viernes, 15 de marzo de 2024

Mañuetero

Atentos al retrete (flecha) y al tejado de zinc ("Zinc Palace") J. Cía 1954
mañuetero. Ése es un mañuetero, suele decirse en Pamplona del pelotari ducho en tretas y artimañas. Proviene esta palabra del frontón de la Mañueta en Pamplona, donde actúan jugadores, maestros en malicia y habilidad. (V. Navarro Iribarren)

José Joaquín Arazuri PCB
1933 y 54. Cruce Mercaderes-Mañueta-Navarrería.
F. Moderno, Mañueta 13, al fondo, a la izda. J. Cía
Si por algo se hizo famoso el frontón de «la Mañueta» (1913-54) fue por los absurdos e inverosímiles desafíos. José Luis Larrión (El Pensamiento Navarro, N.º del 12 I 17 de junio, 1966) recogió los siguientes (prefiero ponerlos separados para que nos dé tiempo a saborear cada una de las situaciones): 
1. Jugar con los pies atados; 
2. restar la pelota de rodillas o sentado; 
3. girar una vuelta entera antes de darle a la pelota; 
4. jugar de revés, o con dos bolas de plomo colgadas de las rodillas, de modo que al correr le golpeaban las espinillas; 
Chavales en el frontón de la Mañueta Galle
5. con un tablón sobre el hombro, que tenía la gran ventaja de que al girar golpeaba al contrario o le obligaba a huir; 
6. con el torso desnudo y sujetando una gran sandía sobre el hombro (del cual resbalaba con el sudor); 
7. con una venda en la frente de la que colgaban de dos hilos sendos garbanzos que golpeaban los ojos al correr; 
8. atados a una columna con una larga cuerda; 
9. con una silla en una mano en la que había que sentarse para restar la pelota; 
10. con un perro debajo del brazo; 
11. con un velador de mármol sobre el hombro; 
12. con el perro del contrario atado a su pierna, mientras el dueño del chucho le llamaba continuamente; 
13. amarrado a un ciego (en esta extraña simbiosis, una pareja muy compenetrada ganaba siempre); 
Mozorros y Kiliki en la Semana Santa pamplonesa
14. jugar vestidos de mozorros con las caperuzas puestas; 
15. con un saco de arena al hombro; 
16. o tener que tañer una campanilla situada en un rincón del frontón antes de restar la pelota; 
17. o subir al graderío igualmente antes de darle a la pelota; 
18. o jugar dos a dos atados por las muñecas, tobillos o ambos; 
19. o de tres en tres, igualmente atados, pero el del centro en sentido contrario de los otros dos; 
20. y por fin, uno de los partidos más frecuentes era el de jugar a restar al segundo bote. 

¡Qué no daríamos muchos por que existiera alguna grabación con una, siquiera una, de las veinte modalidades en las que se jugaba a pelota en el frontón de la Mañueta! Por cierto, ¿cuál de las 20 preferirías ver? Yo con la 12ª me conformo.

DN 27 09 1987
Una de las costumbres de aquel frontón, que con los años fue ley, era la de aceptar como buena toda pelota que hubiese botado dentro de la cancha, aunque después pegase en las columnas, retrete o llegase al graderío. Los asiduos del frontón, la mayoría hábiles pelotaris, adquirieron tal destreza y exactitud en las jugadas, que mandaban la pelota a los puntos más inverosímiles que resultaba difícil, por no decir imposible, restarla. Había uno que su especialidad era la de meter la pelota en el retrete en cuanto veía que un espectador entraba o salía de la garita. Así nació una nueva palabra navarra, la de "mañuetero", que José M.ª Iribarren la recogió como: «pelotari ducho en tretas y artimañas». La palabra saltó fuera de la cancha aplicándose a los marrulleros y habilidosos en las diversas actividades humanas. 
De aquellos mañueteros famosos, todavía se recuerda a Zubielqui, buen jugador, consumado actor en la cancha para impresionar al contrincante, al que desconcertaba con sus múltiples simulaciones de enfermedad y fallos orgánicos que llegaban hasta el del vómito de sangre; a José Azcona, «Azconitiain», un artista en las dejadas, y a Jacue, el artista que levantaba al público de sus asientos con sus genialidades y sobre todo con su gracia y simpatía.

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