![]() |
Fusil y correaje a la entrada del callejón. Muchos uniformes |
El 7 de julio de 1939 hubo quien corrió con correaje y fusil. Otros confundieron un vergazo con el cohete y salieron escopeteaus... Pero por Blanca de Navarra se exhibió un mozo muy elegante que creo que vamos a poder identificar.
Me contó mi padre que, tras la guerra, fue a correr un encierro con compañeros de fatigas y que se reían comentando: "¡nosotros que hemos oído silbar las balas y el estruendo de morteros y cañonazos, vamos a asustarnos ahora!". Pero cuando en el callejón sintió en el culo el bufido del toro... Fue su último encierro.
![]() |
Otro fusil y más uniformes. Los toros, todavía muy lejos |
Tras la guerra, venían con ganas de fiesta y envalentonados. Cuando se han pasado tres años con tantos peligros diarios y los has superado con bien, los cuernos de los toros te tienen que parecer como los de los caracoles. Pero, por si acaso, la mayoría de los que vestían de soldados aparecen ya en la entrada al callejón, alguno hasta con correaje y fusil.
Tras la suspensión de las fiestas de 1937 y 1938, la gente tenía ganas de encierro. Según cuenta José María Iribarren sobre los prolegómenos de esta carrera, se profetizaba -como tantas veces- una catástrofe: “Va a correr todo el mundo, se va armar una gorda, ya veréis”.
“El día 7 vi el encierro desde un balcón del Hotel La Perla. La calle estaba llena de corredores. A medida que se acercaba la hora, los componentes del primer grupo (el de "los valientes"), en número alarmante, iban reuniéndose, apretujándose contra el cordón de guardias…”.
“En esto estábamos y faltarían dos minutos para las siete, cuando un tipo, saliendo del portal estrecho (seguramente el 27, pincha) de una casa de enfrente, miró al grupo riéndose (ahora veréis por qué), se arrodilló en la acera, alzó los brazos y ¡¡rias!! Descargó contra la piedra un vejigazo tan descomunal, tan recio y seco, que oírlo y dispararse el primer grupo atropellando guardias fue todo uno…”.
“Las almas angustiadas respiraron. La ruta estaba ya libre de estorbos…”.
![]() |
El primer encierro de 1939, un toro negro y un jabonero entran en la Plaza Consistorial atropellando a dos mozos a los que derriban. Varios soldados huyen hacia el vallado. Galle |
Sonaron los cohetes a las siete de la mañana para dar salida a la manada. Finalizaron la cuesta de Santo Domingo con dos toros en cabeza que entran en el Ayuntamiento atropellando a varios mozos.
Un corredor elegante
Hay que tener temple y piernas para ponerse delante de un toro que viene lanzado tras esa embestida, pero ahí tienen al elegante mozo de frente despejada, con el pañuelo asomando por el bolsillo de su chaqueta.
![]() |
Primer toro por la calle Mercaderes. Un mozo con americana intenta marcar el paso Galle |
![]() |
Acercándose a la curva de Mercaderes con Estafeta. Difícil mantenerse en la cara del toro DN |
Parece que el toro ha hecho hilo con él y nuestro hombre se encuentra en una situación complicada. ¿Cogerá la curva de Estafeta o se retirará al vallado? Me encantaría ver cómo solucionó el problema.
Porque estoy seguro de que lo solucionó.
¿Puede ser el mismo?
Y aquí lo tenéis, seguramente unos años más tarde, ahora de corbata, con su inseparable pañuelo asomando por el bolsillo de la chaqueta, paseando por la Plaza del Castillo, todavía con el suelo de tierra, antes de la urbanización de 1946. Al fondo, el toldo del Kutz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario