Y comentarios en Face tan bonitos como esos
1. RecuerdosComo ya conté, hablando de las murallas, mi amigo Francisco era un enamorado del encierro. Seguramente porque vivía en Mercaderes. Fue él quien me metió la afición.
Íbamos, a mediados de los 50 -con 6 ó 7 años- a los corralillos de
Santo Domingo, cuando ya estaba puesto el vallado, e imitábamos el sonido del
cohete (¡fsssshiiiii pum!) y salíamos zumbando, cuesta de Santo Domingo arriba,
dirigiendo con cualquier papel -que hacía de periódico- (¡jeeé, toro!) a
imaginarios morlacos.
Un día quisimos investigar el territorio -desconocido para nosotros- del encierrillo, los
corrales del Gas (1)... y cruzamos el puente de la Rochapea (4), llegando enseguida a una
plaza empedrada (3) con muchos cantos (‘Arri-asko’).
Casi al final de la calleja, justo enfrente de la puerta por la que suponíamos que salían los toros, había (uf, qué alivio!) una casa de varias -cuatro, creo- alturas.
Imagen del Sitna, de finales de los 60 |
Atraídos por el misterio, descubrimos que en una de sus esquinas desembocaba
un sombrío y tenebroso callejón (2, que va de 3 a 1).
Nos tranquilizó un poco ver que había algunos burladeros. Pero olía a miedo. Los
toros tenían que estar cerca, al otro lado de la tapia de nuestra derecha. Nos asustamos de verdad cuando vimos algunas
marcas de pezuñas, de astas en algún burladero... y nos daba mucha jilis andar por ahí. Casi al final de la calleja, justo enfrente de la puerta por la que suponíamos que salían los toros, había (uf, qué alivio!) una casa de varias -cuatro, creo- alturas.
Entramos (en
aquellos años los portales estaban abiertos), y en cada planta había una ventana desde la que
-¡oh maravilla!- se veía divinamente a nuestros -admirados y temidos- toros.
Aquella casa era un chollo y,
a partir de entonces, "la calleja de los toros" con sus burladeros, los corrales
del Gas y -sobre todo- aquella casa maravillosa, se convirtieron en nuestro lugar
de aventuras sanfermineras.
Es el título, no oficial, de la calleja
por la que corren los toros en el Encierrillo. La Calleja de los Toros
comprende desde la puerta de los corrales, por la que salen las reses, hasta la
plaza de Arriasco. El resto de esta calleja, o sea desde la dicha puerta de
los corrales hasta la antigua caja de la vía del Plazaola, hoy comienzo de la
calle de don Bernardino Tirapu, es «huerta de Chancharrana». Junto a esta
calleja está la Calleja de Chancharrana, que cuando escribimos el primer
tomo de Pamplona. Calles y Barrios desconocíamos su situación.
Ahora nos queda una duda: ¿dio la huerta
el título a la belena, o ésta a la huerta?
Hoy en día la calleja de los toros ha quedado integrada en los nuevos corrales del Gas |
Así tituló Jesús Lasterra este óleo sobre
lienzo pintado en 1960. Se trata de la ya desaparecida calleja de los toros que
cada noche, hasta el 2003, recorrían los morlacos en los primeros metros del
encierrillo. Para enmarcar el paisaje están los edificios del Paseo de Ronda
que perfilan el horizonte de la Pamplona más antigua. Hoy en día la calleja de los
toros ha quedado integrada en los nuevos corrales del Gas, inaugurados en junio
de 2004. Por ello la parte inferior del cuadro de Lasterra tiene poco que ver
con la imagen actual, sin embargo, ahí están, de nuevo marcando el perfil, los
edificios con sus fachadas de colores del Paseo de Ronda, antes de espaldas al
río y ahora vueltos hacia él.
Comparando con la foto 2ª, vemos que la 'calleja de los toros' coincide con el pasillo que recorre el visitante, que es también la salida de la manada para el encierrillo |
4. Cuando cambió la calleja de los toros (DN 04.06.2014)
A.O. Pamplona
Algo más de un siglo estuvieron en uso los
antiguos corrales del Gas, entre 1899 y 2003, de donde partía cada noche de San
Fermín el encierrillo de los toros. Y como parte integrante de ellos y también
de la carrera nocturna, la calleja de los Toros también pasó a la historia a
comienzos del actual siglo, cuando los viejos edificios que la conformaban
fueron derribados para propiciar el desarrollo del nuevo barrio de la Rochapea.
Por aquella estrecha calleja discurrían los primeros metros del encierrillo,
justo antes de cruzar el puente de la Rochapea para culminar la carrera en los
corrales de Santo Domingo.
En la primavera de 2004 el Ayuntamiento de Pamplona derribó los antiguos corralillos y con ellos desapareció también la calleja de los Toros, en la que ya se levantaba únicamente un edificio de viviendas que sería demolido posteriormente, en 2006. Perdido ya todo su encanto, la antigua calleja pasó a formar parte de los nuevos corrales construidos más cerca del cauce del río Arga, pegados a la plaza de Arriasco, y lo que antes fue una calle rodeada de edificios, se convirtió en el pasillo por donde el público accede a los nuevos corrales del Gas para ver los toros de la Feria. Tendrían que pasar todavía otros dos años para que el único edificio en pie de la calleja de los Toros, donde se ubicaban los portales 3 y 3 bis, de planta baja y cuatro alturas, cayera derruido por la excavadora. Aquella demolición tuvo lugar en el mes de marzo del año 2006.
5. Iñaki Lacunza canta al Encierrillo
El encanto y misterio del Encierrillo no pasó desapercibido para Iñaki Lacunza, quien le dedicó este impresionante tango:
En la primavera de 2004 el Ayuntamiento de Pamplona derribó los antiguos corralillos y con ellos desapareció también la calleja de los Toros, en la que ya se levantaba únicamente un edificio de viviendas que sería demolido posteriormente, en 2006. Perdido ya todo su encanto, la antigua calleja pasó a formar parte de los nuevos corrales construidos más cerca del cauce del río Arga, pegados a la plaza de Arriasco, y lo que antes fue una calle rodeada de edificios, se convirtió en el pasillo por donde el público accede a los nuevos corrales del Gas para ver los toros de la Feria. Tendrían que pasar todavía otros dos años para que el único edificio en pie de la calleja de los Toros, donde se ubicaban los portales 3 y 3 bis, de planta baja y cuatro alturas, cayera derruido por la excavadora. Aquella demolición tuvo lugar en el mes de marzo del año 2006.
5. Iñaki Lacunza canta al Encierrillo
El encanto y misterio del Encierrillo no pasó desapercibido para Iñaki Lacunza, quien le dedicó este impresionante tango:
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