Que cinco becerros borrachuzos, que se hacen llamar «La Manada», penetren consecutivamente –y lo graben con su teléfono– a una joven de 18 años en un portal es una animalada y una indecencia, diera ésta su consentimiento o no.
Un tío que se vista por los pies no participa en una jauría colectiva utilizando a una mujer como objeto a violentar; si tiene mucha necesidad, la mete en un vaso caliente.
En sede
judicial navarra se juzgan los hechos denunciados que, de momento, han
provocado que los cinco se encuentren en prisión desde hace más de un año, lo
cual algo nos dice acerca de lo que ha considerado el instructor; el juicio es
a puerta cerrada por elementales razones de discreción para con la víctima y
sólo se conocen aquellos detalles que las defensas de los cinco individuos
tienen a bien comentar a los medios.
Al parecer, el juez ha admitido como
prueba –no se sabe muy bien de qué– unas fotografías que habría obtenido un
detective al poco tiempo de los hechos sobre los que se quiere hacer justicia:
esta joven habría salido con algunos amigos y estaría tomando unos vasos y
charlando con ellos de noche en su localidad.
Deberíamos saber si, en realidad,
lo que ha hecho el juez es curarse en salud con tal de que después no puedan
los acusados alegar indefensión: hay juicios y sentencias que se complican por
cosas así y resulta más aconsejable ser previsor, aunque esa decisión te traiga
no pocas críticas.
De no ser por ello resulta cuanto menos confuso que sea el
comportamiento de la mujer presuntamente violada el objeto de investigación: no
es a ella a quien hay que investigar y, por demás, no parece razonable que la
densidad de un crimen dependa del dolor que le haya producido a la violada.
Según la interpretación que la defensa haya hecho de unas imágenes en las que la joven departe con amigos al aire libre mientras comparten unas bebidas, parecerá que pretendan sugerir comportamiento indiferente a la gravedad de lo ocurrido aquella noche de fiestas, lo cual es indecente, al entender de muchos, entre ellos este articulista:
Según la interpretación que la defensa haya hecho de unas imágenes en las que la joven departe con amigos al aire libre mientras comparten unas bebidas, parecerá que pretendan sugerir comportamiento indiferente a la gravedad de lo ocurrido aquella noche de fiestas, lo cual es indecente, al entender de muchos, entre ellos este articulista:
¿Qué entiende el defensor que tiene que hacer una
mujer violada?
- ¿ingresar en un convento?
- ¿encerrarse en casa de por vida, atiborrada de barbitúricos?
- ¿o intentar, siquiera por unas horas, hacer vida normal, que le ayude a superar el trauma que supone que cinco cabrones te vayan introduciendo sus miembros de forma sucesiva, lo graben para sus archivos y se lo intercambien con amigotes?
[Letrado: “Si tanto trauma tiene, ¿cómo puede ser que cuelgue esas fotos en las redes?
Ella ha respondido firme: “son las fotos de una chica de 20 años que trata de reconstruir su vida”]
De la
presentación de esa controvertida prueba se induce que hay quien cree que una
mujer, por mucho alcohol que haya ingerido, puede llegar a disfrutar de que
cinco bestias se alternen para penetrarla en un portal de madrugada.
No se debe
medir como infalible la supuesta resistencia presentada ante una manada de
individuos de esta calaña: si gritó mucho o poco, si entró o no entró en shock.
No se está juzgando si esta joven es o no una heroína, un valladar de virtudes,
la celosa guardiana de su integridad, dispuesta a jugarse en ello la vida.
Hay
que juzgar los hechos que llevaron a una mujer a recogerse en un banco,
temblorosa y destrozada, en posición fetal, después de que unos salvajes –con
algún antecedente– la dejaran allí tirada, una vez habían satisfecho sus
impulsos animales.
Si resultan culpables del delito de violación, caiga el
Código Penal sobre ellos; si no puede demostrarse que eso fuera así, que todos
sepan, al menos, qué clase de tíos son unos bestias que
- machacan a una joven de dieciocho años en una noche de diversión y borrachera,
- la dejan tirada semidesnuda,
- le roban el móvil
- y siguen su pavoneo de sementales por la noche sanferminera.
Post Data
Algunos todavía no se han enterado de que se está celebrando el juicio y que ellos no son precisamente los jueces (ver comentarios)
3 comentarios:
Son unos Sinvergüenzas, Sin Escrúpulos, ni Sentimientos de Humanidad y Respeto a una Niña Indefensa
Son unos malnacidos que en mi opinión, deberían sentir lo mismo. Que sean presa de los más sádicos presos en la cárcel mientras los graban con cámaras y lo suben a las redes sociales. Que los violen simultáneamente todos los que quieran, como ellos hicieron, y que sean la comidilla de las celdas. Que sientan el dolor y la vergüenza, y después de eso, que intenten rehacer su vida mientras son juzgados socialmente por el resto de la humanidad.
Eso es lo que merecen: Dolor, miedo y soledad.
La ley es justa sino es la de los hombres lo será la divina, pero para cualquiler persona que tenga hijas estos tíos sin control y con premeditación de hacer el mal por los hechos ,son culpables. Y lo demás son paparuchas
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