No entendía yo por qué la abogada de Hasél (adscrito al "colectivo de presos políticos antifascistas", tócate...) mostraba públicamente tanta con-penetración con su cliente.
Chapu Apaolaza me lo ha explicado divinamente
Con-penetración de Alejandra Mata-moros (recogido de CRISTIAN REINO Barcelona)
Pablo Hasél, rapero encarcelado por enaltecimiento del terrorismo, mantiene una actitud desafiante también en el penal de Ponent, donde cumple una pena de nueve meses.
Su abogada, Alejandra Matamoros, relató ayer que el músico catalán está solo, porque se niega a compartir celda con otros reclusos. “Es una cuestión de dignidad”, dijo la letrada. “Las celdas son muy pequeñas”, añadió.
Además, el rapero se niega a colaborar en las labores internas que se asigna a los presos. "No ha entrado a prisión para colaborar con los funcionarios", dice la abogada que le defiende. A su juicio, existe una operación de Estado para atacar a su cliente.
Sobre los disturbios que se han producido en toda España a raíz de su encarcelamiento, la abogada no pone ni un pero. “No vamos a condenar ninguna forma de protesta que quiera emprender cualquier persona. Ni nosotros ni Pablo. Condenamos la violencia policial que se está ejerciendo día a día y la violencia que ejerce el Estado”, señaló.
Como veis, la con-penetración es total.
Y ahora viene la explicación. Gracias, Chapu:
UN CALIQUEÑO por Chapu Apaolaza
Se han enfadado mucho en los tuíteres porque el otro día en uno de mis textos sugerí que se habla poco del amancebamiento como explicación a muchos de los procesos políticos y sociales. Más que la libertad, muchos de los chavales que salen a romper escaparates buscan cama. Después de alguna observación en el campo de la violencia callejera y en otros ámbitos como el terrorismo, desde las herriko de lo viejo de Donosti hasta los bares del hampa de Schaerbeek donde se fraguaron los atentados de Bruselas, comprobé que la gasolina y el fuera de la ley han permitido echar un caliqueño a tipos que, de otra manera, hubieran llegado a la vejez sin posibilidad alguna de amar.
Me han reprochado con ahínco la tesis de la gente que ha ligado gracias a la épica del cóctel molotov y también me han censurado el término caliqueño. Las columnas son así: las escribes y a algunos les gustan y otros se acuerdan de tu ascendencia; no pasa nada.
Lo que me asombra es esta cosa de que en el momento en el que hacían arder la ciudad en nombre de un raperillo que pedía que volaran el coche de Patxi López, alguien se dedicara a reprochar a un articulista su visión sobre los amantes de la barricada y que usara la palabra caliqueño para referirse al ‘vamonós’, pues la encontraban viejuna y en desuso.
Otro antifascista: "Pa mis chicas!" |
En realidad caliqueño se refiere a un puro de baja calidad, pequeño y apretado, una cosilla como para salir del paso, como el juntamiento de barricada en el que hasta un tipo como Pablo Hasel -que definitivamente no es Lawrence de Arabia- encontró una novia.
Ahora es su abogada -¿no es tierno?- y va por ahí reclamando el derecho a odiar mucho a la policía.
Yo reclamo para mí el derecho a decir que llevan la revolución prendida en la boca pero que en realidad se va a las barricadas a ver si se echa un caliqueño.
2 comentarios:
Ayer leí este artículo y la verdad me dió mucha risa el análisis de Chapu, pero luego pensando, llegas a la conclusión de que es la única razón posible para justificar las acciones de estos descerebrados, o están locos, o son estúpidos o bien buscan echar un caliqueño, no hay otra.
Navrazon Pachi
Leí ayer un twit, que me impactó, por su incongruencia y triste realidad. Decía así; decir un piropo fuerte a una mujer, puede considerarse delito y pagar por ello. E incitar al odio, pedir públicamente una soga para colgar al Rey, decir (Cantando, por decir que se canta.....) que coloquen una bomba en el coche de alguien, apoyar a quienes provocan disturbios (pacíficos o no), se debe considerar libertad de expresión.... sin comentarios.
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