El féretro de Sabicas fue recibido en el zaguán de la Casa Consistorial de Pamplona |
Agustín Castellón “Sabicas” (le gustaban las “habicas”) había nacido el 16 de marzo de 1912 en la pamplonesa calle Mañueta, nº7-3º.
Muere en el Hospital Saint Claire, de Nueva York, el 14 de abril de 1990 y fue enterrado en el cementerio de Pamplona, seis días después, en el nicho 163 del grupo G50, a la izquierda de la Puerta del Río. El féretro había sido previamente recibido en el zaguán de la Casa Consistorial de Pamplona.
Manolo González
Cepero y González, en la Puerta del Río |
En aquel verano del 82, Sabicas, después de más de 40 años sin pisar Pamplona, se acercó a la ciudad que le vio nacer. Era 5 de Julio, "víspera del Víspera", fecha idónea para el regreso de “navarros por el mundo”, y salvo para antiguos del lugar o algunos afectados por la fiebre flamenca, para la mayoría de los pamploneses era un perfecto desconocido.
Sirva esta entrada de agradecimiento a los dos: a Manolo y a Sabicas.
Vídeo del Entierro de Sabicas
El vídeo empieza con la expectación en la Plaza Consistorial, hacia las 5 de la tarde del 20 de abril, viernes.
Poco después de las cinco, llega el féretro de Sabicas, que es introducido en el zaguán del Ayuntamiento, donde es velado.
Tras la recepción, es trasladado a la cercana parroquia de San Saturnino en la que se celebró el funeral.
A continuación, el féretro entra a hombros gitanos -ahora sí- por la Puerta del Río del Cementerio de San José, en Berichitos. La silueta del monte San Cristóbal, al fondo.
En el 9'12" aparece fugazmente Manolo González.
El ataúd es llevado hasta el Grupo G50, donde es introducido en el nicho 163.
Esta página de Diario de Navarra rescata la crónica de su muerte, de la despedida que le brindó Pamplona el 20 de abril de 1990.
Crónica de Diario de Navarra
Anuncio del concierto en DN |
Continuaron viaje por carretera hasta Pamplona. Llegaron pasadas las cinco de la tarde y cientos de personas aguardaban a esa hora en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona. La puerta principal de la Casa Consistorial se abrió y el ataúd se introdujo hasta el zaguán. Allí estaba el alcalde Javier Chourraut, concejales de los distintos grupos municipales, también otro consejero, Carlos Artundo, entre otras autoridades. La familia, los amigos del artista flamenco lo velaron también aquella tarde. Luego varios gitanos de Pamplona llevaron el féretro hasta la iglesia de San Saturnino, donde se ofició el funeral. Presidió la eucaristía el entonces párroco José Antonio Busto y cantó la coral del instituto Irubide, según se contaba en la crónica del 21 de abril en este periódico.
Fue una tarde de silencios y de aplausos, de llanto y de música, una despedida en blanco y negro a un hombre que llevó a Pamplona en su corazón, desde el número 7 de la calle Mañueta, hasta la Gran Manzana de Nueva York. ‘Duelo de Campanas’, una de sus obras, sonó en el cementerio. El Ayuntamiento de su ciudad le había reconocido ocho años antes, con un homenaje en el que el alcalde, Julián Balduz, le entregó un cuadro con una imagen de San Fermín.
El alcalde de Pamplona, Julián Balduz, entrega una réplica de San Fermín a Agustín Castellón 'Sabicas'.MENA |
Crónica de El País (21 de abril de 1990)
Placa colocada por el Ayto. de Pamplona |
El traslado del cadáver del guitarrista desde la ciudad de Nueva York, en la que residía y en la que falleció el pasado 14 de abril a consecuencia de un ataque cerebral complicado con una neumonía, hasta la ciudad en la que nació el 16 de marzo de 1912, fue costeado por el Gobierno de Navarra. Su consejero de Educación y Cultura, Román Felones, se trasladó ayer al aeropuerto de Barajas para recibir el cuerpo del guitarrista, así como a los familiares que le acompañaban.
Mañueta 7 |
La misa de funeral por Sabicas, oficiada en la iglesia de San Saturnino, a escasos metros de la calle Mañueta, en la que nació, contó con la presencia en la parte musical del coro del instituto Irubide. Concluida la ceremonia, Sabicas fue enterrado en un nicho del cementerio de Pamplona propiedad del Ayuntamiento de la ciudad, en un último adiós en el que participaron numerosos amigos y admiradores del guitarrista procedentes de todo el país.
Polígono de Alemanes |
Sabicas, que residía solo en un modesto apartamento de la Calle 55 de Nueva York, recibió a los representantes del Gobierno navarro y accedió a estar presente en el homenaje que se le preparaba.
1 comentario:
Esa era otra Pamplona, sin odios y si orgullosa de todos sus hijos.
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