jueves, 13 de mayo de 2021

Reabre el Corral de la Morería, ¡ele!

Ha sido una gran satisfacción cuando, este jueves, en el Telediario, he podido ver que el Corral de la Morería abre sus puertas y celebra, no solo la reanudación de su actividad en el tablao, tras catorce meses cerrado, sino sus 65 años de trayectoria.
Al enterarme de la noticia he recordado con mucho agrado cuando Francisco de Val frecuentaba el Corral de la Morería, en sus comienzos, y de algunas canciones que compuso para su primera figura, Gracita del Sacromonte.

Será el próximo 20 de mayo cuando El Corral de la Morería reabra sus puertas después de que el Covid se las cerrara hace catorce meses. Y será en un día muy especial puesto que, justo el 20, cumple 65 años de trayectoria. “Hemos decidido abrir, aunque sea simbólicamente, un día a la semana, para reivindicar nuestra situación y la situación de los tablaos flamencos en España. Para dar visibilidad a este patrimonio cultural único en el mundo que son los tablaos flamencos, y para apoyar a los artistas. Por eso tomamos esta decisión, aunque económicamente no sea viable, debido a las restricciones actuales que penalizan tanto los aforos de los tablaos flamencos”, argumenta Juanma del Rey, director de Corral de la Morería.

El Corral de la Morería. Comienzos
El 20 de mayo de 1956 abrió las puertas en Madrid un tablao flamenco en la calle Morería, nº 17, en el corazón del Madrid castizo. Casualidades de la vida, el nombre coincide con el de la Judería segoviana. Un tablao que, debido a su programación y a los artistas contratados, pronto llegó a ser el más famoso del mundo.
Como decíamos en la entrada anterior (echa una ojeada), Francisco de Val conocía a Gracita del Sacromonte desde los años 53 ó 54, y, asiduo visitante del Corral de la Morería, le aconsejó que trabajara allí. Buen consejo: durante cinco años fue la primera figura de Corral de la Morería.
Frente al boicot que sufrió la hija del guerrillero Pepe Quero por parte de los medios de comunicación franquistas (hasta el punto de borrar su nombre del Festival Internacional de Granada), es de destacar la actitud de acogida y de apoyo de Francisco de Val, un compositor consagrado, que supo poner por delante de su ideología la emoción estética que despertaba la albaicinera.
Esta canción de Francisco de Val es como una tarjeta de presentación del local madrileño: un lugar donde espantar las penas, bebiendo a sorbos el sol de España, emborrachándote del mejor cante y baile flamenco:

Corral de la Morería
(Fco. de Val)
¿Quieres conocer Sevilla,
Cádiz, Córdoba y Graná?
¿Y beberte en una copa,
a sorbos, el sol de España?
Vente, vente conmigo al Corral,
Corral de la Morería,
a emborracharte de cante
hasta que despierte el día.
Sentirá tu corazón
puñaladas de ojos negros;
hambre tendrán de caricias
los diez nardos de tus dedos.
Si has querido alguna vez,
yo te daré mi pañuelo;
tú buscarás un rincón
para llorar tus recuerdos.
Y mañana me dirás:
“si yo te busco algún día,
te encontraré en el Corral
de la Morería.
Y ole con ole con ole,
de la Morería”.
Gitano vente,
Vente conmigo, ay,
Ven pa la Morería;
Gitanito mío,
Vente conmigo...

El Zorongo del Sacromonte
Escenario del Corral de la Morería, con la escena costumbrista del pintor Juan Barba
En cuanto lo escuché, me di cuenta de que estaba ante una versión censurada de “Camino del cielo”. 
En el Corral de la Morería, a finales de los 60, también entró la censura y Francisco de Val tuvo que cambiar el cáliz religioso por el de una rosa, detalle que intentamos “descensurar” en el vídeo.
Para realizar este vídeo he echado mano de un documental (cuya visión completa os recomiendo vivamente) grabado en 1962 en el mismísimo Sacromonte. La fuerza de esas imágenes en blanco y negro, que se complementan con la fuerza de Gracita, resulta impactante. Escuchad y mirad:

Zorongo del Sacromonte
(Francisco de Val)
Llévame sobre tus brazos,
sobre tus brazos morenos,
por el camino adelante,
hasta que encuentres el cielo.

Levántame, como al cáliz de una rosa,
en lo mas alto del cerro,
cuando agonice la tarde
y asome el primer lucero.

Y a las orillas del río
me soltaré los cabellos
y me quedaré dormida
sobre tus brazos morenos.

No hay comentarios: