lunes, 11 de agosto de 2025

Aquel verano de 2000 (Jáuregui, Casanova, Portero, Lluch...)

José Ignacio Palacios, ante la fachada del Ayuntamiento del que fue concejal (1983-91)
"Verano de 2000: gracias a Basilio, el conductor, y a todos los escoltas que durante ese tiempo fueron mis ángeles de la guarda, hoy sigo vivo"

José Ignacio Palacios DN 08/08/2025
El 28 de noviembre de 1999, después de 439 días sin atentados, la banda terrorista ETA anunció el fin de su tregua. Casi dos meses después, el 21 de enero, asesinaría en Madrid al teniente coronel Pedro Antonio Blanco y a él, y a lo largo de ese año, le seguirían 22 personas más. Así, el 22 de febrero, eran abatidos en Vitoria el socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, y en mayo y junio caerían el periodista José Luis López de Lacalle y el concejal del PP de Durango Jesús María Pedrosa. Fue así como se llegó a ese sangriento verano de 2000.
El 15 de julio fue asesinado el concejal del PP de Málaga José María Martín Carpena, y 14 días después moría en Tolosa el socialista, exgobernador civil de Guipúzcoa, Juan Mari Jáuregui. En la mañana del 8 de agosto cayó el empresario nacionalista José María Korta. Entonces, el presidente de la Diputación Foral de Guipúzcoa se preguntaba ¿“cómo lo han podido asesinar si es uno de los nuestros”? Está visto que “errores” cometía hasta ETA.
Abrazándose con ternura a la Ponencia Oldartzen
Esa tórrida tarde del 8 de agosto de 2000, en la que las radios anunciaban la amenaza de un coche bomba en el paseo de la Habana de Madrid y en el momento en el que la “socialización del dolor” -la Ponencia Oldartzen, sugerida por Adolfo Araiz- estaba en su apogeo, pensé que el sitio más seguro para estar en Pamplona era la piscina. Para trasladarme a ella desde mi domicilio, tuve que ir en el coche oficial, con inhibidor de bombas, y… con un dispositivo policial de 17 agentes. Y no quedó ahí la cosa, porque dentro del recinto del Club varios policías no me perdieron de vista ni un segundo.
Al día siguiente, 9 de agosto, después de trabajar en mi despacho, me trasladé a Estella para asistir al día de la Merindad de sus fiestas patronales. Tuvimos un almuerzo con los alcaldes de la zona y estuve sentado a la derecha del vicepresidente Gurrea, que tenía a su izquierda a la alcaldesa María José Bozal. Estábamos ya en la sobremesa cuando a Gurrea un escolta le entregó un papel, lo leyó y me dijo: “me voy, han asesinado a un subteniente del Ejército en Berriozar”. Para no amargar el café al resto de los comensales salí yo pocos minutos después y me trasladé hasta el domicilio de Francisco Casanova donde todavía no se había levantado su cadáver.
Dos días después tenía previsto comenzar dos semanas de vacaciones. Como todos los años, iba a ir a la playa, pero me vi obligado a cambiar de planes y me marché a una capital europea. 
Viuda de Tomás Caballero:
"Aparta de mí este cáliz"
Cuando regresé, en el aeropuerto, me estaba esperando el coche oficial, con el conductor y el escolta. Este, cuando todavía no habíamos salido del aparcamiento, se volvió y me dijo: “consejero, a partir de hoy tiene prohibido utilizar su coche particular en Navarra, no puede andar por la calle y todos los desplazamientos los tiene que hacer en este vehículo”. Empezaba así una nueva etapa de mi vida, con libertad vigilada, que duraría muchos años. Pero, gracias a Basilio, el conductor, y a todos los escoltas que durante ese tiempo fueron mis ángeles de la guarda, hoy sigo vivo.
No les sucedió lo mismo a los agentes de la guardia civil Irene Fernández y José Ángel de Jesús, asesinados el 20 de agosto, ni a los concejales del PP Manuel Indiano y José Luis Ruiz Casado, matados el 29 de agosto y 21 de septiembre, día en el que oficialmente acabó ese sanguinario verano.
Después, en el tiempo restante de ese año 2000, fueron asesinados por ETA el fiscal Luis Portero, el coronel Muñoz Cariñanos, el funcionario de prisiones Máximo Casado, el magistrado del Supremo José Francisco Querol, junto a su conductor, Armando Medina, y sus dos escoltas, Jesús Escudero y Jesús Sánchez; el exministro socialista Ernest Lluch, el concejal del PP Francisco Cano y el policía municipal de Barcelona Juan Miguel Gervilla.
Hoy, 25 años después, ETA ya no mata, pero está en las instituciones y Bildu se ha convertido en socio preferente de Pedro Sánchez y María Chivite. Por eso, Patxi López ha pasado de portar el féretro de Juan Mari Jáuregui a ser el negociador con Bildu. ¡Así son las cosas!
José Ignacio Palacios Zugasti era en el año 2000 consejero del Gobierno de Navarra

No hay comentarios: