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Plano de la ruta publicado por la prensa de la época. |
Para seguir reivindicando la reposición de la placa en su honor, colocada en 2002, inicio hoy una trilogía sobre la gesta del Plus Ultra (nada que ver con la aerolínea actual) y los dos navarros -Rada y Ruiz de Alda- que tomaron parte en ella. Texto y fotos proceden del libro "Historia del aeropuerto de Pamplona", publicado en 2007 por AENA, lo que me lleva a sospechar (ver último párrafo) que la decisión de retirar la placa no puede proceder de AENA, sino del actual Gobierno de Navarra.
Una vez finalizado el conflicto de Marruecos con el
desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925, en el que tan
brillantemente había participado la aviación española y con la
experiencia adquirida en la guerra, los aviadores españoles ardían
en deseos de incorporarse a las grandes aventuras aeronáuticas que
otros países de nuestro entorno venían realizando en aquellos años.
Tras numerosos debates en el seno de la Aviación
Militar, el Gobierno autorizó, a finales de 1925, la realización de
tres grandes vuelos que venían siendo minuciosamente preparados por
nuestros pilotos militares: Argentina, Filipinas y Guinea Española,
tres puntos entrañablemente unidos a la historia de España.
Para la realización del primero de ellos, el
comandante Ramón Franco y el capitán Mariano Barberán llevaban
trabajando desde primeros de 1925 en el estudio meteorológico y
cartográfico de la ruta, y en el modelo de avión a elegir entre los
pocos de los que disponía la aviación militar española.
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Hidroavión Dornier Wall Plus Ultra |
Fue elegido el hidroavión alemán Dornier Wal, del
cual España había adquirido 12 unidades, al precio de 300.000
pesetas cada una, y de las que quedaba por entregar la última, por
lo que aún estaban a tiempo de hacer algunas modificaciones para
realizar un vuelo trasatlántico.
A última hora Barberán tuvo que abandonar el
proyecto, por motivos personales, y fue sustituido por el
capitán-observador Julio Ruiz de Alda, experto navegante y operador
de radio y radiogoniómetro. Ramón Franco eligió como mecánico al
soldado Pablo Rada Ustárroz, que no tenía la experiencia de otros
más veteranos, pero al que le unía una gran compenetración ya que habían
volado juntos en el Dornier Wal durante las últimas operaciones
bélicas marroquíes. También fue incluido en la tripulación, a
petición del Ministerio de Marina, el teniente de navío Juan M.
Durán, piloto de la Aeronáutica Naval, para coordinar el apoyo que
el destructor Alsedo y el crucero Blas de Lezo prestarían durante la
ruta como estación radiogoniométrica y transporte de repuestos y
combustible.
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Orla conmemorativa |
El Dornier Wal era muy conocido por la mayoría de los
aviadores españoles desde que se incorporó a nuestras fuerzas
aéreas a finales de 1922, por haber participado en todas las
operaciones de Marruecos como bombardero, reconocimiento y transporte
de autoridades.
Con el fin de incorporar algunas modificaciones que les
permitieran volar hasta 16 horas seguidas, Franco y Ruiz de Alda se
trasladaron durante un mes a la fábrica alemana para comprobar los
cambios efectuados, que le permitirían mucha más autonomía,
motores más potentes y un nuevo equipo radiotelegráfico y
radiogoniométrico para vuelos trasatlánticos. Una vez efectuadas
todas las mejoras en el hidro, este voló hasta Melilla, tripulado
por Franco, Ruiz de Alda y un mecánico de la casa Dornier. Pablo
Rada había permanecido en Melilla, en la escuadrilla de "De
Havilland" estudiando su motor Napier Lion que era el nuevo y
más potente que le habían instalado.
Terminados todos los preparativos sólo quedaba un
detalle, colocarle un nombre adecuado ligado a algún recuerdo
histórico. Después de barajar varias posibilidades Plus Ultra les
pareció el más adecuado denominación que le fue impuesta sin
ceremonial alguno.
El 19 de enero de 1926 el Plus Ultra emprendió el
vuelo hacia Palos (Huelva), desde donde tras varios intensos días de
actos civiles y religiosos de despedida, por fin el día 22 inició
la travesía del Atlántico.
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Llegada del Plus Ultra a Brasil. |
En una primera etapa, tras ocho horas de vuelo,
llegaron a Las Palmas donde permanecieron varios días en los que
Pablo Rada efectuó la revisión y cambio de algunos elementos para
continuar en una segunda etapa hasta Porto Praia (Cabo Verde). De
nuevo se tuvo que emplear a fondo Pablo Rada para reparar algunos
pequeños desperfectos que afectaban a los cables de mando, hacer un
reglaje de válvulas a ambos motores y cambiar las hélices bipalas
por unas cuatripalas que habían traído los barcos de apoyo.
Para la siguiente etapa, la más larga, de Porto Praia
a Recife (Brasil) se redujo el peso al mínimo, embarcando en el
Alsedo Juan Durán y todo el repuesto. Tras varios intentos
frustrados de despegue, que les hicieron perder mucho tiempo,
consiguieron irse al aire y cuando llevaban cerca de 13 horas de
vuelo, se les hizo de noche y debieron amerizar en la isla de
Noronha, antes de llegar a Recife como estaba previsto, pero
continuaron en cuanto amaneció para terminar la tercera etapa. Este
último y pequeño tramo fue el más conflictivo de todo el vuelo ya
que debieron parar un motor por una avería en su hélice.
La tripulación del hidroavión fue objeto de varios
días de agasajos por parte de la colonia española en Recife, de los
que Rada apenas pudo disfrutar ya que debió reparar el motor y
cambiar de nuevo la hélice.
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Llegada del Plus Ultra a Brasil. |
La llegada a Río, más de 12 horas de vuelo, fue
apoteósica. Nada más amerizar, el aparato fue rodeado por gran
cantidad de barcos que estuvieron a punto de destrozar el Plus Ultra,
causándole graves desperfectos en los timones de cola. Una vez más,
Pablo Rada tuvo que aplicarse en su reparación, pero terminado su
trabajo fue prácticamente secuestrado por sus admiradoras, pasando
varios días sin aparecer por el hotel.
Una vez recuperado el mecánico navarro continuaron el
vuelo hacia Montevideo y Buenos Aires.
La llegada a la capital del Plata fue el 10 de febrero
de 1926, y en Buenos Aires aún se recuerda hoy en día dicha fecha,
como uno de los acontecimientos más importantes jamás celebrado en
la ciudad.
A todos los tripulantes les fueron impuestas numerosas
condecoraciones nacionales y extranjeras, recibiendo en el caso de
Rada la primera Medalla de Oro del Trabajo.
Entre todos los homenajes recibidos por nuestros aviadores a lo largo de los años, uno de los últimos (Marzo 2002) fue el celebrado en el Aeropuerto de Pamplona, cuando
descubrieron una placa como recuerdo de este vuelo, en un sencillo y merecido homenaje a los dos navarros de su tripulación: Ruiz de Alda y Rada.
2 comentarios:
Supongo que esta panda de ignorantes relacionan plus ultra con franquismo, cuando significa más allá. Más allá del estrecho de Gibraltar, hacia el Atlántico, las Américas.
Nunca mejor dicho, Aritz. PANDA DE IGNORANTES, pero es que además son malos, perversos, pues todo esto que hacen por desprestigiar a su país, nuestro país, ESPAÑA, es consciente, pensado y planificado, y si hay que manipular la historia se manipula y ya está, siempre habrá algún tonto que les siga y les dé su voto.
Este es nuestro gobierno en Navarra y España, luego viene Alzorriz tratando de darnos ejemplo con su artículo de hoy en D.N., seréis hipócritas, cínicos y vendidos miserables.
Navrazon,Pachi, gran reportaje, a ver si toman nota y hacen lo que están obligados ha hacer.
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