jueves, 28 de julio de 2022

López-Jaureguizar, fuera de la "memoria democrática"

Alberto López-Jaureguízar fue testigo de un atentado en Bilbao y, conmovido, empezó a ir a funerales de víctimas de ETA y a poner una bandera de España con un crespón negro en su casa cada vez que ETA mataba a alguien. Ese gesto le costó la vida el 16 de julio de 1982.
Bildu ha conseguido que su asesinato -al ser antes de 1983- cuente como la "legítima lucha de ETA contra la Dictadura".

Memoria                                                                                                            por Pedro Charro 
Con esta ley -ha dicho la ministra Yolanda Díaz, refiriéndose a la de Memoria Democrática- vamos a reescribir la historia de España, lo que es una declaración de intenciones. 
La historia de España no puede fijarse por una ley, corresponde hacerla a los historiadores desde versiones múltiples, desde luego, pero con método, distancia y toda la objetividad posible. 
Para una historia unívoca, para una versión oficial, ya teníamos la de tiempos del franquismo, con sus correspondientes buenos y malos. 
Esta ley lleva tiempo de tramitación y cada vez ha ido a peor, hasta que al final ha salido gracias a Bildu, por lo que no es extraño que, pretendiendo denunciar las vulneraciones a la democracia y el recuerdo de quienes lucharon por ella, no cite ni una vez a la ETA, pese a ser la principal amenaza para la consolidación democrática, y la más empeñada en liquidar demócratas, y considera que el franquismo pudo durar hasta el 1983, lo que justifica el uso de las armas. Un momio. 
Alberto y Viki en 1972
Conviene sin embargo hacer memoria. Justo el 16 de julio de 1982 la Eta mató -entre muchos- a López Jaureguizar, delegado de Tabacalera y militante de Alianza Popular en el País Vasco que, tras presenciar un atentado en Bilbao quedó conmovido y comenzó a acudir a funerales de víctimas, en su mayoría guardias, en los que apenas estaba la madre y la viuda. Nadie ante aquellas muertes abría la boca, nadie se significaba. 
Entonces, por hacer memoria, AP y  UCD en el País Vasco, acosadas y con varios asesinados, perdieron más de la mitad de sus militantes, y quienes continuaron pidieron que no se les enviara correspondencia con el membrete del partido, para que no se les pudiera relacionar con él. 
La persecución al centro derecha fue implacable y logró -como en general con el resto de posiciones españolistas- su práctica extinción y el consiguiente monopolio del nacionalismo, es decir, la imposibilidad de un normal juego democrático. 
Por entonces, rechazar de frente la violencia de ETA te podía costar la vida y Jaureguizar se la jugó y la perdió. 
Reescribir lo ocurrido, si, como si algunos no pudieran soportarlo.

Éste es el hilo que publicó en twitter el 16 de Julio Consuelo Ordóñez:

3 comentarios:

Carmelo dijo...

Muy bueno Pachi, esto es historia, no la que pretenden escribir estos canallas, miserables.
Es absolutamente incomprensible lo que está haciendo este gobierno Frankenstein, jamas me podría imaginar que con un puñado de votos, estos miserables con el apoyo de los asesinos, pudiera sacar una ley tan sectaria, tan manipulada y tan ideologizada.
Un grupo de políticos miserables intentando escribir una historia que nace absolutamente invalidada, por su sectarismo, por la está escribiendo al gusto de los propios asesinos y al gusto de ideologías políticas cuyo comportamiento antes de la feria y durante la guerra, fue de todo menos ejemplar.
El tiempo os pondrá en vuestro sitio, no lo dudeis, espero que sea muy pronto.
Gracias Pachi.
Mi recuerdo para Alberto y toda su familia, NI OLVIDO, NI PERDON, JUSTICIA.
Navrazon

Carmelo dijo...

Sorry, el corrector me juega malas pasadas.

Anónimo dijo...

Que tristezas pasamos y que bien plasmas tanto dolor .Gracias Pachi