José Harina, tocando el saxofón, a finales de los años 60 |
"Ecos Guipuzcoanos" (pincha para escucharlas directamente desde la BNE) es un disco de 1943-44 con cuatro canciones que conocí desde niño:
- Por montes, caminos y aldeas
- Montañas de Guipúzcoa
- Son Barrio Gros y Atocha
- Somos cuatro amigos
Pero con una nota de tristeza: a pesar de lo populares que fueron, "...cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor".
Llévale la contraria a Manuel Machado y súmate al selecto club de los que sí saben quiénes hicieron esas entrañables canciones: Harina y Álvarez Urresti, Gamborena
Hoy, de la mano de José Ignacio Ansorena, conocemos al primero de ellos, José Harina
En una orquesta, con clarinete |
JOSÉ HARINA, UN MÚSICO DONOSTIARRA por José Ignacio Ansorena
Al rebuscar datos sobre Juan Álvarez Urresti, Gamborena, una obra suya aparece como la de mayor difusión: Ecos guipuzcoanos (pincha). La grabaron grupos como Los Koxkeros, Los Xey y Los Chimberos, que, entre los años 1940 y 1970, cosecharon importantes éxitos. Son muchas las personas que todavía hoy recuerdan sus melodías y letras (estas fueron cambiando en las diferentes versiones) e incluso en cancioneros recreativos actuales (de campamentos y tiempo libre) pueden encontrarse sus textos, señalando su origen con la socorrida palabra popular.
Sin embargo, conviene precisar que Gamborena es tan solo autor del texto, porque la música, compuesta en su mayor parte por melodías populares vascas, aunque hay fragmentos originales, así como la armonización de la misma en forma de guión de teclado y Banda de Música, que se registró en la SGAE, es obra de José Harina Izkieta, un músico donostiarra al que, por cercanía y amistad, recurrió, como hizo con otros, Juanito Álvarez.
1932, sentado con una señorita de blanco a su derecha |
José Harina había nacido circunstancialmente en Sangüesa, el 19 de marzo de 1911, porque sus padres, originarios de la localidad, se empeñaron, como era costumbre en la época, en acudir a la población navarra a dar a luz. Pero pasó su vida en San Sebastián, donde nacieron todos sus hermanos. Conviene precisar que el apellido original fue Arina, netamente vascongado, pero que el afán ultracorrector del encargado del registro le añadió la hache una generación antes. José estudió Comercio, además de diversas materias musicales, entre las cuales concluyó la carrera de violín. Pero además se ejercitó en la práctica de otros instrumentos que llegó a dominar con muy buen nivel: el saxofón y clarinete, así como el piano.
Tuvo un planteamiento vital inteligente. Siendo consciente de que la música no era una fuente de ingresos regular, trabajó desde joven como agente comercial, lo cual le daba cierta autonomía económica y también de horarios para compaginar con las actividades musicales, que se desarrollaban en el San Sebastián de la época alrededor del verano, pero que en invierno quedaban muy reducidas. Como señala su hijo, Manuel Harina, que me ha proporcionado la mayor parte de los datos que aquí manejo, “era sobre todo agente comercial en invierno y músico en verano”.
De Cabo de Gastadores en la Tamborrada de la Unión Artesana |
Fue una persona muy integrada en las actividades populares de San Sebastián, en especial en la Sociedad Unión Artesana, en cuya Tamborrada solía salir de gastador. Allí precisamente conoció, en el año 1934, a la que sería su esposa, Josefina Bañales, natural de Artajona. El estallido de la guerra de 1936 hizo que tuvieran un noviazgo más largo de lo que hubieran deseado.
José luchó en el bando republicano, lo que le supuso varias condenas de muerte y diferentes represalias. Por todo ello, la boda se atrasó hasta el año 1949 y se celebró en la Parroquia de San Ignacio en el Barrio de Gros de San Sebastián, donde se instaló la joven pareja. Tuvieron dos hijos gemelos, pero uno de ellos apenas sobrevivió unas horas.
Para entonces José ya era ejecutante de muy diversas orquestas de todo tipo. Tanto de la Orquesta del Conservatorio, como de las orquestas que se formaban para cualquier representación, así como de las llamadas orquesta ligeras que se requerían para fiestas sociales. Por ello, la pareja se casó en Cuaresma, época en la que el número de actuaciones descendía de forma notable e hicieron el viaje de novios a Zaragoza, desde donde Josefina volvió sola a San Sebastián, porque José se quedó allí para comenzar gira con una orquesta. No eran años para renunciar a los posibles trabajos.
De Calderero en el centro con bigote poblado (1959?) |
Estuvo integrado en todo tipo de formaciones musicales junto a los mejores músicos del San Sebastián de la época. Fue amigo y colaborador de los hermanos Pepe y Mateo Saenz, los hermanos Andoain; de Merino, organista de San Ignacio; de Juan Erentxun, organista del Corazón de María y abuelo del conocido cantante Mikel Erentxun; de Florentino Peñafiel; de Ramon Usandizaga, Francisco Escudero... Este último, cuando tomó la dirección del Conservatorio donostiarra y creó la Banda Ciudad de San Sebastián, le llamó personalmente para que fuera solista de saxofón en la misma.
Asimismo creó su propia orquesta ligera, la Orquesta Gala, con la cual animó el verano donostiarra, Fue habitual de las salas Kursaal, Hotel Príncipe de Saboya, La Perla, del Tablado flamenco (actual Bataplán), del Hotel Mª Cristina, del Monte Igeldo, del Real Club de Tenis... En estas actuaciones demostraba su ductilidad musical combinando constantemente el violín, el clarinete y el saxo y, cuando hacía falta, el piano. Fue de los primeros en traer a nuestra tierra los aires del swing y del jazz. Con la Orquesta Gala inauguró la que durante bastantes años fue famosísima sala de fiestas Euromar de Zarauz.
En una orquesta con saxofón. El lugar parece el Salón del Ayuntamiento de San Sebastián, quizá antes de serlo |
Además de todo ello, siempre sacó tiempo para componer y escribió numerosas obras, muchas de las cuales están registradas en la SGAE. Entre ellas, diversas adaptaciones de textos y melodías de Gamborena. Gran aficionado taurino, escribió pasodobles dedicados a toreros famosos. Solía interpretar el saxofón en la Banda que amenizaba las corridas del Chofre, la antigua Plaza de toros donostiarra y fue su último director antes de que el coso se derribase.
Falleció en San Sebastián, el catorce de febrero de 1986, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria.
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