martes, 16 de febrero de 2021

El origen de lo que hoy es el español

San Millán de la Cogolla (Yuso)
Pincha y alucina
He encontrado este cuentecillo en un libro -"Literatura navarra"- de comienzos de los 80. En aquellos años no se empleaba casi el término "español", sino "castellano". Así dice el libro: "hoy lo usamos (el castellano) 300 millones de seres humanos".
40 años después, "Un total de 580 millones de personas hablan español en el mundo. De ellos, 483 millones –tres millones más que hace un año– son hispanohablantes nativos, lo que convierte al español en la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes."

A LOS ESCOLARES
[El castellano y el vascuence o euskera son dos idiomas que hoy hablamos en Navarra. Tan navarro es el uno como el otro.
El nacimiento del segundo nos es desconocido. Ignoramos su origen.
Sí sabemos, sin embargo, dónde, cómo y cuándo comenzó a hablarse y escribirse el castellano (ver primer comentario).]
***
Empezó así...
Monasterio de San Millán de Suso
El castellano nació... como el río que brota de la frescura pequeña y blanca de las cumbres.
Fue hace mil años. Navarra era entonces un vigoroso reino (Reino de Pamplona) que se extendía desde el Pirineo hasta las tierras del Ebro.
Y ocurrió que un buen día de un año cualquiera de la segunda mitad del siglo X, en el monasterio riojano-navarro de San Millán de la Cogolla, que era como una gran montaña de oraciones, un monje tuvo que predicar un sermón, escrito en latín, a los fieles de los pueblos cercanos que acudían al monasterio.
Y comenzó la explicación.
Los hombres. las mujeres y los niños se aburrían. Y se aburrían porque las palabras latinas que el fraile leía apenas se parecían a las palabras que ellos usaban en sus conversaciones diarias. Se aburrían porque el idioma que las gentes sencillas hablaban, aunque procedía del latín, ya no era latín.
El buen monje se dio cuenta del poco interés con que los fieles le seguían. Y dejó de hablar. 
No dejó de hablar porque estuviese enfadado. Dejó de hablar porque no sabía qué hacer, cómo salir del atolladero. Además, había llegado a una parte de la homilía que tenía varias frases escritas en un latín muy difícil.
El fraile pensaba: «Si les digo las frases tal y como están escritas, no me va a entender nadie. Y si no las digo y me las salto, la conciencia me remorderá porque habré hecho una trampa de cierto calibre».
La gente seguía distraída. Y el frailecico, silencioso.
«Haré una trampa más pequeña. Diré las frases, pero las diré...», pensaba para sus adentros.
Y animado por su último pensamiento, sonrió pícaramente, carraspeó varias veces para atraer la atención de los fieles y, lento y seguro, comenzó a decir las frases con las mismas palabras que sus oyentes usaban para hablar entre ellos.
Los hombres, las mujeres y los niños quedaron asombrados y, por primera vez en lo que iba de misa, prestaron atención a lo que el fraile decía. Ahora sí que le entendían con facilidad.
Y la homilía gustó más que nunca. Gustó más que las que el padre prior leía en las fiestas solemnes o cuando los reyes de Navarra acudían en peregrinación al monasterio.
Después de la misa, el monje se fue a toda prisa a su pequeña y blanca celda y, ni corto ni perezoso, se puso a escribir en el margen del libro de homilías las frases que acababa de decir a los fieles...
Eran las primeras palabras escritas en castellano.
Aquel libro se guarde hoy en la Academia de la Historia de Madrid y todos lo conocemos con el nombre de «Glosas Emilianenses».
Y así fue como de la alta montaña de oraciones que era el monasterio de San Millán de la Cogolla brotó el manantial de la lengua. Brotó humilde y puro, como el pueblo que lo había creado.
Durante varios siglos, torrentes de palabras se fueron añadiendo a aquel fresco hilillo de frases primerizas y ya en el siglo XIII, un monje riojano llamado Gonzalo de Berceo, hizo crecer desde lo más profundo de su ingenuo corazón un regacho de versos dedicados a la Virgen. Y un nuevo afluente se unió al río de la lengua.
Juan Ruiz, que era Arcipreste de Hita, D. Juan Manuel y Jorge Manrique, entre otros, lograron que sus poemas y sus cuentos hicieran más veloz la corriente y más profundo el cauce.
Y las orillas se ensancharon.
A finales del siglo XV, el idioma llegó, por fin, al mar. Llegó hasta más allá del mar, hasta América.
Hoy lo usamos 300 millones de seres humanos.

Como veis, nuestra tierra ha tenido una importancia decisiva en el nacimiento de la lengua. Podemos decir, pues, que Navarra, junto con Burgos («Las Glosas Silenses» se escribieron en el monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos y son con «Las Glosas Emilianenses» los dos primeros documentos escritos del idioma) y Rioja sirvieron de cuna al castellano.
Entre nosotros nació y aquí tuvo a uno de sus primeros escritores.
Después de él, muchos navarros han expresado sus emociones, cantado a Dios o narrado hechos históricos haciendo uso de la lengua que aquel lejano fraile diera acta de nacimiento en la soledad de su celda un día cualquiera de un año cualquiera del siglo X, cuando Navarra se extendía desde el Pirineo hasta La Rioja.
Mattin y Xalbador
Pero nuestra tierra, crisol de pueblos y culturas, ha sido siempre un reino multirracial y plurilingüe...
Por eso en esta ANTOLOGIA hemos recogido páginas escritas por navarros, no sólo en euskera y castellano, sino en todos los idiomas que entre nosotros se hablaron y escribieron: francés, latín, hebreo, árabe y provenzal.
Aquí tendrán, pues, cabida el amor y la muerte, la aventura heroica y el chascarrillo alegre, el tratado filosófico y la jota bravía, la narración histórica y el humilde versillo del bertsolari anónimo.

11 comentarios:

desolvidar dijo...

Un par de cosicas sobre este viejo artículo de los años 80:
1)En España ya somos 47 millones de personas.
2)Durante muchos años los filólogos (yo también) han creído erróneamente que lo de San Millán era castellano, pero hace pocos años que han cambiado de opinión y tienen claro que lo de San Millán era navarroragonés, conocido a secas como aragonés y en Navarra más como romance navarro.
Es cierto. Y la toponimia y el léxico no engañan. Por ejemplo en castellano se denomina a las colinas también como arcaísmo "poyo", pero en navarroaragonés "pueyo", por eso Pueyo está en un "pueyo". En castellano a las zonas con sombra permanente junto a montañas se denomina "umbría", pero en navarroaragonés "ubago, opaco, paco", por eso el pueblo navarro de Ubago está en un "ubago". Lo mismo pasa con los llanos. Porque Navarra se ha castellanizado tenemos topónimos como "Los Llanos", muy comunes en Castilla, pero que en Navarra y Aragón se conocen más como "planas" y "planos": Berrioplano, Las Planas... algo en común con catalán y valenciano. Si Castellón de la Plana hubiera sido castellano se llamaría "de los Llanos".

A decir verdad castellano y navarroragonés no diferían mucho, pero tenían algunos rasgos bien definidos.
Y rasgos como las agrupaciones de letras CL, PL... navarroragonesas en vez de las castellanas LL... son las que están en las Glosas Emilianenses.

Imanol dijo...

Según el historiador de los archivos de navarra cerca del 80% de los navarros hablaría euskera en la edad media y parte de ellos no sabría castellano, por tanto el castellano tendría una mayor expansión a partir de la edad media. El castellano que no deja de ser un latin mal hablado, se le dio estatus de lengua culta y de prestigio por las élites, por lo que el euskera se fue desplazando poco a poco a ámbitos mas reducidos y siendo mas preservando en zonas más aisladas o menos influenciadas por esa corriente castellana..
No hace muchos siglos que una parte de los navarros aprendieran y empezarán a usar el castellano, pero por otro lado aquella lengua que fue la más hablada por los navarros parece ser que no es digno de ser aprendido por cualquier navarro que lo ve oportuno, del norte o del sur y en su propia comunidad, mientras se aplaude que el castellano tenga la mayor de las expansiones por todo el mundo..

desolvidar dijo...

Imanol: iba a ocultar tu comentario por hacerte un favor. Pero lo he pensado mejor y lo dejo para que la gente se dé cuenta de lo atrevida que es la ignorancia.
Por cierto, ¿por qué haces tu comentario en la lengua que tan poco amas?

Anónimo dijo...

Otra curiosidad muy curiosa, curiosísima de las glosas emilianenses, y que no todo el mundo conoce. En ese libro en el que escribió el frailecico en romance navarro-aragonés resulta que aparecen unas pocas glosas escritas en vascuence. No sigo el tema, pero creo que a día de hoy se han traducido. Es muy curioso que el romance navarro-aragonés y el vascuence nacieran a la vez.

Y otra curiosidad mucho menos conocida. Existe un método de piano cuyo autor es el cirbonero José Sobejano, publicado en 1.826 que tiene en sus entrañas un pasodoble (el primer pasodoble publicado) y un zortziko (el primer zortziko publicado). El pasodoble y el zortzico también nacieron a la vez. Qué cosas ..

Fernando Carrillo de Albornoz

Anónimo dijo...

Soy Luís Gila. Yo viví casi 15 años en Logroño, pero mi destino me trajo a Navarra. En la época de transición entre una y otra tierra escribí este soneto, que habla de esa gloria tan especial de La Rioja, como es el origen de nuestra lengua castellana (las primeras palabras escritas en aquella lengua popular) glosando los versos de Berceo:

Bien se dice que es cruce de caminos
esta tierra discreta, este paisaje,
hecho costumbre de peregrinaje
y encrucijada de cien mil destinos.

Florece todo aquí sin estridencia,
como el román sencillo y paladino,
que fue al amor del pueblo y su vecino
y vio nacer aquí su primer ciencia.

Quienes puedan gozar de este hospedaje
nunca harán suficiente reverencia
para adorar la suerte de su sino.

Mas a los que debemos seguir viaje
consolará el recuerdo la conciencia
con el gusto de un vaso de buen vino.

Imanol dijo...

Hago comentarios en castellano, euskera o ingles según como este escrita o se hable en esa pagina..
Llamar ignorante es gratis y en fondo todos lo somos, pero tales calificativos hay argumentarlos o no deja de ser subjetivo..

Iñaki dijo...

Hablar por hablar, el euskera lo aprenden los que lo creen oportuno, los demás lógicamente no.No creo que esté obligado.

Iñaki dijo...

Hablar por hablar, el euskera lo aprenden los que lo creen oportuno, los demás lógicamente no.No creo que esté obligado.

Imanol dijo...

En muchas zonas de navarra facilidades no se ponen. El castellano se expandió por navarra y por muchos territorios, pero parece que el euskera hay que tenerlo bien delimitado no vaya a ganar algún kilómetro de mas... en la misma comunidad donde se habla desde hace siglos o milenios..

Aritz Lizarraga Olascoaga dijo...

El tal Imanol este está tan ciego con su vasquismo que cree que no ha habido otra cosa en Navarra.

Mucho antes de que llegase el castellano que tanto odia se hablaba romance navarro. El romance navarro es una variante de lo que los lingüistas denominan navarroaragonés o aragonés. Por ser la lengua oficial del reino la mayoría de la población la conocía. Por ejemplo los Fueros de Navarra o el Privilegio de la Unión estaban escritos en navarroaragonés. Es que frente a una población de lengua navarroaragonesa en Zona Media y Ribera y de lengua occitana en Pamplona, Estella, Tafalla...y vascuence en la Montaña, todos usaban una lingua franca para entenderse. Y la lingua franca era el navarroaragonés.

Por eso cuando llegó el castellano a Navarra no avanzó apenas sobre el vascuence porque ese avance era del aragonés. Vamos, que el castellano apenas influyó en la desaparición del vascuence porque ya el romance navarro había hecho el "trabajo".

Lee el comentario de DESOLVIDAR. La toponimia navarroragonesa está muy presente en casi toda Navarra de la Montaña a la Ribera. En castellano rara vez llama a los bosques no tropicales como selvas. En cambio el navarroaragonés, el catalán... sí es común: Selva de Irati, Selva de Mar (Cataluña)...

Cuando el castellano llegó a Navarra se implantó y aceptó muy rápidamente ya que el navarroaragonés estaba muy extendido y era muy parecido. Para un navarroaragonés era muy fácil cambiar de farina a harina, de planas a llanas, de noguera a nogal, de pueyo a poyo, de fablar a hablar... Menos aún cuando las palabras coincidían como pasaba a menudo: fuego, luego, burgo, huevo... Lo fueros y el Privilegio de la Unión NO SE ESCRIBIERON EN CASTELLANO ANTIGUO SINO EN ARAGONÉS, O COMO DENOMINAMOS EN NAVARRA, EN ROMANCE NAVARRO. Si se escribieron los textos medievales navarros en navarroaragonés no fue a mala idea, por euskerofobia... Es porque el aragonés era la lingua franca, la de comunicación entre las varias comunidades navarras.

El castellano NO entró a punta de bayoneta a Navarra, sino que poco a poco fue calando entre la población de lengua navarroaragonesa por su similitud. De hecho el castellano penetró Navarra mucho antes de la conquista de 1512. Esto se debe a que Castilla era una potencia vecina con una gran literatura, cosa que no tenían los reinos hermanos de Navarra y Aragón con el navarroragonés. La pujanza de Castilla y su importante literatura, además de su vecindad fue erosionando las hablas romances laterales: navarroaragonés y asturleonés. Pero no fue en vano, pues la desaparición paulatina de leonés y aragonés influyó sobremanera en el castellano. La natural fusión de leonés, castellano y aragonés, que ya de por sí eran similares, dio origen al español. Y es que a menudo triunfaron términos asturleoneses y navarroaragoneses sobre los castellanos al llegar a la lengua española. Los académicos actualmente se decantan por la situación mencionada. De hecho recomiendan usar el término castellano para referirse a la lengua medieval y español para referirse a la lengua internacional moderna. Fue Carlos I de España y V de Alemania el primero que lo denominó como español. El nombre español no es un invento de Franco, sino del emperador Carlos I.

Así que no nos cuentes monsergas de que el pobre vascuence desapareció principalmente por el malvado invasor castellano.

Imanol dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.