miércoles, 26 de noviembre de 2025

"No hay tregua", por fin, sin altavoz en el Sadar

Sabalza (centro) y otros directivos de Osasuna
Desde hace un par de días varios periódicos se han hecho eco de que ya no sonará por los altavoces "No hay tregua" de Barricada. De todos ellos el que más ha defendido su continuidad ha sido El Plural, el digital más próximo al PSOE, mediante este artículo de Sonia Ramos que blanquea al pistolero de ETA. Ramos no tiene empacho en utilizar las mismas palabras de El Drogas, para darnos el auténtico significado de la canción y mentir descaradamente desde la primera línea. No se ha prohibido cantarla, sino que suene por los altavoces. 
Nadie, ni en legítima defensa, DEBE  apretar el gatillo
Y es que nunca debería haber sonado. La frase más contundente de esta triste letra es "alguien debe tirar de gatillo". Empuñar las armas, más que una opción legítima, es una obligación. Aunque las armas nunca tendrán la razón, hay que matar a mansalva porque, cuantos más cadáveres pongamos sobre la mesa, más fuerza tendremos en una negociación. 
En definitiva, "No hay tregua" ha sido, desde el principio (1985, Barcelona) una excusa para jalear a ETA impunemente.
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Esto significa 'No hay tregua', la canción de Barricada que se ha prohibido cantar en el campo del Osasuna (¿"del Osasuna"? Te van a reñir tus nuevos amigos. "De Osasuna")
Los Indar Gorri en graderío sur
El himno de rebeldía de Barricada y su silenciamiento en El Sadar, el campo del Osasuna
 
Pocas canciones del rock estatal han logrado condensar en apenas unas estrofas la complejidad política y social de una época tan oscura como la que vivió Euskadi y Navarra en los años 80. No hay tregua, publicada por Barricada en 1986, no es solo un tema musical: es un documento sentimental de una generación atrapada entre el fuego cruzado. Un espejo que refleja la soledad del conflicto. Una advertencia moral contra la violencia. Su significado profundo, arraigado en la memoria colectiva, explica por qué este tema sigue provocando debates y por qué su reciente retirada de la megafonía de El Sadar ha generado tanta controversia (¿controversia? La inmensa mayoría diré seguramente: "Ya era hora").

Para comprender la fuerza de esta canción, es imprescindible situarse en su origen. Entre 1984 y 1985, cuando Enrique Villarreal, El Drogas, compuso la letra, Euskadi (para El Drogas, Navarra es Euskadi) vivía uno de sus momentos más tensos. “La calle ardía cada día”, recordaba él mismo, describiendo un territorio marcado por los atentados de ETA, el miedo omnipresente, la represión policial y la aparición del terrorismo de Estado. Eran años de funerales continuos, silencio impuesto y barrios que crecían a la sombra del conflicto. De esa mezcla de rabia, tristeza y desconcierto nació No hay tregua, aunque no como un grito de combate, sino como un ejercicio de reflexión íntima (por ejemplo, "alguien debe tirar de gatillo").
Pincha para ver más claro contra qué 'luchó' ETA 
La canción habla de la juventud perdida, de quienes vieron “sus mejores años” consumirse en la clandestinidad, arrastrados por decisiones que muchas veces no controlaban y que conducían a un callejón sin salida. “Es el juego del gato y el ratón”, canta Boni con su voz inconfundible, hoy convertida en símbolo tras su desaparición. Esa frase resume la sensación de vivir siempre a la defensiva, de no poder respirar sin mirar atrás, de que cada elección podía ser fatal.

Pero el verso más contundente (¿seguro?) -y quizá el más malinterpretado- es aquel que proclama que “nunca tendrán las armas la razón”. En una época en la que la violencia marcaba la agenda diaria, Barricada hizo una declaración explícita de antimilitarismo (sí, "la mili en ETA Militar") y de pacifismo. No era él quien hablaba literalmente en la letra, sino el espíritu de una tierra herida, de una juventud que lloraba por lo que perdía mientras trataba de defender lo poco que quedaba en pie.

Con el paso del tiempo, la canción dejó de estar asociada directamente al conflicto político (ya veis, el lenguaje de Bildu) y pasó a integrarse en la identidad cultural navarra. En Pamplona, especialmente, se transformó en un himno transversal. La afición de Osasuna la adoptó como ritual emocional: sonaba al inicio de las segundas partes de los partidos en El Sadar, y la grada (la grada, no; los proetarras de Indar Gorri) la cantaba con una fuerza que trascendía lo futbolístico. Se convirtió en parte de la banda sonora de la ciudad, un gesto de identidad colectiva que no tenía nada que ver con la política, sino con el sentimiento de pertenencia (vale, los pamploneses nos chupamos el dedo).

Miedito
Sin embargo, la Policía trasladó al club que, durante la reproducción de la canción, un pequeño sector del estadio lanzaba proclamas vinculadas al pasado violento de ETA, lo que podía acarrear sanciones severas a Osasuna. La directiva, consciente de su historial de sanciones extradeportivas, ha decidido retirarla de la megafonía y sustituirla por otro tema de Barricada. La decisión sorprendió a buena parte de la afición, que sigue cantándola a capella como gesto de resistencia cultural. Lo ocurrido en El Sadar refleja una paradoja: una canción compuesta desde el pacifismo (jajaja) y la crítica a las armas termina vetada por miedo a interpretaciones ajenas a su contenido real. Barricada escribió un tema que denunciaba la violencia y reivindicaba el pensamiento como única vía para escapar de ella. Porque se atreve a recordar lo que fuimos y lo que no debemos volver a ser.

Aunque haya sido retirada de los altavoces del estadio, No hay tregua sigue resonando donde siempre ha resonado: en la memoria colectiva y en la conciencia de quienes aún creen que las armas nunca tendrán la razón.
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Gracias, Sánchez

BNE
No hay tregua [Música notada] / letra y música, Alfredo Piedrafita Gómez [et al. (y otros)
En 1999, las Peñas hicieron suya la odiosa canción de Barricada y se cantaba en la Plaza de Toros -y con el máximo odio- durante los doce años, uno detrás de otro, que Yolanda Barcina presidió la corrida del Siete de Julio por ser Alcaldesa de Pamplona (1999-2011).No acabó en el coso pamplonés el recorrido de la letra de Barricada. Indar Gorri la llevó al Sadar y debió de llegar a algún acuerdo con la directiva (y eso que la letra no es en euskera), porque empezó a sonar en 2013 (DN 27/05/2013) por los altavoces del estadio

"Anónimo luchador"
¿A quién homenajean en esta canción de Barricada? Nunca han respondido con claridad quién está detrás de ese "anónimo luchador". Y aunque lo suavicen diciendo que "nunca tendrán las armas la razón", yo os aseguro que su homenaje, desde aquellos oscuros '80, años de plomo, no iba dirigido a un sindicalista, a un político... Cuando esta canción se escuchaba en conciertos, plazas o en bares, se homenajeaba a quienes aquí han tirado de gatillo a mansalva: ¡ETA, ETA, ETA, ETA, ETA!
He encontrado esta interpretación de "No hay tregua" en 1985, en Barcelona, antes de publicarla en el disco homónimo de 1986. En ella, al principio ("Hay una gente por ahí que se tiene que poner pasamontañas, pa'ellos: 'No hay tregua'") y al final ("No hay tregua y no la habrá")  hay unos guiños evidentes a los del pasamontañas con chapela.
Es el juego del gato y el ratón. Tus mejores años, clandestinidad. No es muy difícil claudicar. Esto empieza a ser un laberinto. ¿Dónde está la salida? Estás asustado, tu vida va en ello, pero alguien debe tirar de gatillo (Aquí, los que se llevan el gato al agua gritan por cinco veces: "¡ETA, ETA, ETA, ETA, ETA!"). Tu infantil sueño de loco no es respuesta demencial. Este juego ha terminado mucho antes de empezar. Anónimo luchador, nunca tendrán las armas la razón, pero, cuando se aprende a llorar por algo, también se aprende a defenderlo. Estás asustado, tu vida va en ello, pero alguien debe tirar de gatillo.
Desde 2008 que empecé con el blog llevo peleando por desterrar del repertorio que se canta en la Plaza de Toros de Pamplona... o en los últimos años en El Sadar, esa terrible arenga que se pone del lado, se pone en el lugar de quien asesinó a Miguel Ángel Blanco, a Gregorio Ordóñez, Jesús Ulayar, a Tomás Caballero, a Paco Casanova (bien cerca de La Chantrea), José Javier Múgica... por hablar sólo de los concejales, representantes del pueblo, que murieron en un radio inferior a 100 km de la casa del Drogas...
Algo podría haber dicho sobre el daño que ha hecho esta canción a las víctimas de ETA, pero El Drogas prefirió leerse unos cuantos libros sobre la Guerra Civil y hacer canciones sobre ella, olvidándose de la carnicería -en democracia- que tenía a la puerta de su casa.

El Drogas y la guillotina: "separar algunas cabezas de algunos troncos"
Puede que algún ingenuo (o ingenua, como Amanda Ramos, aunque ésta recuerde que “se cumplen 40 años de la fuga de prisión de los protagonistas de ‘Sarri Sarri’” sin mencionar a ETA ni una vez) le quede alguna duda sobre cuál es la postura del Drogas ante el uso de la violencia, duda que espero se la quite el propio Enrique Villarreal en un programa de octubre de 2015 en la EITB (¡cómo no!), en el que sólo le plantó cara (gracias, ciudadano) un contertulio. Os lo recorto bastante por vuestro bien.
¡Más vale que dice -y yo me lo creo- "hace diez años que no me meto ni perica, ni petas ni alcohol, y podría, pero no me apetece"!

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