lunes, 25 de julio de 2022

La Cueva del Ran-Ran

"El ínclito Barceló en la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca 
ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!"
Veíamos en la entrada dedicada a las contraminas que las galerías de la Pamplona subterránea salían a la luz últimamente a través de Antoniutti.
De las contraminas construidas en Pamplona durante el siglo XVIII para combatir bajo el suelo a las tropas francesas, este año 2022 una se ha hecho visible en Antoniutti. Algo más de 10 metros de galería y “hermana” de otra aparecida en el parque en 2014.
Y augurábamos que las dos "hermanas" eran hijas de la famosa "Cueva del Ran-Ran", otra hija de la cual, mucho mayor que éstas, dio en llamarse "Cueva de la vaca", ya que en ella cayó una ternera en 1907.
Con estos escasos datos he iniciado una pequeña investigación sobre la madre, la Cueva del Ran-Ran -que ni siquiera ha alcanzado la categoría de "topónimo pamplonés"- y, para mi sorpresa, he encontrado que su fama no se limita al ámbito local, sino que ha traspasado el contorno, incluso, de la península ibérica, llegando hasta Mallorca. Vamos allá.

1. El Eco de Navarra. 3 de enero de 1897 "Pepe ya no canta" (Pedro Díaz Muñoz)
Como veis, en el siglo XIX, esa tenebrosa cueva ponía a prueba la hombría de los chavales de las Escuelas de San Francisco:
1953, camino hacia la Cuesta de la Reina
"Aun recuerdo que cuando yo era chico y mi madre no sacaba por la noche el candil a la escalera, subía cantando por no tener miedo. Y ¡cuantas veces después de salir de la escuela de San Francisco nos reuníamos cuatro ó cinco condiscípulos y marchábamos á la Cuesta de la Reina en cuyas inmediaciones estaba la cueva del Ran Ran y donde con asombro de mis compañeros penetraba solo, tarareando un pasodoble ó cantando la jota navarra...! El día que yo no cante ya podéis decir que Pepe está gravemente enfermo".
El relato es tan bonito que os lo pongo, completo, al final.

2. El Eco de Navarra. 9 de noviembre de 1907 "Cháchara" por Garcilaso
Raimundo García García (1884-1962) a los dieciocho años se trasladó a Pamplona. Trabajó en El Eco de Navarra y desde 1911 en el Diario de Navarra. En 1912 fue nombrado director de este periódico, cargo que ocupó hasta su muerte.
Cuando publica "Cháchara", tiene 23 años, lleva 5 en Pamplona y emplea correctamente su toponimia: "Cuesta de la Reina" (no "Larraina", como algunos querrán colarnos en los años 30). Atribuye las dos bocas ("estrechas, negras, terribles") a la "famosa Cueva del Ran-Ran" y dice que no es la primera vez (ha vuelto su enorme seno á mostrar) que lo hace.
Lectores, os recomiendo
no vayais á pasear
por la vuelta del Castillo
en el trayecto que está
comprendido entre la Cuesta
de la Reina y el portal
de Taconera, que ha vuelto
su enorme seno á mostrar
aquella famosa cueva
que llamaban del Ran-ran.
La cueva ha abierto dos bocas,
muy estrechas, es verdad,
pero negras y terribles,
y que están diciendo: ¿Entrais
ó me trago siete vacas
que necesita el Ran ran?
Y como no entraba nadie,
tragó una vaca no más
que tranquila y descuidada
por allí acertó á pasar,
y hubiera tragado veinte
si hubieran estado allá
cerca de !a abierta boca
del fatídico Ran-ran.
Conque ya sabeis, lectores,
lo que ocurre, no vayais
por la Vuelta del Castillo
desde la cuesta al porta1
y si sois muy atrevidos
con cuidado habéis de andar,
no apartéis ojo del suelo
y mirad dónde pisais,
pisad, en terreno firme
porque os puede devorar
ese mónstruo que se oculta
en la cueva del Ran-ran.

Al día siguiente, el Eco de Navarra señala: "Ayer fueron muchas las personas que estuvieron en los sitios de la Vuelta del Castillo en que se hundió el terreno. Parece confirmarse la sospecha de que el terreno hundido era techo de la cueva del ran-ran".  

3. Rafael García Serrano "La fiel infantería" 1943

Rafael García Serrano (Pamplona, 11 de febrero de 1917-Madrid, 12 de octubre de 1988) fue un escritor y periodista español de ideología falangista. A lo largo de su carrera colaboró con numerosos medios y fue autor de varias novelas —con la Guerra Civil como tema predominante— y crónicas de viajes. Tuvo un papel relevante durante la dictadura franquista, llegando a ejercer como director de Arriba, órgano oficial de Falange.
Diciembre sitia de frío la ciudadela; por los fosos aburridos sólo cruzan, jugando, críos aventureros que buscan la cueva del Ran–rán o la de la Vaca y los soldados que solicitan soledad discreta en un descanso.
La fiel infantería, obtuvo el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo de Rivera, pero, una vez publicado, fue retirado por imposición de la censura eclesiástica.(wikipedia)


4. José Joaquín Arazuri ‘Pamplona, calles y barrios’ 1979
La aportación de Arazuri se limita a recoger el doble hundimiento de 1907 en la sección ‘Medio siglo atrás’ de Diario de Navarra:
DN 08/11/1957- pág. 8 Medio siglo atrás. En la Vuelta del Castillo, en el trozo comprendido entre la Cuesta de la Reina y el Portal de Taconera, se hundió en dos sitios e1 terreno, formando dos pozos de metro y medio de profundidad. En uno de ellos cayó una ternera; hubo necesidad de grandes trabajos para sacarla del subterráneo.
En la niñez del autor, se habla de la existencia de un antro que llamaban ‘la cueva de la vaca’ (tras leer la reseña de la hemeroteca, se entiende por qué "de la vaca"). Parece ser que el terreno hundido pertenecía a la famosa ‘cueva del Ran-Ran’ 

5. José María Muruzábal. "Basiano, el pintor de Navarra" 1987
En el prólogo, José Javier Uranga, "Ollarra" (el que sobrevivió a 25 tiros de ETA) y referido a Basiano padre, dice:
"Había veces en que, estoy convencido, nos tomaba el pelo a todos. ¡Qué de ocurrencias y bromas le gastaban sus amigos! En el fondo, él se reía del coro. Haría falta un libro para contar sus estancias en Yesa, mientras se construía el pantano y pintaba en la iglesia la leyenda de San Virila, en la que él llamaba la cueva del ran-ran".
Basiano, según Ollarra, trasladó, metafóricamente, la Cueva del Ran-Ran de Antoniutti a la iglesia de Yesa.

6. Café de Paul Página de Facebook. Hoy, siglo XXI
En este café, en el que -como veréis- se consumen sustancias más fuertes, la Cueva del Ran Ran tiene un mecanismo que abre una antiquísima puerta secreta.
Llegó (por la orilla derecha) hasta el puente del Plazaola. Lo cruzó. Y allí, saltó a la ribera izquierda del Arga, que nadie transitaba. Entre la maleza, encontró la entrada. La olvidada Cueva del Ran Ran que solo visitaban yonkis y los encargados de la limpieza de ribera. Pero ninguno sabía que al fondo, había una piedra que si se presionaba, abría una antiquísima puerta secreta. En su trance pudo tener la fuerza suficiente para abrir el mecanismo que no era utilizado desde la última guerra carlista. Pero lo divino le acompañaba. Apareció un túnel oscuro y húmedo. Se adentró en él. Eran las 10 de la mañana del día 7 de Julio. Juan se levantó a las 8,30 de la mañana del día 6. Se vistió con un pantalón negro, un cinturón negro y se colocó la camisa de cura y el alzacuellos. Como era un vacilón se fue a desayunar a una cafetería que no le conocían, en el segundo ensanche...

Os he dejado el enlace para que sigáis leyendo. Es subyugante.

Ramón de la Campa, inventor de la expresión
En este foro dice Ramón, Usuario veterano, en agosto de ese año:
Uf, no nos metamos con el proceso de Gaudí, que por lo visto no va bien encaminado.
Eso sí, en sus espacios muchas veces se respira la presencia de Dios.
Y si quiere mondarse, móndese Vd. con los que dicen que el ínclito Barceló ha conseguido un espacio similar en la capilla sacramental que ha hecho en la catedral de Palma. Gaudí decoró la capilla mayor, rica, luminosa, dorada, quizás un poco excesiva, y Barceló ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!
¿Creerá Barceló en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía? Gaudí sí
Mirando el perfil de Ramón, no encuentro nada que le relacione con la ciudad en la que está situada la cueva del Ran-Ran. ¿De dónde habrá sacado don Ramón una imagen tan genial?:
"El ínclito Barceló en la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca ha hecho la cueva del Ran-Ran con vidrieras ¡¡¡negras!!!"
Hasta ahora conocía la expresión "le hizo pasar la cueva" (pasarlas canutas). Gracias a don Ramón, tenemos también "hacer la cueva del Ran-Ran"

Quién y por qué "del Ran-Ran"
No he encontrado ningún dato, así que voy a dejarme llevar por la intuición.
Creo que quienes la bautizaron así tienen que ser críos y que "ran-ran" puede ser el comienzo de un redoble de tambor: "ran-ran-rampataplan". 
Habiéndose construido para combatir a las tropas francesas, seguramente, un tambor francés, para provocar más jilis la entrada en la cueva.

Lo prometido es deuda:
Documentación 1. El Eco de Navarra. 3 de enero de 1897 "Pepe ya no canta"
¡PEPE YA NO CANTA..!
(CUENTO CON RIBETES DE HISTORIA.)
No quiero citar su propio nombre porque en Pamplona casi todos los obreros le conocen; voy a llamarle Pepe.
Era sencillo en su trato, amable con sus compañeros, alegre como una Pascua florida; todos los trabajadores le querían, y el amo le estimaba muchísimo porque tenía pruebas de su honradez y laboriosidad.
Ibarra, albañiles cerrando grietas1904
Pepe tenia la costumbre de estar cantando continuamente. Casi siempre prefería en las obras el sitio de mas peligro, y en el último tramo del andamiaje revolvía el yeso de la artesa al compás de las canciones populares y entonando algunas veces el himno de los Fueros cuando no la jota aragonesa.
- ¡Mira, Pepe, que te vas a caer; no te distraigas; a esas alturas no debes pensar en jotas ni en zortzicos!- le decían sus compañeros.
-¡No temais, bobos! A mi no me impone el estar trabajando en la veleta de la torre de San Cernin. Canto y cantaré porque me parece que la altura que me separa del piso de la calle disminuye y se achica más y más al oír dentro de mí (...), con fuerza y destreza extendiendo el revoque por el paramento decía: «Aun recuerdo que cuando yo era chico y mi madre no sacaba por la noche el candil a la escalera, subía cantando por no tener miedo. Y ¡cuantas veces después de salir de la escuela de San Francisco nos reuníamos cuatro ó cinco condiscípulos y marchábamos á la Cuesta de la Reina en cuyas inmediaciones estaba la cueva del Ran Ran y donde con asombro de mis compañeros penetraba solo tarareando un pasodoble ó cantando la jota navarra...! El día que yo no cante ya podeís decir que Pepe está gravemente enfermo» 

La felicidad sonreía á Pepe.
Ganaba un jornal que todos los sábados entregaba á su esposa y que ésta repartía económicamente durante la semana y aun algunas veces , había un sobrante para la ollaciega del pequeñuelo que tenían. Este era el ultimatum de la dicha de los esposos. Cuando Pepe regresaba del trabajo, tomaba á su hijo en brazos y lo estrujaba á besos, mientras la mujer decía con cara seria y riendo de satisfacción para sus adentros:
"Deja el chico en paz, que le magullas; ¿crées que es un fajo de ladrillos? ¿no ves que con esas manazas sucias y llenas de callos y con esa barba sin afeitar hace ocho días, vas a dejarlo arañado y maltrecho?"
Cuando Pepe cesaba en sus manifestaciones de padre, la esposa dándose á profetisa le hacia caer en la cuenta de que aquel niño tan hermoso sería maestro de obras como el amo de Pepe, y ganaría mucho dinero y les serviría de descanso en la vejez cuando más adelante Pepe no pudiera trepar por los andamios.
Esta consideración obligaba al albañil á volver á sus caricias y á su esposa á regañarle, repitiéndose esto todos los días; y siendo el último toque refinado de la felicidad que en aquel lugar reinaba.

En el estío de la felicidad apareció una nube cenicienta.
Un día la esposa de Pepe sintióse gravemente enferma y el médico dijo que la enfermedad no tenía remedio.
-¡Ya no puedes cantar ahora!- se decía Pepe con los ojos arrasados de lágrimas y junto al lecho de su esposa. Pero sin que se diera cuenta, también ahora resonaban en el fondo de su cerebro, no las canciones retozonas y sí las estrofas de una plegaria que le habla enseñado su pobre madre cuando era muy niño.
Falleció la esposa da Pepe; y éste, después de celebrados los funera1es, volvió á la obra para ganar el jornal con que debía pagar sus deudas contraídas. La bi? negra se manchaba de yeso y al combinarse con las lágrimas que resbalaban por el semblante de Pepe, formábanse manchas parecidas á estalactitas del dolor.
Pepe no volvió á cantar, pero cuando todos los días y á todas horas se acuerda de su pobre esposa, siente el reposado tañido de la campana que anunció su muerte y aún crée oír el grave y triste canto de los sacerdotes que, dentro del umbral de la casa y rodeando el féretro, dirigían preces al Señor por el eterno descanso del alma de la finada.
¡Pepe yá no canta..!
PEDRO DIAZ MUÑOZ

No hay comentarios: