domingo, 26 de noviembre de 2023

Y de postre, "La Calandria"

Hasta ahora hemos sido unos pocos los que hemos disfrutado de esta increíble versión de "La Calandria", interpretada por dos profesionales... de la hostelería. 
Hoy entras tú en el club de los  privilegiados.
Ya me dirás.

Solemos cenar los viernes en un restaurante del pamplonés Barrio San Juan y con los cafés y las copas entonamos, con mejor voluntad que acierto, algunas canciones. En muchas ocasiones, cuando han terminado lo mayor de su tarea, se nos suman dos camareros. Y como son de primera división, nos callamos y les escuchamos a ellos.
Lo hacen tan bien que los clientes que quedan se callan inmediatamente y, como nosotros, les escuchan embobados. 
Algún primerizo hace ademán de sacar el móvil para grabarles e inmediatamente se le ruega que no lo haga porque los cantantes, si lo ven, se callan de inmediato. 
Por razones que desconozco no les gusta que se les grabe y todos respetamos su deseo. Somos unos privilegiados porque ellos sólo cantan para nosotros, para los presentes.
Hace unos días alguien que sabía que yo tenía un blog y que estaba deseando publicar algo de esos camareros me hizo llegar una grabación -sólo sonido- precisamente de La Calandria, la canción que más me gusta y que siempre les pido.
Me gusta porque la conocí con cinco años, sonando en la Vieja radio de Dormitalería. Pero, sobre todo, porque los camareros la cantan a dos voces. Uno toca la guitarra y hace la melodía principal y el otro le acompaña por arriba.
La primera vez que les escuché, cuando llegué a casa, miré en internet a ver si encontraba alguna grabación parecida. No, nadie la canta así. La voz "secundaria" es tan importante como la que lleva la melodía principal.
Un día le pregunte de dónde había sacado esa segunda voz y me lo confirmó. Esa segunda voz no se la ha copiado a nadie, sino que le sale a él de su sentido de la armonía.
Cuando me ha llegado esta grabación "pirata", se la he pasado a ellos y les he pedido permiso. Les he rogado que me dejaran publicarla, que en mi blog han entrado muchos miles de personas que estarían deseando escucharla y que no caben en el restaurante o que no pueden venir porque viven en países muy alejados de España. 
Lo han entendido y me han dado el permiso. Con una condición: que no salgan en el vídeo ni su imagen ni sus nombres.
De acuerdo y mil gracias
¡Qué grandes!

Datos de "La calandria"
Manuel Hernández Ramos hizo la partitura ya en 1950, pero no fue grabada hasta 1955 en España, concretamente en San Sebastián, por Ana María González (pincha). 
Lo más parecido a la versión de nuestros amigos es ésta de Pedro Infante con Ramón Ayala:

3 comentarios:

El tiburón del Arga dijo...

Muy bien cantada. Mis momentos de mal canto junto con amigos y junto con todo aquél que ha tenido a bien sumarse a nosotros son ciertamente especiales. Respetando que a ellos no les apetezca que les graben, me alegro por los que vivís "momenticos" propios y los sabéis valorar como se merece

JJM dijo...

La segunda, la del "microsurco" como decían los elegantes, es la que mejor encaja con mis recuerdos sonoros. Supongo que es que tal vez era la que ponían los de Radio Requeté cuando lo solicitaban sus "distinguidos radioyentes". Y por tanto la que sonaba en los años 50 en el receptor de mi casa de Paulino Caballero, una De Wald de 1935 que es una pieza de museo. Todavía la conserva mi hijo mayor.

José-Ignacio G. A. dijo...

Amigo Pachi:
Aunque hace tiempo que no me comunico contigo, te sigo leyendo a diario. Cuando no puedo hacerlo, no dejo de leer, llegada la ocasión, las entradas de días anteriores. Es lo que me ha pasado hoy con La calandria del domingo.
No tengo apenas dotes musicales. Disfruto lo que puedo, y envidio a quienes -como tú- sí estáis dotados para la música. Es uno de los dones que no quiso darme el Cielo. De todos modos, sí puedo maravillarme con el prodigio de belleza y frescura de esos dos camareros cantando -¡y cómo! (hasta yo percibo la calidad de su voz)- esa castiza tonada, la de tu infancia en Dormitalería, que a mí me recuerda otras también escuchadas por la radio.
En fin... me parece un milagro que haya personas así. Su anonimato, defendido a ultranza, les da aún mayor mérito, y produce simpatía y respeto.
Una hermosa historia, una más, conocida gracias a ti. No he podido menos que escribirte.
Mil gracias, otra vez.
Navrazo.
José-Ignacio