Fue en una sobremesa, en mis últimos tiempos de seminario. Algún mayor salió con una guitarra y cantó esta balada de la película "Río Bravo". Lo que más gracia me hizo fue que la traducción del inglés no la había hecho un experto, precisamente:
El sol se está “pusiendo” gris y al río el rebaño bajo;
el sol se está “pusiendo” gris y un día mi dicha empezó.
Fue la excusa para que se quedara por siempre en mi memoria.
El año pasado alguien cantó el estribillo en el Danubio y yo le acompañé entusiasmado. No la había vuelto a escuchar desde los años 60. Al terminar, Miguel Santamaría me dijo: "Esa canción no empieza así". Y entonces se la canté como yo la escuché la primera vez (perdonadme, pero llevo una temporada con la voz cascada):
A los días, me encontré con Pedro y me dijo que habían pasado el fin de semana en la borda que tienen en Belagua. Y que, a la noche, a la luz de las estrellas, habían cantado esa balada tropecientas veces.
Pedro se retiró a las tantas y Miguel y algún otro continuaron con las guitarras. Cada vez que se despertaba, oía la misma canción:
De mi luz (de mi luz)
en la vega (en la vega)
donde estar (...)
quiero yo (...)
somos tres (...)
compañeros (...)
mi caballo, mi rifle y yo.
Luego voy (...)
a mi casa (...)
a buscar (...)
el amor (...)
vamos ya (...)
siempre juntos (...)
mi caballo, mi rifle y yo
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