La mano de Irulegui tira a canasta. Foto de Pío Guerendiáin (10.09.22) |
Y además estaba el misterio de la camioneta verde, que se ensanchaba y crecía.. tenía que crecer, de lo contrario no hubiéramos cabido tantos en ella.
Puente de Iroz. Jesús Diges DN |
Lucía Baquedano La ventana DN 10.10.2002
Ya han celebrado varios ensayos el grupo coral del Klub, pues durante el plenilunio del día 3 y a las tres de la mañana dará un concierto, siendo entre las obras que canten las que más gustarán a los radioescuchas la popular "Luz que brillas en el cielo" y la gran rapsodia vasca del maestro King Pulas "Kakalarri naiz"
La Prensa:
único diario español e hispano americano en Nueva York,
de circulación certificada por el ABC
Nueva York, miércoles 30 de Agosto de 1939
Pío Guerendiáin 2022-10-12 at 22.36.45 |
Luz que brillas en el cielo,
¡Oh luna clara y hermosa!
¡Oh qué noche silenciosa!
Tú mitigas mi dolor
Teníamos que repetirla tres veces para que supiera a algo. A dos voces, en diálogo con el solista
No sé si la aprendí en el Seminario o, antes, en la Escolanía Santa María la Real, con don Javier Redín.
Antigüedad
La Biblioteca Nacional no va más allá de 1964. Para esa fecha ya la cantábamos nosotros.
En la hemeroteca de Diario de Navarra ni siquiera pasa del 2000, pero con ese artículo delicioso de Lucía Baquedano, que habéis visto.
Tenía esperanzas en la Prensa Histórica, que me llevara al siglo XIX, pero se queda en 1939.
Así que nos conformamos con "La Prensa", de Nueva York, que confirma mis sospechas de que esta habanera tan romántica es del norte de España (todas las referencias son de periódicos del norte). Y la presenta como "popular" ya en 1939.
Escuchad esta maravillosa versión:
Documentación
1. Excursión a "La Granja" del Kurtzulu Klub
Al igual que el pasado año, este club se propone hacer su jira a las montañas de Catskill durante las fiestas de Labor Dayl.
Saldrá una caravana automovilística desde esta ciudad, el sábado día 2, con la esperanza de retornar a altas horas de la noche del día 4.
Durante la estancia en "La Granja" se celebrará una grandiosa fiesta, que superará por mucho a la celebrada el pasado año.
En el rio Esopus, que es el que colinda con la finca de los señores Marcos y Fuentes, habrá cucañas, concurso de natación, regatas de toneles, palo ensebado, suelta de patos, etc., etc. Habrá una "grandiosa y vertiginosa carrera de cerdos con alpargatas rojas" entre los pueblos de Aliaben y Phoenicia y el que tenga la suerte de salir victorioso en la carrera no sabe que los del Kurtzulu Klub se lo comerán asado.
Ya han celebrado varios ensayos el grupo coral del Klub, pues durante el plenilunio del día 3 y a las tres de la mañana dará un concierto, siendo entre las obras que canten las que más gustarán a los radioescuchas la popular "Luz que brillas en el cielo" y la gran rapsodia vasca del maestro King Pulas "Kakalarri naiz". Después del concierto se servirá una opípara berakatz sopa.
El baile será continuo durante los tres días y el dormir sólo se permtirá de pie. Para que no queden agotadas las existencias líquidas del bar como el pasado año, el señor Fuentes está en comunicación directa con media docena de fábricas de cerveza.
Se tienen noticias que en " La Granja" el comité de recibimiento ha nombrado al hijo adoptivo de la floresta, al protector de animales, al bueno de Lorenzo, como "introductor general" con plenos poderes, para que durante los tres días de fiesta reine la armonía y el buen humor.
La Prensa:
único diario español e hispano americano en Nueva York,
de circulación certificada por el ABC
Nueva York, miércoles 30 de Agosto de 1939
2. Nuestra tía Tere
Yo conocí el país de Nunca Jamás, aquel lugar increíble donde los niños eran felices, jugando sin que nunca aparecieran los mayores con su jarro de agua fría, diciendo qué se podía y qué no se podía hacer. Claro, que en mi Nunca Jamás, estaba la tía Tere con su pelo rubio y la sonrisa alegre. Pero como ella era diferente, nos negábamos a creer que fuera mayor, aunque algunos la llamaran formalmente Teresa y tuviera cuatro hijos. Además, ¿qué importaba que fuera mayor, si supo hacer de su casa el lugar maravilloso para todos los niños, parientes de uno u otro lado, que nos reuníamos allí las tardes de los domingos de invierno?
A veces, cuando algunos niños me preguntan acerca de mi infancia y les hablo de nuestra tía Tere, me miran incrédulos. ¿Cómo van a creer que en su casa se podía jugar al escondite por todas las habitaciones, debajo de las camas, en el interior de los armarios o en la despensa?¿Pueden creer que el fondo del largo pasillo albergan un sensacional columpio, barras para hacer gimnasia y que del techo pendieran dos gruesas cuerdas llenas de nudos, para trepar por ellos y bajar deslizándonos por una barra como los bomberos? ¿Que la gran cocina se convertía en nuestra, cuando la invadíamos para elaborar magdalenas y chandríos, entre nubes de harina y charcos de aceite, que al terminar limpiábamos .a nuestra manera»? ¿Pueden creer que cada domingo aparecieran en la mesa todos los tebeos, que entonces eran muchos, y que tras haber sido leídos ávidamente nos los repartiera para que cada uno pudiéramos llevar a casa el nuestro? ¿Y que en la máquina de escribir, con sólo dos dedos una podía dejar volar su imaginación? ¿Y aquella otra máquina que proyectaba en la blanca pared de la cocina divertidas películas de Jaimito?
Y además estaba el misterio de la camioneta verde, que se ensanchaba y crecía.. tenía que crecer, de lo contrario no hubiéramos cabido tantos en ella. Amontonados, sentados unos encima de los otros, camino de Iroz donde, a la orilla del río, pasábamos muchos domingos del verano, que se hacían tan cortos aunque el día fuera largo... «Oh qué noche silenciosa, oh luna clara y hermosa», solía cantar cuando volvíamos. Y aquella canción coreada por todos, parecía la más bonita del mundo.
Pero claro. ¿cómo van a creer mis lectores que tuve una tía como ella? ¿No es más fácil creer en Peter Pan o Harry Potter? Pero ahora Nunca Jamás está de luto, la muerte, envidiosa de nuestra suerte, se la ha llevado, dejándonos a los que fuimos niños a su lado, con la impresión de que nos han quitado a pedazos la infancia que ella llenó de felicidad con aquel corazón que, como la camioneta verde, crecía y crecía para que todos pudiéramos entrar en él.
La ventana Lucía Baquedano
DN 10.10.2002
2 comentarios:
No puede ser mas bonito
Que maravillosa descripción de una feliz infancia, que con el paso de los años, la añoranza la vuelve todavía más idílica.
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