Origen de la foto |
Se ve que el chaval, por la edad, es todavía "Cagonico del Asilo", con Sor Cecilia, y que le falta algún año para ir a las Escuelas de Compañía. Demasiado centrado, tenso y, por el escaso caudal, se nota que no está relajado.
Será que es de las primeras veces. Hay que insistir, mocé.
Y cuando seas mayor...
Escuelas públicas "Martín Azpilcueta"
Esa foto de Galle (por cierto, hoy se le podía caer el pelo) me ha hecho desolvidar mis años en esas escuelas, entre 1955-60.
Casi todos los hermanos hemos pasado por ellas. Las Escuelas de Compañía estaban separadas por sexos. Las chicas entraban y salían por la escalera que daba a la Bajada Javier y Merced (la de "askatasuna" y los carteles de Erice) y los chicos por el lado contrario (donde hay dos chavales sentados), por el que mira a Curia.
Escuelas de Compañía, desde la Bajada Javier |
Especialmente a la tarde, al terminar las clases, aquello era un espectáculo. Quince o veinte chavales pasaban a la acera de enfrente y otros tantos se quedaban en la acera de la escuela.
- ¡A ver quién llega más lejos!
Ganaba el que llegaba a la otra acera.
Al principio estábamos desentrenados, pero mirábamos a los mayores, que eran unos expertos. Sabían que echando el pellejo (luego supimos que se llamaba "prepucio") hacia atrás, alcanzabas más distancia. Y si lo acompañabas de un impulso hacia delante con las caderas, ni te digo.
Si lograbas mojar al que tenías enfrente, campeón.
La calle Compañía era bastante ancha |
Nadie nos decía nada. Y por supuesto ninguna chica pasaba por ese lado de la calle.
Cuando terminábamos la competición, ahí quedaba ese tramo de la calle Compañía -el de la salida de los chicos- bien regado con más de 30 regueros bien largos y bien marcados. El tramo de las chicas, aburridamente limpio. ¡Qué envidia pasarían las podemitas actuales!
Era nuestra libertad, o mejor, nuestro libertinaje.
Ángulo a la izda. de la puerta de entrada a la Catedral (pincha) |
No es lo mismo, la calle Bergamín...
...que ver mingas por la calle.
Nos gustaba llamarle al instrumento "chorra", "polla" y, sobre todo, "minga". Cuando luego, en el Seminario, me enteré de que mear se decía en latín mingō, mingis mingere, mixī o minxī, mictum o minctum, caí en la cuenta de que, sin saberlo, estábamos empleando una palabra muy culta. Micción, mingitorio... son palabras de mucha categoría que derivan de nuestra humilde minga, con la que tanto disfrutan los y las de Podemos:
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