Reflexiones, recuerdos y agradecimientos por vuestras felicitaciones en mi cumpleaños
Cumplir años
Solemos tener una idea equivocada. Yo ahora he cumplido (gracias a todos por vuestra felicitación) 72 años. Y me parece que ayer tenía 71 y que hoy empiezo el año 72º de mi vida. Gran error. Lo siento, pero tenemos un año más de lo que nos parece.
Cumplir viene del lat. complēre 'llenar', 'completar': Ayer tenía 71 años y 364 días y hoy ya tengo 72 completos, cumplidos. Y mañana empiezo el año 73 de mi vida.
En 24 horas he pasado de tener 71 años a empezar el año 73.
Se entiende muy bien con el primer año de nuestra vida. Cuando nacemos, empezamos el primer año. Y el día que apagamos la 1ª velita, acaba el primer año y empezamos el 2º.
El paso del tiempo
En cambio de niño... Tengo el recuerdo de la primera vez que fui consciente de unas vacaciones de verano. Estaba en las Escuelas de Compañía, con cinco o seis añicos.
- Ahora vais a tener tres meses de vacaciones- dijo doña Camino.
- ¡Tres meses! ¿Cuántos volveremos a la escuela después?-pensé.
Tres meses entonces era una eternidad. Daba tiempo para todo. Menos para aburrirse.
El Fin del Mundo en Pamplona
Alguien me dijo algo que me caló hasta lo más profundo y me inundó de temor:
- ¿Sabes el Cristo de la Catedral? Cuando la barbilla toque el pecho, llegará el Fin del Mundo.
Hoy ese Cristo está en la capilla de San Juan Bautista, pero entonces estaba en la del Santísimo. Todos los días, en el Rosario de los Esclavos, con mi tío Silvestre dábamos la vuelta a la girola de la Catedral y, al pasar delante del Cristo, comprobaba con satisfacción que, aunque la barba ya tocaba el pecho, a la barbilla aún le debía de faltar algo.
(Nota esa leyenda pamplonesa la he oído también decir del bellísimo mechón de pelo que cuelga de la corona de espinas).
El 14 de diciembre de 1959 cumplí diez años. Empecé a oír que en 1960 llegaría el Fin del Mundo. Me pareció una injusticia:
- Señor, sólo tengo diez años, ¿cómo puedes hacerme esto?- me quejaba amargamente.
Llegaron las Navidades. Y en el arranque de Carlos III -¿en la visera del Gayarre?- pusieron un letrero luminoso muy bonito: FELIZ 1960.
- ¡Qué ingenuidad! ¿No saben que el 1 de Enero llega el Fin del Mundo?- pensaba para mis adentros.
Legó el 1 de Enero. Pasó 1960 y el mundo, como un vagabundo, siguió girando en un cielo azul:
No tardaron los "ponedores de fechas" y los milenaristas en empezar a hablar, ahora, del año 2000.
Pero yo ya empezaba a estar vacunado contra esas tonterías. Y además me decía con tranquilidad:
- En el 2000 ya tendré 50 años y, si vivo, seré ya un viejo (así veía a la gente de 50). Ya habré vivido de sobra para que no me importe morir.
Estamos a punto de empezar el 2022. Ahora tengo ya 72 años, 72 velitas apagadas, y ninguna prisa por bajarme de este planeta vagabundo (valga la redundancia: planeta, del griego planétes ‘vagabundo’, porque se desplazan por el cielo, en contraste con las estrellas, que se consideraba que estaban fijas, como chinchetas clavadas en el firmamento).
5 comentarios:
Yo ya empecé los 74 y también di vueltas a la girola entre los faroles, cantando el Rosario con la murga que a veces resuena en tono "vieja" en mi cerebro. Pero nunca supe del fin del mundo como cuentas, ni los milenaristas me hicieron mella. Se conoce que viajaba con los siglos por los siglos amén.
Yo ya boy camino de los 75 y también rece el Rosario y todo lo qué se hacía en la Catedral, pero no había oído la historia del Cristo, en fin qué si Dios quiere, llegaremos a los 90, jajajaja. Un abrazo grande. Bejas Bienvenida
Mis próximos serán 72 y puedo escuchar también en mi recuerdo el rosario de los esclavos con cierta nostalgia. Lo del fin del mundo en el 60 sí lo había oído y también me atemorizó un poco. Abrazos.
Los romanos contaban el año que iban cumpliendo añadiendo la palabra "agens".
Los romanos contaban el año que iban cumpliendo añadiendo la palabra "agens".
Buena idea
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