"Conflicto catalán: entre
el hartazgo y la esperanza", por Manuel Campo Vidal
En un bar de Sevilla, en
plena crisis económica, se leía en una pizarra: “Prohibido hablar de la cosa.
Vayan al bar de al lado”. El propietario lo explicaba así: “Es que uno se harta
de que la gente se pase el día con eso de que si la cosa está muy mal, que si
la cosa va a peor... Aquí se viene pa relajarse, no pa llorar”.
La “cosa” tediosa hoy es
Cataluña. Luis, ingeniero, ha bloqueado a varios amigos en Facebook porque
cuando se levanta ya tiene varios vídeos y carteles monotemáticos sobre la
“cosa”. El compañero de celda de Jordi Sánchez, presidente de la ANC, pidió
cambiarse porque no aguantaba la matraca independentista. Todo agotador.
La
“cosa” sigue estando ahí, como demuestra la manifestación del sábado, pero va
frenando su escalada, acaso por decepción: aseguraron que bancos y empresas no
se irían y hay empleados de las entidades huidas que no duermen porque temen su
traslado a otras ciudades; vendieron que Europa les estaba esperando para apoyar
la independencia y solo se confirma que Rusia se volcó en ayudar a la secesión
con un ejército de cibernautas y robots, a partir de webs venezolanas;
exhibieron que Julián Assange trabajaba incansablemente para apoyar por Twitter
la República y se ha localizado ya la factura por la que cobraba sus servicios
de la Generalitat, vía agencia.
La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat,
este fin de semana, junto a la torre Glòries
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DeSastre total: Carlos Sastre, junto a Joan Tardá y Otegi |
Para rematarlo, el
miércoles, día 8, se convocó huelga general. Huelga hubo poca pero atascos en
carreteras y trenes, todo el día. Crispación ciudadana máxima. Intervención
policial mínima. El jefe del sindicato convocante es Carles Sastre, condenado
por participar en el asesinato del empresario Bultó, el ex alcalde de Barcelona
Joaquin Viola y su esposa. Lo entrevistaron en su día en TV-3 con honores. El
daño a la Marca Barcelona es máximo.
Pero el independentismo
aún tiene esperanza: el nacionalismo español más rancio ayuda. Apunten
autogoles: la intervención policial del 1 de octubre o la rigidez de la jueza
Carmen Lamela, contrastando con la habilidad del magistrado Pablo Lerena.
Para que se abra espacio a la conciliación, deben cesar los brotes del autoritarismo mesetario que el independentismo ha hecho aflorar: columnistas tratando de ridiculizar a Carme Forcadell con titulares sobre si “renegó del proceso”; periodistas de deportes que se olvidan del fútbol y que muestran a ultras quemando banderas del Barça; piquetes violentos de corte fascista que perturban manifestaciones de ciudadanos que exhiben banderas de España solo para dejar constancia de que no solo hay independentistas en Cataluña; el ex presidente andaluz Rodríguez de la Borbolla llamando “cerdos” a los independentistas... Hay una legión de torpes campando a sus anchas que son la última esperanza del independentismo para avivar la llama. Nada está resuelto pero algo se avanza. Cuidado: hay que ganar pero no humillar.
Para que se abra espacio a la conciliación, deben cesar los brotes del autoritarismo mesetario que el independentismo ha hecho aflorar: columnistas tratando de ridiculizar a Carme Forcadell con titulares sobre si “renegó del proceso”; periodistas de deportes que se olvidan del fútbol y que muestran a ultras quemando banderas del Barça; piquetes violentos de corte fascista que perturban manifestaciones de ciudadanos que exhiben banderas de España solo para dejar constancia de que no solo hay independentistas en Cataluña; el ex presidente andaluz Rodríguez de la Borbolla llamando “cerdos” a los independentistas... Hay una legión de torpes campando a sus anchas que son la última esperanza del independentismo para avivar la llama. Nada está resuelto pero algo se avanza. Cuidado: hay que ganar pero no humillar.
Manuel Campo Vidal es
periodista y pte. de la Academia
de las
Ciencias y de las Artes de Televisión de España
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