miércoles, 19 de mayo de 2021

Mi papá me prometió...

Mi padre, camino del trabajo, en el Hospital de Navarra
Hasta la jota lo reconoce. 
"La jota siempre cantó las grandezas de una madre, pero se dejó en olvido lo mucho que vale un padre"
Y Laura Casanova -que bien sabe de qué habla- la suele cantar a la menor ocasión.
Por eso, quiero dedicar la cancioncilla "Mi papá me prometió..." a todos los padres, en especial a los que no han sido suficientemente valorados. Y va también para los hijos que habéis perdido demasiado pronto a vuestro papá.
La interpreta, divinamente, mi hermana Nieves:

Yo no recuerdo que mi padre me prometiera nada. Simplemente me lo daba. Me llevaba a la pelota, al Labrit, con el consiguiente vermú... Así, a botipronto, dos regalos que me hizo mi padre

1. En el Redín, de muy niño
Debía de ser en verano, cuando las tardes son largas. Volvía del trabajo y venía al Redín, donde estábamos sus hijos (en aquellos años llegamos a ser 9). Sentado, cogía a los dos más pequeños, uno en cada pierna, y nos contaba algún cuento: "¿veis aquel monte? -señalando a lo que luego supe que era el Malcaiz-. Pues hay allí una cueva en la que viven unos ladrones..."
Aquellos ratos eran deliciosos. A la tarde siguiente estábamos esperando que apareciera, a la vuelta del trabajo, sonriente por la calle del Redín.

2. En el Pabellón Blanco
Mi tío Juanito en el 66
Mi padre, por las tardes, trabajaba en un almacén del Hospital de Navarra, el pabellón Blanco, y en mis vacaciones solía invitarme a ir con él "para que le ayudara", decía. 
Para cuando llegaba la hora de la merienda, ya había llegado mi tío Juanito. Mi tío, hombre de memoria prodigiosa, recitaba lo que le echaran.
Me da mucha rabia no haber tenido en aquellos años una grabadora, porque Juanito y mi padre, cuando actuaban juntos, eran una auténtica enciclopedia popular; y, además, entretenida, porque todo el relato estaba salpicado de anécdotas, chascarrillos... que realzaban la veracidad de unas historias vividas en primera persona.
Entre todo lo que recitaban y cantaban, quiero destacar este segundo regalo:

"Que Abdelkrim tiene una fonda"
Este título se la pongo yo, ya que no he encontrado esta vieja canción por ninguna parte.
No es una canción cualquiera, sino que lo que titulo "Que Abdelkrim tiene una fonda" es, ni más ni menos, la madre, el precedente, tanto en la música, como en lo fundamental de la letra, de la que se cantaba en la Guerra Civil por ambos bandos (aunque luego cayó del lado republicano), titulada "En el frente de Gandesa" (Haced favor de pinchar en este enlace. Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero: en el frente de Gandesa, primera línea de fuego)
Esta joya que tuvo que nacer en la Guerra del Rif, en la 2ª guerra contra Marruecos, allá por los años 20, hace... poco más de un siglo:

Que Abdelkrim tiene una fonda
Quinto, si quieres comer bien,
barato y en buena forma (1),
ven a Los Cuernos de Xauen (2),
que Abdelkrim tiene una fonda.
A la entrada de la fonda
hay un moro, Mohamed,
que te dice: "pasa 'paisa',
¿qué quieres para comer?".

El primer plato que dan
son granadas rompedoras;
y el segundo, de metralla,
para recordar (3) memoria.

(1) Otros (en la versión de "En el frente de Gandesa") dicen ese verso: p'a morir en buena forma.
(2) Xauen está enclavado (se ve en el vídeo) al pie de dos abruptas montañas, El Tissouka a la izquierda y a la derecha el Jbel Mago, conocidos como los Cuernos de Xauen.
(3) Alguna vez le pregunté a mi padre si, en vez de recordar, no sería refrescar memoria. Él siempre me respondía: recordar memoria.