martes, 12 de septiembre de 2023

Foto de Esteban Domeño (+ Encierro) en el Hospital

La calidad de las imágenes de la cogida de Domeño ha sido tan escasa que en muchísimas ocasiones ha pasado desapercibida y no ha sido ni siquiera mencionada en el pie de foto.
Por fin, el AMP (pincha) nos ofrece una imagen con una calidad suficiente, no ya para darte cuenta de la cogida, sino para ver los detalles de la misma.
Hemingway -con la cabeza metida entre dos tablones- fue testigo presencial:
Uno salió hacia delante y enganchó a uno de los hombres que corrían, lo corneó por la espalda y lo lanzó al aire. El hombre tenía los brazos pegados al cuerpo y echó violentamente la cabeza hacia atrás en el momento que en el cuerno se clavaba en su cuerpo; el toro lo levantó en el aire y después lo dejó caer...
El hombre que había sido corneado estaba boca abajo sobre el barro pisoteado. La gente trepó la empalizada y ya no pude ver al hombre porque eran muchos los que lo rodeaban (Fiesta,1926. Fragmento del capítulo XVII). 

1924 Julio 14 La correspondencia de Valencia
Esteban Domeño -boina y traje oscuros, y camisa blanca- toca con la mano izquierda el zapato del que pasa por encima del vallado. Paralelo al brazo de Domeño, a la altura del blanco de la camisa, vemos asomar el cuerno izquierdo del toro, cuya punta no se ve limpia. El toro ha girado la cabeza hacia el vallado y el cuerno derecho apenas es visible entre su lomo y la nuca de Domeño.
Según los medios, "fue corneado horriblemente". "Trasladado al Hospital los facultativos (Igara, Larrondo, Gimeno y Zubelza) le apreciaron una herida en la región lumbar y el pulmón derecho atravesado. Falleció a los pocos momentos de ingresar en el Hospital Civil".
Pues no. Si la cogida fue el domingo 13 de julio, Esteban no falleció hasta el mediodía del día siguiente, 14 lunes.  Y en esas 30 horas dio tiempo hasta de sacarle esta sorprendente foto -pocas horas antes de morir- en el Hospital Civil de la Misericordia, hoy Museo de Navarra.
El martes, 15 de julio, a la tarde, fue el entierro. 
La comitiva funeraria recorrió la calle Mayor y llegó a la altura de San Lorenzo
Atravesó la Cuesta de la Estación y, dejando a su izquierda el Bosquecillo, llegó al cruce de Navas de Tolosa para salir por la Puerta de la Taconera y coger el Camino del Cementerio (hoy Avenida Bayona):
Os dejo con la entrevista a su hermana María, la más pequeña de los tres y la única viva en la fecha (DN 03-07-1996):

13 DE JULIO DE 1924
«Pensaba emigrar a América»
Esteban Domeño Laborra fue la primera persona que murió en el encierro

María, la hermana pequeña
Esteban Domeño Laborra, de 22 años, es el primer nombre que aparece en la lista negra de las personas muertas en el encierro de Pamplona. Sin embargo, detrás del nombre y de esta circunstancia había una persona alegre y emprendedora. Esteban quería llegar lejos y tenía previsto embarcarse hacia América pocos días después de aquel trágico 13 de julio de 1924. Al final «todo quedó en nada», afirma a sus 87 años María Domeño Laborra, hermana del fallecido.
Detrás también quedaron unos padres, Valeriano y Jerónima, profundamente afectados por la pérdida de su único hijo varón. La muerte de Esteban causó una gran conmoción en Sangüesa, su localidad natal, y entre los mayores de la localidad todavía se recuerda, según comenta el sacerdote Estanislao Goñi. No en vano, era la primera vez que se tenía noticia de una muerte en estas circunstancias.
El 16 de julio de 1924 Diario de Navarra relataba los funerales del joven «cuya muerte ha impresionado dolorosamente a toda Pamplona». La crónica describía cómo «pendientes del féretro iban cuatro cintas blancas que portaban cuatro muchachos, amigos del finado, y en pos de ellos marchaba una nutrida masa de gente, en su mayoría elemento joven, que con su asistencia al piadoso acto quiso poner de relieve la condolencia que les embargaba por esta dolorosa desgracia que tanto nos ha afectado a todos los pamploneses». Días después, y por medio de suscripción popular, se consiguió el dinero necesario para pagar los gastos del sepelio y de una cruz para su tumba.

Aficionado, a las vacas
Esteban Domeño era el mayor y el único varón en la familia Domeño Laborra. Sus hermanas, Sabina y María, tenían 19 y 15 años cuando sucedió la tragedia. «Mi hermano trabajaba en el campo con mi padre, pero no le gustaba mucho», afirma. Por eso, se marchó a Pamplona a trabajar como obrero. Esteban se instaló en una casa de la calle de San Gregorio.
Ernest en las vacas, SF 1925
Según explica María, «en aquella época fue cuando se pusieron las aguas por las casas en Sangüesa y él se colocó en estas obras. Cuando se terminaron, como conocía a los contratistas, se vino a la ciudad».
Además, Sabina también se marchó de Sangüesa, recuerda. «Tenían intención de ir a América, a Argentina» porque en este país latinoamericano vivían dos hermanos de su madre. No quería trabajar en el campo «y en América veían futuro. Pero tuvo la mala suerte. No llegó por este percance. Así que he. tenido un hermano y murió desgraciado y, además, yo tuve un hijo y se me murió en el río. También se desgració», afirma tristemente.
Esteban «me quería mucho porque era la más pequeña», añade María. «A mí no me gustaba mucho el café y el domingo mi madre nos daba una taza. Mi hermano me decía: Si me das el café te doy un ocho (diez céntimos)». La verdad, añade, «es que nos llevábamos muy bien oa le preparaba cosas cuando venía a almorzar a casa del trabajo».
Suerte del cesto
María recuerda numerosas anécdotas de su hermano, «que era tan revoltoso como todos los jóvenes. No era un chico apagado, precisamente». En una ocasión, afirma, «tenía una herida y mi madre le trajo la botella de agua oxigenada y la de vino para el almuerzo. Se despistó y bebió agua oxigenada. Le llevamos enseguida al médico y le dieron claras de huevo. Me acuerdo muy bien de eso». También recuerda que «solía salir con las mozas del pueblo. Le gustaba el baile».
Esteban Domeño era un gran aficionado a las vacas, añade su hermana María. «Con su cuadrilla de amigos solían hacer el «cesto». Con un saco lleno de paja y dos palos a los lados, que era como un toro, se iban a las vaquillas.». En Sangüesa, siempre participaba en este tipo de festejos «y corría en las vacas cuando había». Era aficionado «como buen joven», añade. «Se juntaban en cuadrillas para ir a los toros en Sangüesa y cada día uno llevaba la merienda. Le preparábamos ajoarriero, jamón con tomate. Ese tipo de comidas».

Trillando en las eras
Cuando la familia se enteró de la cogida, estaba trillando en las eras. «Teníamos una yegua y una burra y se trillaba dando vueltas y vueltas con el ganado», explica. «Llamaron por teléfono al pueblo. A casa no, porque no teníamos. Ahora tengo calefacción y teléfono. Tengo de todo, aunque es una casa fresca». La noticia, añade, «corrió enseguida y alguien vino a avisarnos. Nos dijo que le habla pillado el toro y que estaba grave. Mi padre soltó el ganado y se vino a Pamplona enseguida con mi madre. Yo me quedé en la casa sola». .
El encierro del domingo, 13 de julio de 1924, se corrió con toros de la ganadería de Santa Coloma, La cogida, según relata Diario de Navarra el 15 de julio de aquel año, se produjo debido a un apelotonamiento de gente en el lado derecho del vallado, a escasos 30 metros del ruedo. «Contra ellos se fue uno de los toros, el cual no tuvo más que meter la cabeza para alcanzar de lleno a un muchacho que tieso, en vez de tirarse al suelo, y sin poder subir al vallado por la mucha gente que allí se había agolpado no pudo esquivar el derrote». La cornada fue en la región lumbar derecha «de abajo a arriba, de más de 20 centímetros de profundidad. Interesó el pulmón y otros órganos importantes». 
Esteban Domeño no murió el mismo día de su cogida. Fue conducido al hospital, que estaba ubicado donde hoy está el Museo de Navarra. «Después de verle, mi padre se tuvo que volver a Sangüesa, el mismo día 13, para atender a los animales. No se pueden dejar. Yo me fui a Pamplona para estar con mi madre y con mi hermano», recuerda María. «Parecía que no estaba como para morir. Incluso le hicieron alguna foto sentado en la cama. Además, tuvo muchas visitas de Sangüesa. Vino el párroco y varios amigos». Quizás, añade, «si le hubiese pasado ahora no habría muerto, porque antes no había los adelantos de hoy. No sé. Tenía el destino así y no hay que darle vueltas». 
Zaragüeta, Hospital Civil. Cuesta Santo Domingo
Esteban falleció el día 14 de julio de 1924 a la una del mediodía. «Mi madre no se movió de su lado - añade- Es que era el único hijo varón que tenía». Entonces, María recuerda que la familia estaba contenta porque Esteban se había librado «de ir soldado. Cuando lo supimos me fui a una tienda a por pastas, porque entonces los que se libraban ponían las pastas. Y al final, nada».
María no tiene muchos recuerdos de aquellos días, o no quiere revivirlos. «Esta vida es un valle de lágrimas, como se suele decir. Unas veces lo pasas bien y otras fatal». Poco después de morir Esteban, añade, «me volví a Sangüesa porque mi padre estaba solo: Se quedó mi madre para los funerales porque la casa y los animales no se pueden abandonar. Teníamos cerdos y gallinas». María no recuerda si en el pueblo se hicieron homenajes. «No es como ahora. La gente era más pobre, aunque vinieron muchos a darnos el pésame, porque una muerte así parece que se siente más». 
La familia siguió dedicada al campo en Sangüesa, «porque mi hermana se fue a San Sebastián a servir. Al final no se marchó a América. Murió en el hospital, así que tengo a los dos hermanos enterrados en Pamplona», añade.
Camas de Hospital Inge Morath

Un día de estos bajaré al cementerio y sacaré una foto de la tumba, si es que todavía existe.

Actualización 11h
Me dicen en el Cementerio de Pamplona que ya sólo figura Sabina, que pasó al osario en 1987. Esteban habría pasado años antes, pero ya no está registrado.
María murió tres años después de la entrevista. Figura en DN 24-01-1999 como fallecida en Sangüesa a la edad de 90 años

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