"Camino en Idocin" Marqués de Santa María del Villar |
Quizás por su antigüedad, quizás por los misterios que no era capaz de resolver... esta foto de la Higa desde Idocin es para mí la más sugerente de todas cuantas conozco de mi querida Higa de Monreal.
Al contraluz, una esbelta mujer en el borde del camino. El vestido agitado por el viento. Detrás, la iglesia larguirucha de Idocin. Y la imponente Higa que ya empieza a formar nubes en la soleada tarde. Un varón, en el tercer árbol, la sigue a distancia. El camino, con rodadas de bicis y carretas, está todavía sin asfaltar.
¿De cuándo será esta foto? Diego Quiroga y Losada, Marqués de Santa María del Villar, nacido en 1880, hizo el Camino de Santiago en 1905 y 1907. De esas fechas podría ser la foto.
Una imagen de 1933, de Indalecio Ojanguren, fotógrafo y montañero, viene a echarnos una mano:
1933 La Higa desde la carretera de Idocin. I. Ojanguren |
Comparémoslas:
Ojanguren no quería repetir el mismo encuadre del marqués y se ha desplazado unos metros, hacia los dos siguientes árboles que van a enmarcar perfectamente a la Higa.
En esos 25 años, los árboles han ganado en grosor y en densidad de follaje. Y lo más llamativo: la vegetación se ha tragado la iglesia, de la que a duras penas asoma el tejado. La casa-torre, en cambio, ha ganado protagonismo.
90-115 años después...
Como veis, aparentemente no ha cambiado mucho. Han desaparecido los árboles de la carretera. Vemos el letrero con el nombre del pueblo. La travesía bastante más ancha que en las fotos iniciales. Una antena en la punta de la imponente Higa. Ya no está la casa-torre. Y la larguirucha iglesia tiene unas proporciones más normales.
Desde 2009 Javier Eslava, el sempiterno alcalde de Ibargoiti residente en Idocin, es un hombre feliz. Lo conocí en 1989, en el instituto Ibaialde de Burlada y me contó cosas increíbles de la travesía de Idocin.
24 abril 2009 Javier Eslava abre el tramo de la Autovía del Pirineo |
Ese camino de la foto de 1905-07 se transformó en carretera. A partir de los años 60, el tráfico fue aumentando tanto que hubo que tirar cinco casas para ajustar la travesía a las necesidades de los vehículos.
Idocin (y Monreal) padeció durante medio siglo el ruido, bocinazos y vibraciones de unos 7.500 vehículos diarios. Cuando no los accidentes.
Me contaba Javier que la tarde de los domingos de verano eran especiales durante la operación retorno a Pamplona. Sus hijos, cuando iban a jugar al frontón, no podían luego volver a casa a por la merienda y tenía que ser él el que se la llevara, lanzándoles los bocadillos por encima de los coches.
Si hoy, casi 120 años después de la foto del Marqués de Santa María del Villar, Idocin puede ofrecer una imagen similar, es gracias a personas como Javier Eslava, el sempiterno alcalde de Ibargoiti.
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