lunes, 9 de agosto de 2021

Desde Monte Arruit, adiós, amor

Hoy, lunes 9 de agosto, se cumplen cien años de la matanza de Monte Arruit, la última posición donde se refugiaron las fuerzas supervivientes del Desastre de Annual. Las diezmadas tropas españolas, al mando del general Navarro, llegan a Monte Arruit el 29 de julio, hostigadas por las jarcas de Abd-el-Krim.
Son en total 2.500 hombres, muchos de ellos heridos o enfermos, que se suman a los 1.000 de la guarnición. En los días siguientes, caerán como moscas. Además, escasean las municiones y los víveres y, sobre todo, el pozo del fortín está contaminado.

Primavera de 2012
En las excavaciones en lo que fue el fortín de Monte Arruit aparece el cuerpo momificado de un soldado español. Según arqueólogos y antropólogos, las condiciones climáticas de la zona han hecho posible la buena conservación del cuerpo, pertenencias y restos del uniforme.
Entre sus objetos destacaba una pitillera de cuero y metal con las iniciales P.G., una foto de una mujer joven, una pequeña moneda de plata con la efigie de Alfonso XIII y una extensa carta todavía legible. Todos los indicios, y sobre todo por el lugar del hallazgo y datación de la carta, apuntan a que este hombre fue una de las víctimas de la matanza acaecida el 9 de agosto de 1921 en Monte Arruit.
Los investigadores quedaron asombrados al leer la carta que portaba este soldado. El papel amarillento, dos páginas plegadas por la mitad estaba metido en un sobre. Los datos personales no han sido revelados por las fuentes investigadoras. 
En el sobre se dice:
"Hermano de armas, si lees esto será porque yo habré muerto. Por favor, cumple la última voluntad de este soldado español que ha caído por la Patria y haz llegar esta carta a María […] que vive en Málaga en la calle […]. Sus padres se llaman Manolo y Antonia."

Y, a continuación, esta es la emotiva carta del soldado:

"Mi dulce María, nunca pensé escribir esta carta, pero lo preocupante de la situación me lleva a ello. Llevamos días atrincherados y defendiendo Monte Arruit, apenas tenemos agua y comida. Los moros nos cercan y nos hacen fuego, cada día tenemos nuevas bajas, ya sea por causa enemiga o por efecto del calor, y no tenemos medicamentos ni medios de asistencia sanitaria.
Según dicen, el General Berenguer le ha prometido a Navarro que mandarán refuerzos desde Melilla, pero la ayuda nunca parece llegar. Hay descontento y pesar entre los hombres aquí. Hay rumores fiables de que se negociará la rendición de la plaza, pero no sabemos mucho más al respecto. No sé qué pasará, hemos pasado muchas penurias en esta maldita guerra, pero como la de Monte Arruit no la he vivido. Ya se sabe cómo actúan los moros y tengo mucho miedo por lo que pueda pasar, estamos prácticamente a su merced y no creo que podamos resistir mucho más el hostigamiento al que nos someten.
En el campamento tratamos de animarnos los unos a los otros; por su parte, día tras día, los oficiales nos recuerdan lo que implica ser un soldado español con arengas patrióticas, pero lo que más nos reconforta, dentro de lo que se puede, es la camaradería que hacemos todos en estos difíciles momentos.
La verdad que no sé por qué te estoy contando esto, supongo que por egoísmo al desahogarme con este papel. No quiero robarte más líneas, ya que esta carta es para ti: la dulce niña de mis ojos, mi morena, mi malagueña, mi razón de vivir, mi anhelo, la estrella que me guía en las noches, la única persona por la cual suspiro día tras día y me reconforta pensar que pronto te veré, que pronto te abrazaré, que pronto te besaré y que pronto me casaré contigo. Dios sabe lo mucho que te quiero.
Aún me acuerdo de la primera vez que te vi, con aquel vestido azul, tu pelo negro azabache recogido en un coco, esos ojos verde esmeralda que son capaces de cegar más que este sol africano y convertir a cualquier hombre en estatua de sal con sólo regalarle una mirada tuya. Me acuerdo de la canasta de mimbre llena de pescado que llevabas pues venías del mercado y como yo, apoyado en la pared de la calle de mi casa, quedé absorto ante tu belleza. Te eché un piropo cuando pasaste por delante mía, no pensé que me hicieras caso, ya que tal hermosura tiene que estar acostumbrada a que te los digan, pero giraste tu preciosa cara, me miraste y me sonreíste. Bendito piropo aquel. Te pedí acompañarte a casa para hablarte por el camino y me lo permitiste.
Desde entonces fuimos inseparables, me costó que tu padre me aceptara, pero ya sabes que la insistencia siempre ha sido mi virtud. Aún me tiemblan las piernas cuando me acuerdo de aquel primer beso que te robé en la puerta de la casa de tu tía, se nos paró el mundo alrededor en ese instante. En fin, hay tantas cosas que podría contar…
Seguro que mientras lees esto estás esbozando una sonrisa. En estas líneas que llevo hablando de ti se me ha olvidado momentáneamente todo lo que estoy pasando aquí. Siempre serás mi mejor medicina y el remedio de todos mis males. Ya sabes que al comienzo de esta carta te dije que nunca pensé escribirla. Es de despedida, mi amor. Si recibes esta carta será porque yo ya no estaré.
No quiero ser egoísta y por ello te pido que no me guardes luto, que no te apenes por mí, que rehagas tu vida lo más pronto posible y que no me eches en falta pues yo siempre estaré contigo en cada momento de tu vida. Que seas muy feliz y que hagas realidad todos tus sueños, ya que los míos se cumplieron cuando me dejaste amarte. Quiero que sepas que mis últimos pensamientos son para ti y que siempre te querré y cuidaré allá donde esté.
Monte Arruit a 8 de agosto de 1921.
De tu soldadito, Pedro.

El día 9 de agosto el General Navarro, tras comunicar con Melilla a través de un heliógrafo, es autorizado por la Superioridad para parlamentar con los notables rifeños, pactando unas condiciones mediante las cuales los españoles saldrían libres de la posición y serían escoltados hasta Melilla, aunque a costa de entregar el armamento.
Pactadas las condiciones referidas, se prepara todo para actuar según lo convenido. Se organiza el transporte de los heridos, los supervivientes amontonan su armamento y forman en el exterior de la fortificación.
Es en ese momento cuando grupos de rifeños irrumpen en la posición y comienzan a disparar contra los soldados españoles.
En el campo de Monte Arruit quedan esparcidos los cadáveres de más de dos mil seiscientos soldados españoles, muchos de mutilados y con muestras de haber sido cruelmente torturados.
Permanecieron insepultos hasta que dos meses más tarde las tropas españolas reconquistaron la posición a finales de octubre y se encontraron con el dantesco y macabro espectáculo de los cuerpos descomponiéndose bajo el ardiente sol africano.
***
A veces el destino y la suerte se unen aunque demasiado tarde. No ha sido fácil, según revelan los investigadores, pero se pudo localizar a los familiares de la destinataria, María.
Antonio, un nieto de esta mujer, ha contado que su abuela, aunque se casó años después de lo acontecido en Monte Arruit, siempre tuvo en su mesita de noche la foto de un joven soldado con un rosario sujeto en la esquina del marco. Durante muchos de años, incluso ya casada y con hijos, día tras día acudía al puerto de Málaga con la esperanza de que llegara el barco que habría de traerlo.
Según afirmaciones de Antonio «mi abuelo siempre respetó a mi abuela y supo que jamás ocuparía el puesto de aquel primer novio. No obstante, fueron un matrimonio feliz».
María falleció en 1987, a la edad de 85 años. Pidió ser enterrada con la foto de su primer amor y el rosario entre las manos, lamentablemente no pudo leer esta carta.

Nota: Nada más publicar esta entrada, he recibido este aviso: "Una carta muy emotiva y muy bien organizada… para vender una novela (Cuando Leas Esta Carta "Premio Círculo de Lectores 2011") que salió poco después de este bulo con éste argumento. No hubo excavaciones en Monte Arruit en 2012, ni soldadito Pedro ni nada de nada. Es un fake que rula y rula y reaparece de vez en cuando. Lo siento, pero creo que hay que cortar estas cosas".
Como veis, hay un fallo en este aviso:  ("una novela que salió poco después de este bulo "). Si las excavaciones son en la primavera de 2012, el bulo será posterior a esa fecha. En cambio la novela es de 2011.
Buscando y buscando, he encontrado otra carta que no admite duda. Lo podéis leer en este enlace:

Investigaremos y os tendré al corriente.

1 comentario:

J-A.Zubiaur dijo...

Aunque muy tarde, recibieron la Laureada De San Fernando.