sábado, 28 de marzo de 2020

Gayarre y Sarasate Fonda Europa SF 1882

Gayarre, Fonda Europa y Sarasate
11 de Julio de 1882, tras la última corrida de San Fermín; Gayarre y Sarasate tienen que salir al balcón de la Fonda Europa, en el Paseo Valencia. Nunca sonaron tan dulces "La del pañuelo rojo", "varias jotas con letra de profundo sentir navarro" (entre ellas, quizás, "El cielo de mi Navarra")... Pamplona aún tiembla emocionada.

Sarasate y Gayarre (J.J. Arazuri Hª de los SF)
Jaurrieta, hoy
Recordando los Sanfermines de antaño, no podemos olvidar al gran tenor roncalés, aunque su intervención artística en Pamplona se redujo sólo al año 1882 en que, como veremos, actuó en compañía de don Pablo.
La actuación de Gayarre y Sarasate, nacidos ambos en 1844, tuvo tal resonancia en nuestra ciudad, que después de más de medio siglo, aún se recordaba el año de 1882, como el único en que Pamplona fue testigo de un acontecimiento artístico inigualable. 
Pero, no adelantemos acontecimientos: En 1880, los dos artistas actuaron juntos para recaudar fondos con los que remediar la pena y la miseria del pueblo de Jaurrieta, destruido en gran parte por un pavoroso incendio. De aquella actuación maravillosa nació la idea de que Gayarre viniese a actuar en los conciertos sanfermineros con el mago del violín.
Monumento a Gayarre (Taconera)
Se organizó una comisión presidida por el diputado foral don Serafín Mata y Oneca, que marchó a Bilbao en 1881 para entrevistarse con Gayarre, el cual consintió en actuar en las fiestas del año siguiente, anunciándose -como homenaje a los dos navarros- la cooperación artística de Dámaso Zabalza, Ruperto Chapí, Manuel Pérez (Director del Teatro Real), Juan Guelbenzu, Miguel Ramos Carrión, Salustiano Asenjo, Joaquín Larregla, Enrique Broca, Joaquín Maya, Mauricio García y Otto Goldschmidt.
El recibimiento que se hizo a los dos artistas fue el más apoteósico que el pueblo pamplonés había dedicado nunca: más de veinte mil se calculó el número de asistentes.
La reventa de localidades alcanzó precios tan astronómicos que se llegó a pagar por una butaca la altísima cantidad —para aquella época— de trescientas pesetas, equivalente al jornal de un peón durante unos diez meses de duro trabajo.
Gayarre actuó en los cuatro conciertos, dejando un recuerdo imborrable de sus actuaciones, entre la que según contaban, destacó una Ave María de Gounod inimitable.
Mira quién firma esta postal del Paseo Sarasate
Después de la última corrida (al parecer, el día 11) se organizó una gran manifestación desde el coso taurino hasta el paseo de Valencia, en donde se había congregado una gran multitud esperando la llegada de los dos artistas a la fonda «Europa». 
A petición del público, los dos navarros eminentes, salieron al balcón, Sarasate con su violín. 
Se hizo un silencio impresionante y bajo la bóveda de los olmos del paseo resonaron, más dulces que nunca, «Un pleito» de Gaztambide, «Yo tengo, noche y día, mis ojos puestos en tu balcón», «La del pañuelo rojo», varias jotas con letra de profundo sentir navarro, y el zorcico de Iparraguirre «Guernikako Arbola», con el que se dio por terminado aquel singular concierto al aire libre.
***
En el Museo de Navarra, con E. Endériz
Eso dice Arazuri, que ahí terminó todo. Sin embargo, mi viejo amigo Ezequiel Endériz, en su escrito "La Jota", afirma lo contrario:

E. Endériz "La Jota" (1949)
Pamplona aún tiembla emocionada con el recuerdo de una Jota cantada y tocada al aire libre el año 1885, nada menos que por Julián Gayarre y Pablo Sarasate. La ciudad los había recibido como a hijos excepcionales. Hubieron de salir al balcón del Hotel donde se hospedaban veinte veces, treinta, cien. Al fin, se oyó una voz estentórea, entre la multitud, que gritó:
— ¡La Jota!
Esta voz se hizo general:
— ¡La Jota! ¡La Jota!
Entonces Sarasate sacó su violín y entre un silencio enorme, en la noche estival, comenzó el genial violinista a tocar la Jota, Jota que, al llegar a la copla, Gayarre cantó con estos cuatro versos que quedaron escritos para siempre en el corazón de los pamploneses:
Pamplona 1977: «Chirolas», Turrillas, V. Ordó-
ñez, Carmen Bravo (Vda. de Lanas), Raimundo
Lanas Bravo y esposa,  y Serafín Ramírez G.
El cielo de las navarras
está vestido de azul;
por eso las navarricas
llevan la sal de Jesús.
***
No, no penséis que me voy a dejar llevar por lo que me pide el cuerpo. Está claro que Ezequiel no está haciendo historia (no sabe que el sucedido fue en la Fonda Europa y equivoca la fecha: fue en 1882), sino literatura y poesía (Endériz fue el autor de las letras que cantó Raimundo Lanas). 
Pero su afirmación de que Gayarre cantó esa jota es perfectamente compatible con el testimonio de Arazuri de que,  acompañado por Sarasate, cantó  "varias jotas con letra de profundo sentir navarro".
Y entre ellas, pudo ser perfectamente ésta que Valeriano Ordóñez recoge así en "Alma lírica del pueblo":
El cielo de mi Navarra / está vestido de azul; 
y todas las navarricas / llevan la sal de Jesús.

¿Existirá todavía alguien que la conozca? A ver si la desolvidamos.

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