lunes, 10 de abril de 2023

María Pildáin, "Maritxu": el misterio continúa

El Santuario de San Miguel, frente a San Donato
No creo que Maritxu se desorientara y perdiera. Si acabó en un sitio tan lejano e impracticable, es porque fue trasladada por alguien que conocía bien el terreno. 
Es extraño que no se haya barajado (al menos públicamente) esta hipótesis

DIARIO DE NAVARRA Martes. 24 de marzo de 1992
Aparecen en Arbizu los restos de la señora desaparecida en Aralar hace casi tres años
María Pildáin Goicoechea, de 68 años, salió del santuario en septiembre de 1989 para coger manzanilla y ya no volvió a ser vista
El pasado viernes, a eso de las doce del mediodía, José Manuel Leiza, de 21 años de edad, salió de su domicilio en Arbizu con la intención de coger algunas setas de primavera. Anduvo un par de horas por el monte, en busca de unos setales que ya conocía. Estaría a unos cuatro kilómetros del pueblo cuando, en una zona de muchas rocas y maleza, encontró un viejo jersey que llamó su atención. Se trataba de una prenda descolorida y que tenía todo el aspecto de llevar allí mucho tiempo.
San Donato, desde Arbizu
Extrañado, José Manuel Leiza miró alrededor y, con asombro, fue descubriendo varias cosase más: un cráneo, algunos huesos y otras prendas de vestir. El hallazgo era doblemente extraño, puesto que todas esas cosas se se encontraban a unos cien metros del sendero más cercano. Cuando volvió al pueblo, el joven comentó el suceso con varios amigos. Ante lo insólito del caso, decidieron volver al lugar el sábado por la tarde. En esa segunda ocasión, miraron todo con más detenimiento y encontraron también una camisa y una cartera con algo de dinero.
Fue entonces cuando a alguien se le ocurrió que quizá esos restos pudiesen ser los de María Pildáin, una señora que desapareció en Aralar en septiembre de 1989, hace dos años y medio. De hecho, a María Pildáin se le había buscado con helicópteros, con perros especializados y con todo tipo de medios sin que ninguno de los rastreos diese fruto. Ahora, a la vista de las coincidencias —la ropa, le estatura, la cartera o la dentadura postiza— parece que por fin ha quedado resuelto el enigma de aquella desaparición que mantuvo en jaque durante varios días a bomberos, Guardia Civil, voluntarios de DYA y de Cruz Roja, montañeros, espeleólogos, pastores, vecinos y familiares.

La desaparición
María Pildáin, que tenía sesenta y ocho años en el momento de su desaparición, era una señora soltera y vecina de Tolosa. Aficionada al monte y a la naturaleza, solía acudir todos los años a pasar unos días en la hospedería de San Miguel de Aralar. El día 28 de septiembre de 1989 advirtió en el santuario que no la esperasen a comer, ya que tenía pensado coger manzanilla y pasar el día en el monte. Vestía en ese momento un jersey azul y calzaba unas zapatillas deportivas.
Inocencio Ayerbe, capellán de San Miguel
Esa misma noche, y en vista de que no llegaba, se avisó desde el santuario a SOS Navarra, que organizó en días sucesivos una operación de rescate en la que participaron más de cien personas. Se rastreó palmo a palmo toda la zona que rodea el santuario sin que apareciese el menor rastro de María Pildáin. Al final, y tras varias semanas de infructuosa búsqueda, se abandonaron los intentos. Se barajó entonces la hipótesis de que la desaparecida hubiese caído al interior de alguna sima (a pesar de que varias de las que existen en la zona fueron también exploradas).
Por su parte. los familiares de María Pildáin -su hermano y sus sobrinos- registraron sus efectos personales -incluidos los movimientos de sus cuentas bancarias- sin que apareciese ninguna pista relevante. Al final, y ante la ausencia del más mínimo rastro, el caso se dio por cerrado. Poco más podía hacerse. Inocencio Ayerbe, capellán del santuario de Aralar desde hace medio siglo, comentó entonces que nunca había sido testigo de un caso similar a lo largo de su prolongada presencia bajo la punta de Archueta.
El hallazgo
Dos años y medio han pasado desde entonces. El caso de María Pildáin estaba ya casi olvidado cuando los restos aparecidos el pasado viernes han vuelto a airear todo el morbo de una historia que por fin parece cerrarse definitivamente.
Archueta (1) y San Miguel (2), desde
donde apareció el cuerpo
José Manuel Leiza, el joven de Arbizu que descubrió los huesos y las ropas de la desaparecida, explicaba ayer desde Vitoria —estudia Filología Vasca en le capital alavesa— que a él le pareció muy extraño que los huesos y las ropas apareciesen a tanta distancia (entre cuatro y cinco kilómetros) del Santuario. Fue al volver el sábado con sus amigos -entre los que se encontraban Gorka Flores y Jesús Mari Mendinueta-, cuando barajó la hipótesis de que el extraño descubrimiento que había protagonizado tuviese que ver con la historia de María Pildáin.
En cualquier caso, el hallazgo llegó el mismo sábado a la tarde a oídos de Antonio Yeregui, alcalde de Arbizu, que decidió tomar cartas en el asunto. Notificó el asunto en el cuartel de le Guardia Civil de Echarri Aranaz y se organizó una segunda expedición para el domingo por la mañana. "Fuimos allí con uno de los chavales que conocía el sitio. Vimos el jersey azul y algunos huesos. Había una cartera con novecientas pesetas en monedas y una funda de gafas que tenía dentro una dentadura postiza. Todo aquello coincidía con lo de la señora desaparecida hace tres años".
Lo único extraño seguía siendo el sitio: "el lugar en el que estaban los restos es una zona malísima, muy difícil para andar. Sólo hay algunos senderos por los alrededores. Por lo que se ve, la señora tuvo que dar una vuelta muy grande. Desde luego, la gente que conoce la zona no se lo explica; lo debió de pasar muy mal".

La Policía Judicial
La Casa Forestal (Guardeche),
último lugar donde fue vista viva
De todos modos, y al comprobar que efectivamente se trataba de unos restos humanos, el comandante en funciones del puesto de la Guardia Civil en Echarri Aranaz notificó el caso al Juzgado.
Fue el mismo domingo por la tarde, cuando se desplazó hasta el lugar un equipo de la Policía Judicial. Se acercaron en un vehículo todoterreno y anduvieron media hora -la zona es inaccesible para un vehículo- antes de llegar junto a los restos de la desaparecida. "Allí se limitaron a hacer las fotografías de rigor y a meter los restos en una bolsa de plástico", comentaba el comandante en funciones del puesto de Echarri Aranaz, que los acompañó hasta el lugar del hallazgo. «El sitio. añadía es efectivamente muy taro. Además, pudo ser que ella se quedase en otro lugar de las cercanías y que las alimañas hayan ido desplazando sus restos. De hecho, cuando llegamos, los chicos habían agrupado los huesos y los otros restos».
En cualquier caso, y aunque se desconozca el itinerario o las circunstancias del recorrido que hizo María Pildáin al salir del santuario el día 28 de septiembre de 1989, parece que por fin se ha cerrado el misterio sobre su desaparición.
Javier Marrodán
Había salido a por manzanilla
María Pildáin —Maritxu entre sus allegados— había salido del santuario el día 28 de septiembre de 1989 con la intención de coger manzanilla. Se encaminó hacia le Casa Forestal, que se encuentra junto a la carretera que desciende hacia Lecumberri. Allí conversó con un pastor de la zona al que manifestó su propósito de seguir caminando hasta la borda denominada Pagomari, a la que se accede por una pista que nace junto a Guardeche. Sin embargo. el mismo pastor la volvió e ver horas más tarde junto a la Casa Forestal e incluso mantuvieron una conversación sobre los lugares más propicios para encontrar manzanilla. Fue ahí, en ese recodo, donde se perdió el rastro de Maritxu Pildáin.
0. Santuario; 1. Guardeche; 2. Arbizu
Distancia: cerca de 7 km (pincha)
En los días siguientes, se puso en marcha todo el dispositivo de rescate habitual en estos casos. En torno a la casa forestal se juntaron el Grupo de Rescate en Montaña del Gobierno de Navarra, los grupos especializados de la Guardia Civil, voluntarios de DYA y de la Cruz Roja, miembros de la asociación "Txakur Txoko" de Elorrio (con perros especialmente entrenados para tareas de búsqueda), además de varios vecinos y voluntarios. Se instaló una potente emisora en la Casa Forestal y se fue batiendo, en círculos concéntricos, toda la zona. Los rastreos fueron exhaustivos.
Ahora, sin embargo. se ha podido descubrir que el lugar en el que han aparecido los restos de Maritxu Pildáin —a unas dos horas andando del santuario— quedaba fuera del área de búsqueda. ¿Cómo llegó hasta allí? No parece haber respuesta posible. Lo más probable es que se perdiese a causa de la niebla o la oscuridad.

1 comentario:

Pío Guerendiáin dijo...

Colaboramos un grupo de 4x4 Navarra Club, que acudimos con nuestros todo terreno equipados con cabrestantes para ayudar al descenso y subida de simas. No pudimos encontrar nada... 😟😢