sábado, 16 de julio de 2022

La 2ª mancha en la Fiesta: pinchar una pelota

Manchas en la Fiesta: Incordio a la Cofradía en el Pobre de Mí del Guti, acoso y agresión a la Mutilzarra, canciones proetarras en la Plaza, acoso y agresión a la Corporación en Curia, imposición de pancartas ajenas a la fiesta en el Chupinazo... Pero hay una mancha que pasó desapercibida para casi todos. Nos la cuenta Miguel.

Vida y legado de Caius Pelotus Magnus
Respetamos el derecho de los demás a ser diferentes con la condición de que ese derecho se nos reconozca y defienda con la misma intensidad a nosotros
Miguel Cornejo DN 15/07/2022
Caius Pelotus fue una humilde pelota de playa. Era blanca, con un “Viva San Fermín” y un logo de la Peña Pompaelo impresos en rojo. Nació para celebrar el chupinazo, y llevar a la plaza del Ayuntamiento la imagen de una asociación que busca separar la política de las fiestas. Fue hinchada pocos minutos antes de las doce del mediodía del 6 de Julio, y lanzada a las manos de los que llenaban la plaza. Fue celebrada, compartida, y botó alegremente alrededor de la plaza. Fue parte de la fiesta.
Hasta que tropezó con los elementos, que estaban en la plaza para algo distinto. No para compartir la alegría de la ciudad, sino para usarla. Para tapar la realidad de Pamplona con símbolos, banderas y reivindicaciones que no reflejan lo que son y creen los pamploneses, pero que intentan convencer al mundo de lo contrario.
Y esa gente tolerante, demócrata y abierta pinchó la pelota. Una inocente pelota de playa con una felicitación. Una pieza de la fiesta con la que estaba disfrutando toda la plaza. Un símbolo de personas que tienen tanto derecho como ellos a expresar su identidad y sus ganas de fiesta. La moraleja, como detectaron las redes sociales rápidamente, es inmediata.
Caius Pelotus, como le bautizó la Peña, fue una humilde pelota de playa. Pero también un símbolo de diferencia y de libertad. Una diferencia que no es respetada, y una libertad que se ve coartada, cuando la intolerancia se apropia de los espacios públicos. Una intolerancia a la que se le llena la boca hablando de esos mismos valores, pero que no los aplica a los demás.
Navarra y Pamplona tienen un problema de convivencia. Hoy y ahora, no hace 25 años. Los ataques a la corporación municipal en la calle Curia se han convertido en algo endémico, que este año estuvo cerca del linchamiento. El Riau Riau sigue sin celebrase oficialmente por miedo al conflicto. No se quita el camuflaje panvasquista por miedo al conflicto. No hace tanto que los radicales hicieron correr a los concejales socialistas por no apoyar a Asiron como alcalde de Pamplona. Silenciar a una pequeñísima e inofensiva asociación que no les sigue la corriente, borrando sus símbolos de la fiesta de todos, es el chocolate del loro.
Enrique Maya, el alcalde, acosado
La convivencia se basa en el respeto. Respetamos el derecho de los demás a ser diferentes (e incluso a no gustarnos nada) con la condición implícita de que ese derecho se nos reconozca y defienda con la misma intensidad a nosotros. Esas son las reglas del juego. Eso es una democracia. Cuando las reglas se aplican sólo a los que se dejan sin causar conflicto, lo que tenemos es otra cosa. Cuando la tolerancia se aplica a todo menos a los que no piensan como nosotros, lo que tenemos es algo grave. La tolerancia se educa, y la tolerancia se exige. No tiene sentido educar en la legitimidad de los géneros, las relaciones, las nacionalidades y las identidades si no tenemos claro que también es respetable opinar diferente sobre ellos o sobre cualquier otra cosa. No sirve de nada predicar la tolerancia pero permitir que en nuestro nombre se pisoteen los derechos de los demás.
Pompaelo nació como Peña porque muchas, demasiadas, de las viejas Peñas de la ciudad llevan décadas convertidas en instrumentos de los mismos elementos que pincharon a Caius Pelotus. Gente que usa las fiestas para la propaganda política y la agitación, y usa a las Peñas como tribuna para hablar con una autoridad que no tienen. Gente que se presenta a las elecciones de las Peñas y gana porque nadie más se moviliza. Gente que ha convertido a las viejas Peñas en los entes que son, cada vez menos relevantes para la fiesta y para la ciudad, alejadas de los jóvenes y de su función principal de canalizar la participación en las fiestas de San Fermín (sí, ese que alguna dice que ni existió). Con honrosísimas excepciones.
Tomás Caballero 1990
Hace dos años esas personas defendieron el derecho de una Peña a sacar una pancarta que enaltecía al asesino del presidente de otra Peña. Defendieron la exaltación de la violencia política, la máxima expresión de la intolerancia. Tres peñas se manifestaron en contra. Tres. Y no porque no hubiera una inmensa mayoría de pamploneses en contra de la pancarta, sino porque los socios de las demás peñas (con excepciones también honrosísimas) siguieron sin movilizarse. Dice Antonio Hermosa en un artículo reciente que “cuando el individuo renuncia a ser ciudadano, el principal enemigo de su libertad es él mismo”. Al renunciar a hacer lo correcto por miedo al conflicto (o al trabajo de pilotar una Peña) perdemos la libertad. Así de sencillo.
Caius Pelotus Magnus fue una humilde y alegre pelota de playa. Hay cosas más importantes que se pierden ante la intolerancia.
Miguel Cornejo. Economista y presidente de Asociación Pompaelo

3 comentarios:

Aritz Lizarraga Olascoaga dijo...

Pues ya es hora de que las peñas Pompaelo, La Saeta y La Mutilzarra creéis una asociación de peñas alternativas y que se creen nuevas peñas.

JUAN MANUEL APESTEGUIA DIAZ dijo...

Lamentablemente este caos viene en aumento em incidentes de los batasunos (muy introducidos en las peñas) desde que la Sra. Presidenta Chivite, de CINTRUENIGO (por tanto muy euskaldum ella) formo gobierno con el apoyo EH Bildu, aunque ya iniciados con la cesión del RIAURIAU, para mí que los viví intensamente era el acto más festivo y simpático (a pesar de las quemaduras de los puros.
El caso es que ahí estamos y los navarros tendrán que tomar una opción en las próximas elecciones; yo desde la distancia pacífica de Asturias (TAMBIEN NO AL BABLE), repetiré las veces que sea necesario las recientes palabras del Presidente "ETA NO EXISTE"; lamentable.

Diego Valle Cia dijo...

En las peñas, como en algunos pueblos de Navarra y la CAV, cohabitan dos tipos de mentalidades: la batasunada (estas conmigo o eres un pu..o facha), y sus matones habituales (esos se van relevando con la edad), y los que no lo son, que prefieren mirar pa otro lao y seguir con su vida, como si eso fuese normal en una sociedad que no estuviese "nazificada". Luego estan los que se hartan y pueden, y se van a vivir a otro lao, que según parece son miles ya. Y poco a poco, ya era hora, los que plantan cara ( a estos se la suelen romper los primeros).