“La que manda, manda” |
Imagínate que un día encuentras
por la calle un bolso repleto de billetes. Lo abres, en busca de alguna
documentación, y encuentras un número de teléfono. Llamas y… (aquí empieza la
carta de Miguel Ángel)...
... En fin, dan ganas de
quedarse con el bolso.
El que manda, manda
Hace unos días tuve la
necesidad de llamar por teléfono al ambulatorio médico para anular una cita y me llevé una
desagradable sorpresa al escuchar la siguiente grabación:
1. “Centro de Salud del
Segundo Ensanche” (con repetición en vasco).
2. “Si se tratara de una
urgencia grave o vital llame al teléfono 112 de SOS Navarra” (con repetición en
vasco).
3. “Si quiere la
información en castellano pulse tres o manténgase a la espera” (con repetición
en vasco).
Sin perjuicio de tener
que escuchar por fuerza las mismas frases en las dos lenguas, en un ejemplo de
mantener inútilmente a la espera al paciente, el último de los mensajes
grabados es el colmo de los despropósitos, pues teniendo en cuenta que al menos
el 85% de la población, si no más, se expresa, habla y piensa en castellano, lo normal sería decir “si quiere la
información en euskera pulse tres”, y con esto sobraría todo lo demás.
Nada tengo en contra del
vascuence ni lo he tenido nunca, pero no puedo permanecer impasible cuando los
gobernantes, con la señora Barkos a la cabeza, utilizan cada canal de
comunicación para hacernos comulgar con ruedas de molino, practicando su
autoridad de forma despótica y obsesiva contra el ciudadano que no piensa como
ellos. Lo importante, por supuesto (dicho con ironía), es que los ciudadanos escuchen a toda costa las dos lenguas, por mucho
que les suponga una pérdida de tiempo, carezcan de interés o tengan una
urgencia.
En este sentido olvidan
que la verdadera finalidad de estas llamadas es una atención médica, y no ilustrarse en lenguas, cuando es posible que
no estén en condiciones óptimas para aguantar tanta palabra con sus
consiguientes espacios musicales que hacen interminable la espera.
Luego vienen las quejas de que hay pacientes que no se
presentan en la consulta y que por supuesto no han avisado. He aquí una causa.
En fin, la señora Barkos,
junto con sus socios, ha hecho buenos dos refranes:
El primero, el que dice
aquello de “Entrar lamiendo y salir
mordiendo”, todos los días lo sufrimos.
El segundo, el que nos
enseña, en este caso para nuestra desgracia y paciencia, que “El que manda, manda”. También todos los
días lo padecemos.
MIGUEL ÁNGEL TORRES
URRA
1 comentario:
Lo qué me preocupa y produce tristeza es la falta de Responsabilidad de los qué mandan. Un Saludo
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