actor en la cancha para impresionar al contrincante, al que desconcertaba con sus múltiples simulaciones de enfermedad y fallos orgánicos que llegaban hasta el del vómito de sangre; a José Azcona, «Azconitiain», un artista en las dejadas, y a Jacue, el artista que levantaba al público de sus asientos con sus genialidades y sobre todo con su gracia y simpatía.
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