jueves, 27 de agosto de 2020

Adiós, Dandica ("Estrella de los mares")

Esperanza, la primera por la derecha
Estrella de los mares
Mi padre, Prisciliano... Mis hermanos Carlos y Sagrario... Ramona, mi madre. Nos habéis ido dejando. Ayer, Esperanza fue incinerada.
Algún día volveremos a estar juntos en un rincón del cementerio de Cemboráin, el pueblo de nuestros padres, a la sombra de Izaga y de la Higa.
Cuando las paletadas de tierra cubran nuestros restos, con toda el alma se volverá a cantar el Estrella de los mares
Estrella de los mares,
cuyos reflejos
en mis ojos de niño
resplandecieron.

¿Te acuerdas, Madre,
a tus pies cuántas veces
recé la Salve?
Del mundo en los peligros
¡ay, no me dejes!
Y a recoger mi alma
ven en mi muerte.

Que sólo quiero,
asido de tu manto,
volar al cielo

El miércoles 26 se nos fue Esperanza, la 3ª de los 10 hermanos que fuimos. Cuando éramos pequeños, ella fue una segunda madre y todos guardamos de ella unos recuerdos entrañables.
Mi hermana fue una luchadora. La vida no le regaló nada y ella se lo tuvo que ganar a pulso.
Y se lo ganó.
1950. Esperanza, de pie, 1ª por la dcha. Yo, con la camarica (ya venía)
Tengo la suerte de haber ido recogiendo anécdotas y canciones que ella guardaba y hoy os las ofrezco en homenaje a "la Dandica". Repasando, he encontrado alguna más que os sorprenderá.

1. Estoy en mi casita de papel
Sólo tenía cinco años más que yo, pero, ya desde muy niña, mi hermana Esperanza (la 3ª de los hermanos), "la Dandica", tenía un imán especial para nosotros, los más pequeños de la casa.
De hecho, tanto yo (que era el sexto) como los hermanos que me seguían (fuimos 10) aprendimos a andar con ella. Os lo cuento:
Esperanza, 1ª a la derecha

Estábamos en Dormitalería. Ella se sentaba debajo de la mesa de la cocina, con la espalda apoyada en la pared. Previamente nos había colocado en la parte contraria, donde estaba la fregadera y la cocina económica, con la espaldica apoyada en la puerta de la carbonera porque aún no sabíamos andar bien. Habría como 2'5 ó 3 metros de distancia hasta ella.
Entonces la Dandica, extendiendo los brazos hacia nosotros, decía, canturreando, la frase mágica:
- ¡Estoy en mi casita de papeeeel! (La negrita en las sílabas que remarcaba)
Esas palabras mágicas tenían la virtud de transformar el hueco bajo la mesa en un maravilloso palacio y a mi hermana Dandica en  el hada madrina más protectora de todos los cuentos.
Y a nosotros esa frase nos daba tanta confianza que, ahora ya sin vacilar, como príncipes valientes, corríamos felices hacia ella, a protegernos en sus brazos.
Su hermano preferido, Nacho "robándome" el 4L (éste sí que era de papel)
Hace poco le pregunté si se acordaba y, desgraciadamente, lo había olvidado. Quizás, al leerlo, le vuelva otra vez este recuerdo tan bonito y lo desolvide.

¿De dónde sacó ella esa frase que era un imán para nosotros? No estoy seguro, pero supongo lo mismo que vosotros.
Casita de papel, mi casita de papel, estoy en mi casita de papel... Estamos hablando -al menos en mi caso- de finales de 1950 (ver foto de portada), cuanto yo debí de aprender a andar. Ella tenía casi 6 años, suficientes para haber oído muchas veces por la radio, esa vieja radio de Dormitalería, que estaba en un soporte anclado a la pared, justo sobre la mesa, una preciosa canción que sonaba desde 1945: "Mi casita de papel" (pincha), de Francisco Codoñer, cantada por Raúl Abril y un trío: las Hermanas Russell.
De ahí pudo salir esa frase que con tanta fuerza nos atraía: 
- ¡Estoy en mi casita de papeeeel!

2. El tío Tomás
Y quizás recordando su tiempo en el servicio militar, el tío Tomás solía cantar esta canción que mi hermana Esperanza recordaba a la perfección:
Soy médico cirujano
del Hospital Militar;
en la salud del soldado 
tengo un cuidado especial.
Y yo dejo a mis reclutas
sanitos como manzanas;
es la salud del ejército
la esperanza de la Patria

3. Ya está el torico en la plaza
Esta preciosa canción, que aprendí de niño (de labios de mi hermana Esperanza), tiene todo el aspecto de ser un collage, un popurrí de, al menos, tres canciones distintas, extendidas por toda España, Canarias incluida.
Ya está el torico en la plaza
y el torero en la barrera,
y la dama en el balcón
pidiendo que el toro muera,
y la dama en el balcón
pidiendo que el toro muera.
Subió la cuesta corriendo
por bailar y no bailó,
perdió la cinta del pelo,
mira que jornal ganó.
Por las montañas de San Andrés
la vi llorosa, la consolé.

4. Himno del Instituto "Príncipe de Viana"
La fuente son mis hermanas. Todas ellas se lo saben porque todas han pasado por las aulas del Príncipe de Viana. Nos la canta Esperanza. Todas comparten el mismo sentimiento: "si pudiéramos volver a esas décadas de los cincuenta, sesenta, setenta... a esos años del bachiller, nuestro deseo sería volver de nuevo al Príncipe de Viana".
Según dice José Ignacio Palacios, el himno fue compuesto por don Joaquín Vitriáin. Y dice tal que así:
Instituto femenino de Pamplona, eres cuna del arte y del saber,
que pones una espléndida corona en la joven que aspira a ser mujer.
Mansión de paz, de dicha y de ventura, tú formas nuestra hermosa juventud,
tú irradias en la mente la cultura y en nuestro pecho, el bien y la virtud.

5. "Para campana grande" y "Yo me tiraría-ría"
Estas navidades, las últimas de mi hermana, Esperanza nos sorprendió con una de esas canciones infantiles que todavía se cantaban en los años 50 en las calles de Pamplona: "Para campana grande, la de Toledo". Aquellas canciones de corro solían ir seguidas de otras, formando un popurrí en un orden preciso, y ésta iba seguida de "Yo me tiraría-ría". Por cierto, ninguna de las dos aparece en el precioso libro de Alejandro Ciarra ni cantadas en la Red, así que tenemos que agradecerle a Espe este desolvido.
En la tesis doctoral de Rosario Guerra, dedicada al folclore de Piornal (Cáceres) viene exacta la letra que mi hermana canta de "Para campana grande...".
Aquí tenéis las dos:
Para campana grande,
la de Toledo,
que caben siete sastres
y un zapatero y un zapatero.
Cantar y brincar,
cantar y brincar
con garbo y con sal 
Yo me tiraría-ría,
yo me tiraría a un charco,
yo me tiraría-ría-ría y olé
por la del vestido blanco;
por la del vestido blanco
y la toquilla colorá,
es la novia de mi hermano y olé,
pronto será mi cuñá


Esperanza, gracias por todo lo que nos cuidaste, quisiste y enseñaste.

3 comentarios:

Pilar dijo...

Qué bonito y entrañable. Seguro que a Esperanza le ha encantado.
Gracias por compartirlo

Unknown dijo...

Lo siento mucho Pachi y me uno a vuetro dolor.Bonita la reseña para tu hermana qe E.P.D.

Maria Luisa Aguayo Arrizurieta lo dijo...

Lo Siento Mucho Pachi, Tú Hermanica Ya Descansa En La Luz Eterna Y Desde Allí Te Sonríe Por Todas las cosas Las Vivencias Con Ella, Qué Has Compartido Con Tanto Cariño. Un Abrazo Grande