domingo, 4 de abril de 2021

Hay quienes ya no pueden recibir a los suyos


Txapote sigue chapoteando en el chapapote moral de Bildu-HB-ETA.
Blanco, Múgica, Ordóñez, Buesa... Con ese historial a sus espaldas, Marlaska lo acaba de acercar sin especificar, siquiera, si ha mostrado arrepentimiento por tantas salvajadas cometidas.

Hay quienes ya no pueden recibir a los suyos                                           Marcos Sánchez
La duda estriba en a qué se debe todavía la consideración de la izquierda abertzale de que quien mató o ayudó a ello merece el aplauso social

No pasará nada si a los miembros de la Manada, cuando salgan de la cárcel después de completar su condena, les reciben en sus barrios decenas de personas. Cientos incluso. Les aplauden. Alguien les interpreta un baile autóctono en abrigo. Les dedican un pasillo enarbolando banderas y realmente da igual de qué banderas se trate, pero inevitablemente la escenografía hará pensar a no poca gente externa que quizás ese símbolo de tela ampara lo que cometieron. 
No pasará nada malo si todo esto ocurre y quienes consideren lo contrario estarán “generando una percepción sobre una realidad que no es tal”. Quienes critiquen algo así, si encima les da por que en los ayuntamientos se aprueben mociones en contra, tratarán de “sobredimensionar” el hecho de que ciudadanos de un determinado municipio “reciban a un convecino que ha cumplido íntegramente la condena impuesta durante largos años”. 
De llevarse a cabo, un recibimiento a los integrantes de la Manada constituirá un “acto humano” y una “muestra de cariño” que “en ningún caso” pretenderá “soliviantar ni revictimizar” a la joven que sufrió su violación grupal en los Sanfermines pamploneses de hace cinco años. “Ni directa, ni indirectamente”. 
Lo dicho: no pasará nada.
Reyes, viuda de Múgica, clava la mirada en Txapote
Las líneas anteriores no son consecuencia de un enloquecimiento. Tampoco de arrojar los escrúpulos por el váter. Cambien simplemente ‘la Manada’ por ‘ETA’ y a la chica referida por asesinados y víctimas de secuestros y extorsiones, y tendrán el argumentario que ha esgrimido EH Bildu, entrecomillado tras entrecomillado, para negarse a respaldar las iniciativas que están presentando el Partido Socialista de Euskadi y el PNV en consistorios del País Vasco. Impulsadas por la asociación Gogoan, la Fundación Fernando Buesa y Elkarbizi, su fin es rechazar los homenajes a presos etarras cuando son excarcelados. Su contenido aboga por terminar con los ongi etorris y con las pintadas o pancartas que idealizan a los reclusos de la banda terrorista. Y ante esto Bildu vota ‘no’ porque se trata de “actos humanos” y “muestras de cariño”. Claro. No sería de extrañar que, en su familia o en su cuadrilla, al Prenda aún le guarden algo de cariño a pesar de todo. Lo mismo en el caso de un pederasta. Así que barra libre ante la puerta del presidio. Paga Bildu.
Zabarte, lo mejor de cada casa
La izquierda abertzale, que para el socialismo nacional y navarro ha evolucionado tanto que no pueden escandalizar pactos de gobernabilidad con ella, tiene un problema con una disyuntiva entre lo malo y lo peor. La duda estriba en a qué se debe todavía su consideración de que quien mató o ayudó a ello merece el aplauso social. Si se trata de endulzarle al preso el engaño de que cada uno de sus disparos iba a servir para construir una patria irreal, así como evitarle la verdad de que lo único conseguido fue llenar cárceles y, lo realmente importante, cementerios. La otra opción, la peor, es si se trata de legitimar la sangre provocada. Disyuntiva entre cobardía o más complicidad.
Mientras tanto, hay quienes ya no podrán nunca recibir a los suyos. Personas a las que incluso se les pretende cuestionar el derecho a sentirse incómodas cuando los asesinos de sus asesinados y secuestradores de sus secuestrados son trasladados a cárceles próximas a sus domicilios o retornan a la calle entre vítores. El derecho mínimo a sentirse mal, intercambiado por el castigo a ser víctimas otra vez.

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