El general Cassan se rinde a las fuerzas de bloqueo de Wellington que rodean la Ciudadela de Pamplona, 31 de octubre de 1813. AYTO DE PAMPLONA. ILUSTRAC F.VELA |
Mikel Torres nos recuerda la efeméride del 31 de Octubre de 1813 en Pamplona
Tal día como hoy de hace 210 años, las tropas de José Bonaparte, hermano de Napoleón, rendían la plaza de Pamplona.
Abajo dcha. camino de entrada a la Ciudadela por la Puerta del Socorro |
Mikel Torres 31·10·23 D. Noticias
El general Cassan al mando de la guarnición acantonada en la Ciudadela, unos 4.000 franceses extenuados, malheridos y hambrientos, entregaba las llaves de la fortaleza al general Carlos de España, al frente de las fuerzas de bloqueo anglo-españolas lideradas por Wellington. Eran las 4:30 de la tarde del 31 de octubre de 1813.
Pero este episodio no empezó ahí, sino cinco años antes. Como una travesura de patio de colegio, todo se precipitó con una batalla campal de bolas de nieve.
A comienzos de 1808, el Ayuntamiento de Pamplona había sido informado de la inminente llegada de huestes francesas a la capital, compuestas por una división de tres mil hombres a la que seguirían muchos más. Con porte marcial y redoble de tambores, el 9 de febrero hacía su entrada por el portal de San Nicolás el general D’Armagnac, seguido de tres batallones de Infantería entre franceses, suizos, alemanes, belgas… hasta sumar 2.500 efectivos de paso por Navarra, camino de Portugal.
Cabe precisar que en 1807 Napoleón y Carlos IV aspiraban a repartirse la Lusitania mediante el tratado de Fontainebleau, de lo que se colige que Francia y España además de vecinos eran aliados.
Aquel invierno los cuervos volaban bajo anunciando que la nieve no tardaría en llegar. En efecto, el 16 de febrero Pamplona amaneció con un grueso manto blanco.
Abajo izda. camino de entrada a la Ciudadela por la Puerta del Socorro |
En la mañana de ese martes glacial, una partida de suizos pertenecientes al ejército galo acampado al sur de la Ciudadela (Vuelta del Castillo) se dirigió a la Puerta del Socorro, en busca de víveres como hacían a menudo. Con la excusa de la nieve, no tardaron éstos en propiciar una inocente batalla campal a limpia bola contra el cuerpo de guardia español que custodiaba la entrada.
Hoy ningún historiador duda de que D’Armagnac, por orden expresa de Napoleón, pretendía tomar al asedio la Ciudadela en el instante más propicio. Lo que lleva a suponer que aquel martes de febrero era el día de autos. Planeado con detalle, los franceses se apostaron sobre el puente levadizo de la Ciudadela para que los centinelas no pudieran alzarlo. Entre bolazo y bolazo, a la señal penetró una avanzadilla que, en una acción rápida, consiguió desarmar al retén de guardia y apoderarse del polvorín.
Cara norte de la Ciudadela. Puerta Principal y puesto de guardia por donde penetró la partida de granaderos franceses. MIKEL TORRES |
Mina el mozo (Wikipedia) |
Las tropas francesas permanecieron allí cinco años, pero su estancia en la Vieja Iruña no les fue fácil. Como describe Luis del Campo (Pamplona, tres lustros de su historia), pronto surgió la insurrección en las calles que, al grito de ¡Abajo los gabachos!, pedía armas para pertrechar a la población y expulsar al invasor.
La dominación francesa forjó un elenco de notorios en ambos bandos. Uno de ellos, Mina el Mozo (Francisco Xabier Mina), fue un destacado guerrillero que en 1809 consiguió agrupar una partida de rebeldes navarros bajo su mando junto a desertores del ejército napoleónico, en su mayoría italianos, polacos y alemanes, que amargaron la existencia de los franceses.
En el bando contrario, Jean Pierre Mendiry, a la sazón comisario general en Navarra, sembró el pánico entre la parroquia local con ayuda de su amante, María Josefa Landarte, una carnicera de Burguete y quizá agente doble de Espoz y Mina.
Monumento a los "afusilados por los gabachos", junto a Leclerc |
De hecho, durante mucho tiempo persistió la expresión ¡Que viene Mendiry! para atemorizar a los niños. Y desde luego José Bonaparte (Pepe Botella) que se alojó en el palacio de los Virreyes (hoy Archivo General) cuando trataba de huir a Francia.
Como señala Martinena (DN 3-XI-2013), el Ayuntamiento de Pamplona, en agradecimiento al duque de Wellington por la liberación de la ciudad, proyectó erigir una estatua ecuestre de este militar inglés en la plaza Consistorial, iniciativa que, como se sabe, no prosperó, aunque no por ello dejó de rememorarse el hecho. En años sucesivos se llegaron a acuñar varias monedas recordatorias de esta gesta, seguramente olvidada ya en el desván de la desmemoria.
Monedas conmemorativas del duque de Wellington contra Napoleón (circa 1820):
1- Moneda de plata que evoca la liberación de Pamplona: "Inglaterra protege la ciudad de Pompeyo"
2- Moneda de bronce tras la liberación de España y Portugal.
3- Moneda de aleación con las ciudades liberadas, en último lugar aparece Pamplona y la fecha de 31 de octubre de 1813. MIKEL TORRES
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