martes, 9 de abril de 2024

Agustín Asenjo, aceite usado, palacortista y apostador (2)

Si en el 85 (artículo de G.A.) tenía 51 años, en la entrevista del 94, que vais a leer hoy, ronda los 60. En la actualidad, si vive (yo no he visto la esquela) cumplirá en junio 90.
Era tan mañuetero que no necesitó aprender en la Mañueta y tan pamplonés "de toda la vida" que se permitió el lujo de nacer en Berbinzana.

Agustín Asenjo, genio y figura del Labrit
Todavía se recuerda el duelo, hace doce años, con el fenómeno mejicano Musi
Luis M. Sanz DN 05-06-1994
Agustín Asenjo Guillén, natural de Berbinzana y pamplonés de toda la vida, ha sido uno de los pelotaris con mayor carisma que ha pasado por el Labrit. A sus 59 años, todavía hace un hueco en su negocio para acudir todos los sábados al frontón. Ya no es como antes, pero sigue disfrutando y muchos jóvenes acaban cediendo ante la experiencia y la habilidad de «Asenjo» con la pala corta.
Agustín Asenjo está casado y tiene dos hijas, de 8 y 5 años. «Estoy chalado con las dos hijas; la pena que tengo es que no me ha salido un chaval para que jugara a pelota. Si la mayor hubiese sido un chaval, ya lo podría llevar al frontón. Así como Retegui tiene un chavalico que creo que juega la leche, a mí también me hubiese hecho ilusión». Agustín Asenjo tiene una empresa de aceites usados y bidones en el polígono de Tajonar, que no le va mal. «Es importante que se recoja el aceite y no se tire en cualquier sitio», dice.

Treinta años en el Labrit
«Soy el deportista que más veces ha salido en Diario de Navarra», asegura Agustín Asenjo a este incrédulo periodista. «Sí, es que tengo un anuncio de bidones que sale todos los días, desde hace 25 años, en la sección de ventas». Agustín Asenjo se conserva en plena forma. El deporte, sin duda, ha contribuido de manera esencial en la forma física de una persona que está a punto de cumplir los 60 años. «Juego una vez a la semana y eso unido al trabajo diario me conserva en unas buenas condiciones». 
—¿Recuerda cuándo empezó a pelotear en un frontón? 
—De chaval. Empecé a jugar a mano y después de la mili me pasé a jugar a paleta de goma, luego a paleta de cuero y al final a pala corta. A pala corta me inicié con treinta y tantos años. Siempre en el Labrit, dando la lata. Antes iba miércoles y sábados y últimamente ya sólo voy los sábados porque las piernas ya no responden y como siempre juego solo se cargan los hombros, los brazos... Ahora juego contra uno y me basta y me sobra. 
—¿Volverá alguna vez aquel ambiente que se vivía en el Labrit, con cientos de espectadores enfervoriza-dos en las gradas? 
—No. Hace seis años o así se cerró el Labrit durante dos años para reformar el techo y al estar cerrado tanto tiempo se perdió el ambiente. Ahora van 80 o 100 personas. Antes iban 1.000 y se ponían hasta en el rebote. Ese ambiente no se ha vivido en ningún otro frontón. Me chillaban y yo me volvía y les decía «qué pasa» y se callaban...

Un palista especial 
—La verdad es que siempre fue un palista un tanto especial. 
—A mí siempre me ha gustado jugar solo, porque me gusta darle a todas. Si tenía mala leche cuando jugaba solo, pues fíjese con otro. Para no hacer mala leche con nadie, pues juego solo y a correr. Y además sudas más y entras más en juego. Cuando jugaba con Echavarren de pareja, contra Mendiluce y Egaña, tenía al hombre en el rebote un poco aburrido, porque todas le daba yo. Pero él jugaba muy a gusto conmigo. 
—Siempre ha actuado por libre, al margen de campeonatos y alejado de los trofeos y de los laureles. 
—Sí, salvo algún festival que me ponía la Federación. Pero nunca me he apuntado a campeonatos. 
Bueno, una vez jugué un campeonato de clubs, de paleta de cuero, y nos quedamos campeones de España. Así que un titulillo ya tengo. Pero nunca me ha gustado. Prefería más mi ambiente del Labrit. —Cuénteme su duelo más recordado. 
—Hombre, el partido más famoso que se ha hecho fue el que perdí con el mejicano Musi. Era un jugador muy raro jugando, que te sacaba con las dos manos, con efecto... Al principio, para cuando me enteré, me metió 11-0. Después me ganó 50-36. Era un juego muy raro y nos sorprendía. Aparte que nosotros jugábamos siempre al rebote, donde se ganan tantos y no se arriesga, pero él el rebote lo cogía con las dos manos y te ponía otra vez la pelota atrás. Con el tiempo ya se le fue cogiendo su forma de jugar y perdió algún partido. Yo entonces tenía 47 años y me acuerdo que no cabía más gente en el frontón. Creo que fue el mayor llenazo que ha habido en el Labrit. 
—Y dígame, cómo fue eso de jugar con un banco a la espalda. 
—A mí siempre me han gustado mucho los partidos raros. Yo he jugado muchos partidos dándole por detrás —a paleta goma—; jugaba con dos sillas en la mano; con el banco en la espalda... Y con 20 kilos de viruta de hierro en el chaleco. Y lo bueno es que para los diez tantos se me sentó el otro cansado. 
—Supongo que a lo largo de su vida habrá hecho muchas apuestas. 
—Si, eran apuestas de mil duros, pero no eran cantidades grandes. Recuerdo un partido que me jugué 50.000 pesetas contra 5.000, los dos de zurda, e hice las dos primeras faltas, porque había que sacar con la zurda desde el 10... Creía que volaban las 50.000 pesetas del año 1979. Pero al final gané.

La pelota daba poco dinero 
—¿Ha ganado dinero con la pelota? 
—Yo y otros muchos podíamos haber sido profesionales, pero tampoco se ganaba mucho. Yo, de todas formas, no he ganado nunca nada. Pero muy pocos han ganado dinero, incluso las figuras. Yo no sacaba ni para las pelotas que compraba en Bilbao. 
—Se decía que perdía partidos para apostar y ganar más en el siguiente. 
—Yo eso no he hecho nunca. No me gusta perder ni con mi hermano. Y si he podido lo he machacado. No le dejo ni un tanto. Es cierto que me decían: "¡cómo te has dejado para ganar el sábado que viene!..." Mentira. 
—¿Ha sufrido el paso de jugador de pelota al de trabajador y empresario? 
—Yo no lo he sufrido porque no he vivido de la pelota. Además, este negocio lo tengo desde hace 30 años. Jugaba a pelota y trabajaba aquí. Hombre, lo cierto es que ser una persona conocida me ha ayudado un poco en el negocio, porque en Pamplona he sido popular. 
— Y en estos tiempos donde la ecología y el medio ambiente tienen gran importancia, debe ser un negocio pujante. 
—Bueno, la cosa está dura, pero ya vamos. 
—¿Acude habitualmente a los frontones como espectador? 
—No voy mucho. Pero si hay pala en televisión, que es lo que más me gusta, pues no me lo pierdo de ninguna forma. Pero a los frontones hace años iba más. 
—Por cierto, ¿quién va a ganar el manomanista? 
—Ni idea. Arreche les ha ganado a los dos y sin embargo, no se puede saber. En pelota un día ganas y otro pierdes con el mismo rival. Se sabe cuando hay un pelotari como Retegui, que ha ganado once veces casi seguidas, entonces ves que la superioridad es grande. 
—Dígame, ¿se volvería a colgar un banco y cruzar una apuesta? 
—Si creo que le voy a ganar fácil sí. Ahora mismo. 
Siempre a caballo ganador. 








Asenjo, hace varios lustros, en una de sus peculiares apuestas. /Foto Gómez.




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