domingo, 20 de junio de 2021

Bombardeos en Navarra y Jesús Hernández T.

Estación de autobuses (ver álbum en Face). Foto Sebastián Taberna
Me envía Pablo Larraz esta información:
Pachi, acabo de encontrar una referencia de cuando hice la tesis, y que viene a probar por testimonio de un republicano, cómo los bombardeos de Navarra no eran contra objetivos militares, sino de castigo contra la población (recordemos que Navarra -Pamplona, Tudela, Lumbier- no fue frente de guerra ni zona de combate).
Aparece en el libro "Yo, ministro de Stalin en España", de Jesús Hernández Tomás, (Editorial Nos Madrid 1954 Prólogo y notas de Mauricio Carlavilla). Ésta es la cita:
Gob. Largo Caballero. Hernandez, 2º dcha
Tras cerrarse el Frente Norte se celebró una entrevista muy larga con el jefe de las Fuerzas Aéreas, coronel Hidalgo de Cisneros, el jefe de Estado Mayor de las mismas, hoy subsecretario de aviación, Núñez Maza, ambos comunistas y el ruso que le servía de consejero y les digo:
"en estos momentos no podemos tener ociosa la aviación; hay que utilizarla en desmoralizar y perturbar las concentraciones que hace el enemigo en el Este. Procede efectuar bombardeos en Zaragoza, Pamplona, Vitoria, Tafalla (no se produjo, pero sí en Lumbier), Tudela, los grandes centros, hoy cuajados de unidades facciosas"

Estación de autobuses. Foto Sebastián Taberna
Como veis en los enlaces de las ciudades bombardeadas, las sugerencias de Hernández no cayeron en saco roto. pero, al menos en el caso de Navarra (Pamplona, Lumbier y Tudela), no estaban tan "cuajadas de unidades facciosas". De los 38 fallecidos en los bombardeos de Navarra, tan solo 2 eran militares, pero vestidos de civil, puesto que Navarra no era zona de combate.
Y mira que Navarra podía haber sido atacada por la aviación republicana por razones militares, ya que durante la guerra civil entraron en funcionamiento los aeródromos de Noáin, Ablitas y Castejón, muy mal defendidos, por cierto, por la defensa antiaérea. A pesar de ser un objetivo fácil, durante tres largos años nunca fueron atacados por la aviación republicana.
Eso demuestra que los bombardeos republicanos sobre Navarra despreciaron los objetivos militares y buscaron desmoralizar y desanimar al enemigo, atacando a la población civil.

Jesús Hernández, el exilio dentro del exilio
Jesús Hernandez, durante la contienda, tuvo una gran influencia y poder, tanto en el seno del partido comunista como en el gobierno republicano. Tras el final de la guerra hubo de exiliarse, marchando a la Unión Soviética y posteriormente a México. 
Fue expulsado del PCE en 1944 tras haber mantenido enfrentamientos con la dirección del partido, y purgado de la historia oficial del PCE (del que había sido cofundador) después de que publicara en 1953 "Yo, ministro de Stalin en España",  libro crítico con el papel de Stalin y la URSS en la Guerra Civil.
El libro lo dedica el autor «A a mi madre y a mi hermana, rehenes de Stalin en cualquier lugar –hace ocho años (1945, tras los enfrentamientos con el Partido Comunista) que no sé de ellas– del inmenso campo de concentración que es la Unión Soviética». Esta dedicatoria demuestra cómo se las gastaba Stalin y el cambio que se produjo en las ideas de Hernández Tomás.
Entresaco algunas citas más:
Exilio dentro del exilio
Como cuando habla del «sometimiento a la férula de los dictadores totalitarios rusos», la «férrea disciplina que el comunismo impone a sus militantes» o «las hazañas criminales, traidoras y jesuíticas del stalinismo en España y en la política internacional». 
Califica de «mentira la tan aireada solidaridad soviética al pueblo español durante la Guerra de 1936-1939». La «amistad, solidaridad y armas para la República son losas que tapan la verdad». «En la Guerra de España, Moscú jugó a que ganara Moscú». «La causa de nuestro pueblo era para ellos un simple peón en el tablero de sus cálculos». «La tragedia fue para cuantos -cegados por la fe, o corroídos por las dudas, pero siempre disciplinados y obedientes- fuimos instrumentos dóciles de la política de Moscú…». «Los comunistas españoles de entonces tenían que conducirse como un regimiento prusianizado a las órdenes de Moscú, sin más jefe ni más dios que Stalin». 
Y otro tremendo reconocimiento: «Los comunistas españoles no constituimos una fuerza nacional, sino una organización de fuerzas indígenas dependientes y al servicio del Comisariado de Negocios Extranjeros de la Unión Soviética». 
Finalmente, Hernández asume que «La vileza de la política del Kremlin en España nos salpicó a todos sus servidores».
En resumen, el exilio dentro del exilio.

5 comentarios:

Pérez de Zabalza dijo...

Cruda realidad tapada por ideales personales

JUAN MANUEL APESTEGUIA DIAZ dijo...

Solo una cita de John F. KENENEDY:
El hombre ha de fijar un final para la guerra. Si no, la guerra fijará un final para el hombre.

Anónimo dijo...

Gran entrada! Enhorabuena!
Si llegan a ganar la guerra si que no queda títere con cabeza. Hubieran dejado bueno al dictador Franco.
Y a los meapilas del PNV les hubiera salido mal la jugada: fijo que el Sóviet hubiera esperado su República vasca vaticanista. Ja!
PL

J-A. Zubiaur Carreño dijo...

Mi difunta tía-abuela, Mª de la Expectación Alegre Navascués, sufrió el bombardeo del 11 de noviembre de 1937. Era propietaria de un edificio en la calle de García Ximénez y sobre esa ubicación, entre la estación de autobuses y el Vínculo, cercana al edificio de la Diputación Foral, cayeron las bombas. Me contaba que nadie podía imaginar un bombardeo rojo (el segundo) sobre una ciudad inerme y el efecto del mismo sobre la gente sencilla fue el pretendido por los atacantes.

Carmelo dijo...

Genial entrada, Pachi. Cuánto necesitan leer y leer la historia, estos republicanos en que van de buenos por las guerras.
Navrazon Pachi