"Burla", "ruptura constitucional"... varapalo a Sánchez de exministros y excargos del PSOE por rebajar el delito de malversación
«No sé si la gente es consciente de la situación en la que nos encontramos por primera vez en la democracia, en este intento de que los delincuentes sean quienes dan las pautas al Gobierno para hacer las cosas tremendas que se están llevando a cabo», ha señalado César Antonio Molina, ex ministro de Cultura en el Gobierno de Zapatero
José Luís Corcuera, Antonio Miguel Carmona y César Antonio Molina |
Servidumbre voluntaria Pedro Charro Ayestarán
Varios exministros socialistas -siempre son ex- e intelectuales varios han firmado una nueva carta alarmados ante las cesiones de Sánchez a sus socios secesionistas de Cataluña, y denunciando el peligro que para los valores constitucionales supone su afán de controlar las instituciones.
Además, reprochan a los que guardan silencio que su indiferencia resulta incompatible con una ciudadanía responsable y que nos puede llevar por el camino de la “servidumbre voluntaria”, algo que me ha llamado la atención, pues se trata de una expresión muy particular, que viene de lejos, en la que se alude al hecho de que no hace falta coerción o fuerza para que nos prestemos a cumplir cualquier orden, que nuestra tendencia natural es obedecer y someternos al poder por el hecho de serlo y que, aunque los gobernante puedan ser ilógicos y hasta brutales y las leyes injustas, las aceptamos.
Por eso lloramos a los dictadores muertos, o gente como Putin sigue en el poder, y a veces parece que no deseamos la libertad, y preferimos el sometimiento, lo que es sin duda un chollo para los que mandan, que nos tratan como un rebaño de ovejas.
Algo de esto hubo cuando aceptamos las estrictas medidas impuestas por el estado de alarma, sin que nunca supiéramos qué expertos las dictaban y sin rechistar ante una limitación de nuestros derechos que no nos dejaba ni salir de casa o nos arruinaba, y que finalmente, como si fuera un chiste, fue declarado inconstitucional por el TC, organismo que acostumbra a dictar sus resoluciones cuando ya nos hemos olvidado del asunto.
Este nuevo manifiesto, que no parece hacer mucha mella en el desprejuiciado sanchismo, al menos ha traído de vuelta esta noción de “servidumbre voluntaria”, acuñada en el siglo XVI por Étienne de La Boétie, amigo de Montaigne; una frase que hizo fortuna y que que ha perdurado hasta nuestros días, porque lo que refleja, al parecer, también perdura. Si el hombre quisiera su libertad, la tendría. Bastaría con que no se sometiera de buen grado, escribió La Boétie, un visionario.
El autor y su obra (Wikipedia)
El Discurso sobre la servidumbre voluntaria es una corta requisitoria de 18 páginas, contra el Absolutismo que sorprende por su erudición y solidez ya que quien lo escribió sólo tenía 18 años de edad. Al leer esta obra Michel de Montaigne quiere conocer al autor y de este encuentro nace una amistad que sólo acaba con la muerte de La Boétie a los 32 años.
El texto de La Boétie plantea la cuestión de la legitimidad de cualquier autoridad sobre un pueblo y analiza las razones de la sumisión (relación dominación / servidumbre). De esta manera el Discurso prefigura la teoría del contrato social e invita al lector a una minuciosa vigilancia siempre con la libertad como punto de mira. (...)
Si bien La Boétie fue un servidor del orden público, es considerado por algunos como un precursor intelectual de la desobediencia civil y del anarquismo.
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