miércoles, 10 de julio de 2024

Concurso Carteles 1907. Pañuelo rojo

Álvaro Galbete Etuláin, bajando Chapitela en el coche; Cartel Fiestas 1907, con Olegaria
Andaba buscando el origen, el comienzo del pañuelo rojo de nuestras fiestas en la Prensa Histórica, cuando tuve la inmensa suerte de encontrar este artículo de El Eco de Navarra, de febrero de 1907. Se trata de una crítica -sin contemplaciones- de los cinco bocetos presentados al cartel de fiestas de ese año. Pronto me di cuenta de que el cartel que promocionaba el periódico era ese famoso en el que aparece Álvaro Galbete, acompañado de Olegaria Guerendiáin, alumbrando con su coche la traída de los toros desde El Sario.
Llama la atención que el crítico (un tal "I."), que en un par de líneas despacha los tres primeros bocetos y califica el de Ciga de "un cromo", desconozca la identidad de Álvaro Galbete -el dueño del coche que más admiración despertó en la Pamplona de las primeras décadas del XX-, al que califica de "distinguido forastero". Galbete, en 1932, asesinará a Ezequiel Seminario (pincha), el Provisor, porque éste tramitaba con éxito el divorcio de Olegaria, que le había acusado de maltrato y adulterio.

Concurso Carteles 1907
Pues ya están en el Ayuntamiento cinco bocetos del cartel anunciador de nuestras fiestas, voy á hablar algo de ellos, y muy especialmente de uno, del que firma don Ricardo Tejedor. 
Los dos presentados por la casa Ortega, de Valencia, son muy artísticos, pero no son propios para el anuncio de nuestras fiestas. 
El boceto de Ciga gano el concurso de 1908
El que firman les señores Ibañez y Sanchez es poco atrayente, poco artístico, aunque tiene trozos muy decorativos. 
El que firma el señor Ciga, es bonito, un cromo, algo así como una fotografía iluminada. En él, sin que ahora entremos á analizarlo, ha dejado su autor la huella de una labor enorme, de una tarea grandísima. La figura del primer término está perfectamente dibujada, y tendría mucho más carácter aquel guapo mocetón si no tuviera remangadas las mangas de la camisa. El predominio del rojo forma una iluminación general de carmín algo chillona. Este predominio hace resaltar mucho el azul de los pantalones del pamplonica y la blancura de su camisa y sus alpargatas. Con todo, sin embargo, podríamos estar conformes, porque realmente, la labor del señor Ciga, es plausible, pero en lo que no ha estado afortunado es en la elección de motivo. Esto habrá de reconocerlo el propio autor. El motivo de su cuadro es el eterno motivo. Un trazo del redondel, un torero saludando, un tipo de la tierra, una guitarra, un cortinon, etc , etc. 
Hay que buscar en el boceto dos cosas, la perfección de lo establecido, que desde luego resulta una aparente innovación, ó la novedad y la originalidad, la presentación de algo que dé nuevas sensaciones. 
Las dos cosas ha conseguido don Ricardo Tejedor, que ha presentado un boceto primoroso. Y digo que ha conseguido dos objetivos y debe decirse que ha conseguido tres. 
Primero.- Hacer una obra de arte que se puede presentar en cualquier sitio donde el Arte triunfe y reine. 
Segundo.- Ha realizado una obra originalísima, por haber elegido un motivo completamente nuevo sobre el cual no se ha pintado nada á pesar de ser interesantísimo. 
Tercero.- Ha compuesto un cuadro en el que resalta el carácter típico de nuestras fiestas populares. Ha trasladado al lienzo la nota más intensamente pamplonica de nuestras fiestas.
Hasta ahora no ha tenido Pamplona, como lo han tenido algunas poblaciones, un cartel anunciador de sus fiestas en el cual se hermanaran, se juntaran, se estrecharan en íntimo abrazo el Arte y el carácter de las fiestas, el Arte y el espíritu de las fiestas. 
¿Es esto verdad, amigo Zubiri? 
Hoy hay uno, como en otra ocasión no muy lejana debió haber otro. 
El señor Tejedor ha escogido la nota popular del encierro de los toros, única en España y aún no presentada al público en carteles anunciadores, y con esa nota ha compuesto, ayudado de su gran temperamento artístico y de su dominio sobre la técnica pictórica, un cuadro primoroso. 
La torada ha salido del Sario y se dirige á Pamplona. Delante corre un grupo de pamplonicas con la vestimenta propia de esos días. 
Es de noche. 
Un automóvil trae distinguidos forasteros á Pamplona, y en la carretera los reflectores del auto iluminan el interesante grupo que forman la torada y los muchachos que corren delante de ella. 
El chauffeur detiene el auto, y una mujer se levanta de su asiento sorprendida ante aquel extraño espectáculo. 
¿Cómo está expresado todo esto? Como tenía que expresarlo un artista de alma. 
La luz de los reflectores, muy bien entendida, contrasta primorosamente con el azul oscuro del cuadro. La torada constituye un grupo en el que toros y mansos tienen la designación y relieve perfectos, dados por hábiles pinceladas. 
El automóvil y sus figuras en primer término, oscuros y suavemente iluminados en los contornos, en los bordes por el reflejo de la luz están perfectamente entendidos. 
Un muchacho, vestido con blusa azul, boina y pañuelo rojo, que corre en primer término y que destaca su. figura en la penumbra, vive, corre, parece animado de movimiento. 
Las demás figuras corresponden al conjunto del cuadro. 
¿Puede darse una nota más pamplonesa? 
Debe tener en cuenta la comisión de Fomento (ya se yo que lo tiene, y me alegro mucho) que hay que buscar Arte, porque en este hallarán siempre el general aplauso; que hay que seguir los caminos por donde se va á premiar al artista verdadero; que hay que desechar las eternas variaciones sobre el mismo tema, sobre las guitarras, sobre los guiñoles que dan las fotografías de trozos de tendido, que son iguales en todas partes donde se corren toros, que hay que llevar al cartel anunciador de nuestras fiestas la nota, el color típico (sin que esto del sabor local deje de tener sus contrariedades), pero el color verdaderamente típico, peculiar, genuinamente pamplonica.
 
Los elogios de que ha sido objeto el boceto del señor Tejedor por parte de los señores concejales y de cuantos lo han visto, son una prueba más de su mérito. 
Yo felicito sinceramente al señor Tejedor.
"I." El Eco de Navarra, 15 de febrero de 1907
***
Así pues, ese pañuelo rojo, que la mayoría de pamplonicas llevamos -como Nico Williams- de corazón (y los de Curia -con Asirón a la cabeza- llevan de conveniencia, para disfrazarse de pamplonicas), tiene su comienzo destacado en el cartel de fiestas de 1907. 
Pero de esto hablaremos con más detalle en una próxima entrada.

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