jueves, 2 de octubre de 2025

A. Bañón: "No importa el qué, sino el quién"

Koldo García abrazado a Ramón Alzórriz, en una foto en la que aparecen María Chivite y Santos Cerdán
"Con informes de Anticorrupción gravísimos, hablan de 'errores administrativos y burocráticos'. Una vez más, lo que les importa no es el qué, sino el quién"

Álvaro Bañón DN 28/09/2025
La colección de escándalos que está siendo destapada, por ahora, por la UCO y por la Oficina anticorrupción está siguiendo el manual de “tratamiento de la corrupción” por los afectados y sus apoyos mediáticos.

Mucho puchero, pero en su sillón
Primero, la negación. “No existe el informe sobre Cerdán y los que lo dicen son hienas”. El mismo día que se hizo público el informe de la UCO sobre Cerdán (el mismo día, repito), Alzórriz, impostando la voz, nos daba lecciones al resto del mundo sobre honestidad y, por lo que sea, se le olvidó comentar que su pareja estuvo a sueldo de Servinabar, empresa en el ojo del huracán de este escándalo.

Posteriormente llega el “no vamos a admitir que se dude de la honestidad de...”, el anuncio de querellas que luego nunca se interponen, la voz grave y los golpes en el pecho fingiendo indignación. Montas una escenografía americana en el Jardín de Palacio el 1 de Septiembre para recuperar eso que ahora se llama “el relato”, y ahí hay que reconocer que han tenido mala suerte.

Resulta que creaste la Oficina anti corrupción de Navarra (OANA) en 2018 para revisar toda la gestión de “las derechas”, y después de mirar hasta los tickets de autopista de los gobiernos de UPN, esta oficina concluyó, en su día, que no había nada. Cero. Y ahora encargas a esta oficina que mire las obras concedidas a Servinabar. Hacen su trabajo y encuentran que varias adjudicaciones son escandalosas. Descubre que casi todo lo que se pudo hacer mal se hizo mal y dice que dos adjudicaciones son nulas de pleno derecho. Adjudicaciones de 85 millones

Se redacta a toda prisa un argumentario que corre por los whatsapps. La portavoz balbucea “la OANA es una simple oficina”, “la OANA no habla de delitos y mucho menos de corrupción”. La OANA no es un Tribunal de Justicia y no puede atribuir delitos. La OANA ha sido todo lo contundente que puede ser, y es mucho. Luego se recurre, retorciendo el lenguaje de manera divertida a “errores administrativos” o “burocráticos”. Error administrativo o burocrático es que se me olvide a mí adjuntar el certificado de empadronamiento para solicitar la tarjeta de la ORA. La desaparición (¿existieron?) de la mesa de adjudicación de la promoción de Nasuvinsa no es un error “burocrático”. El que el presidente de la mesa de adjudicación de Belate supiera las puntuaciones antes de votar no es un error burocrático. Es algo gravísimo.

Barcina y Goicoechea
Hay que recordar que estos que hablan y escriben de “errores administrativos y burocráticos” y llaman a la cautela son exactamente los mismos que en 2014 juzgaron y condenaron sumarísimamente en el Parlamento y en los medios a Lourdes Goicoechea y Yolanda Barcina en el vergonzante pacto del almacén con el que culminó la patética “Comisión de Hacienda”. Se pasaron por el arco del triunfo la división de poderes, y ellos instruyeron, juzgaron y condenaron por “corrupción” (está en las actas) a estas dos honorables personas a quienes, por supuesto, los tribunales encontraron limpias de toda culpa. Ni siquiera encontraron nada que juzgar porque no lo había. No se llegó a instruir nada.

Ahora, con informes de Anticorrupción gravísimos, hablan de “errores administrativos y burocráticos”. Una vez más, lo que les importa no es el qué, sino el quién.
Álvaro Bañón Irujo es economista

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