sábado, 30 de septiembre de 2023

La cruz de la Cruz Negra, a Veruela

Monasterio de Santa María de Veruela (pincha)
Leo en elPeriódico de Aragón, de fecha 24·03·08, que "El monasterio de Veruela ha recuperado la Cruz de Bécquer. El monumento fue derribado por un viejo olmo el pasado mes de agosto. Los alumnos de cantería del taller de empleo han realizado una copia de la ´reliquia´."
1953 COYNE (pincha)
Y detalla:
"Los restos de la cruz se retiraron al monasterio de Veruela y fueron valorados por una restauradora de la Diputación Provincial de Zaragoza, a la que pertenece la cruz y el recinto monacal. Han sido los alumnos de cantería del taller de empleo del complejo los que han realizado la copia de la columna. Además, se ha aprovechado para elaborar una cruz de piedra, ya que la vieja era de madera."

Efectivamente, la cruz vieja era de madera y estaba rajada. Pero la cruz original, la del siglo XVI, era de piedra, si hacemos caso al artículo, aportado por Centro de Estudios Borjanos y firmado por Emilio Ostalé Tudela, en La Hormiga de Oro de 8 de mayo de 1924. Y en esa fecha estaba en Barcelona:
"Esta Cruz (...) es de mármol negro, sacada de las canteras de Trasmoz y tiene una altura, contando con gradas y todo, de siete metros y medio. Hoy la remata una cruz de madera sin estilo, ya que la primitiva se encuentra en Barcelona". 
Flickr
Todo indica que, como dice Cesbor, asistimos a un caso más de "bien aragonés exiliado”. La desamortización de Mendizábal, en 1835, provocó el abandono del monasterio. Tuvo que intervenir la Comisión de Monumentos de Madrid para impedir su destrucción. La desaparición de la cruz de mármol bien pudo ser en ese lapso de tiempo, entre 1835 y 1877, cuando los jesuitas establecieron allí un noviciado, durante casi un siglo, hasta 1970.
Sin embargo, el dibujo de Valeriano Bécquer (de 1863-64) nos muestra claramente que no es la cruz de madera de Ostalé.
Así pues, entre 1864 y 1877 se produjo, a mi juicio, el traslado de la cruz a Barcelona.
Sería, pues, muy conveniente que Diputación de Zaragoza tomara buena nota de lo que dijo Emilio Ostalé Tudela y reclamara la cruz original a su homónima de Barcelona.
Hace 5 años, al grito de "Cataluña nos roba", Aragón reclamó 111 bienes religiosos y el juez obligó a la Generalitat a devolverlos, pero ésta sólo lo hizo con 23 de los reclamados.
Sin embargo, entre ellos no constaba la Cruz negra de Veruela, ya que se trataba de bienes de las parroquias orientales aragonesas.
Ante la previsible respuesta de la Generalitat ("desconocemos su paradero") sería también conveniente que Aragón pusiera en marcha una investigación para seguir el rastro de esa cruz de mármol negro desde 1864 hasta nuestros días.
Ahora entiendo mejor eso de que "los catalanes sacan de las piedras panes". Más concretamente del mármol.
Comparación entre la cruz de Valetiano Bécquer y la de Ostalé
Fuentes:
3. "Veruela: La Cruz negra". Emilio Ostalé Tudela. La Hormiga de Oro. 8 de mayo de 1924
4. Google Maps: Cruz negra de Becquer (pincha)

Veruela: La Cruz negra
Es la hora que prefería Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida Bécquer. Cuando el sol comienza a caer. Ese momento en que un día muere dejándonos la dolorosa impresión de algo perdido que ya no podremos nunca recuperar.
Nos imaginamos estar en la larga alameda de chopos, muy cerca de la Cruz negra y de espaldas al arco que da entrada al primer recinto de la Abadía.
Esta cruz, que fué calificada por alguien como una corriente de término, llamada por todos los del contorno negra, y que después aun la han. denominado simplemente de Bécquer, o también el mentidero de Bécquer, no es otra cosa que el rollo o picota de la Abadía, signo de soberanía del Abad que ejercía la criminal y civil en los pueblos de Alcalá de Moncayo, Bulbuente, Maleján, Pozuelo, Vera y Villamayor. Su popularidad es debida a la descripción que Bécquer hace de ella en la carta segunda "Desde mi celda", como tituló el melancólico poeta las nueve cartas literarias escritas en 1864, en una de las celdas del edificio levantado en honor de Nuestra Señora de Veruela por don Pedro de Atarés, cartas que, publicadas en El Contemporáneo, hiciéronse inmortales.
Esta cruz nos trae toda la poesía de Veruela. He aquí cómo la describía Bécquer:
Foto del autor
«Como a la mitad de esta alameda deliciosa, y en un punto en que varios olmos dibujan un círculo pequeño, enlazando entre sí sus espesas ramas, que recuerdan al tocarse en la altura, la cúpula de su santuario; sobre una escalinata formada de grandes sillares de granito, por entre cuyas hendiduras nacen y se enroscan los tallos y las flores trepadoras, se levanta gentil, artístico y alta. casi como los árboles, una cruz de mármol, que merced a su color es conocida en estas cercanías por la Cruz negra de Veruela. Nada más hermosamente sombrío que este lugar. Por un extremo del camino limita la vista el monasterio con sus arcos ojivales, sus torres puntiagudas y sus muros almenados e imponentes; por el otro, las ruinas de una pequeña ermita se levantan al pie de una eminencia sembrada de tomillos y romeros en flor. Allí, sentado al pie de la cruz, y teniendo en las manos un libro que casi nunca leo, y muchas veces dejo olvidado en las gradas de piedra, estoy una y dos y a veces hasta cuatro horas aguardando el periódico. De cuando en cuando veo atravesar a lo lejos una de esas figuras aisladas que se colocan en un paisaje para hacer sentir mejor la soledad del sitio. Otras veces, exaltada la imaginación, creo distinguir confusamente, sobre el fondo obscuro del follaje, los monjes blancos que van y vienen silenciosos alrededor de su abadía, a una muchacha de la aldea que pasa por ventura al pie de la cruz con un manojo de flores en el halda, se arrodilla un momento y deja un lirio azul sobre los peldaños.»
Esta Cruz, llevada al teatro por los hermanos Quintero en la Rima eterna, es de mármol negro, sacada de las canteras de Trasmoz y tiene una altura, contando con gradas y todo, de siete metros y medio. Hoy la remata una cruz de madera sin estilo, ya que la primitiva se encuentra en Barcelona. En la parte de la pilastra que da frente al Monasterio, y en la opuesta, se pueden ver labradas las armas del Abad Cerdán, que la hizo levantar.
Sus cinco gradas, sobre las que se sentó tantas veces Bécquer durante su estancia en Veruela, su asilo, que, como ha dicho Juan López Núñez, fué "sentimental con mucho de legendario", .su pilastra estriada con capiteles jónicos y su edículo con sus cuatro filas de hornacinas, son bastantes por sí solas para detener la atención no solamente de poetas y artistas, hasta de los viajeros que respetuosamente miran en ella un monumento histórico.
OSTALE-TUDELA.

Nota: esta entrada ha sido enviada a la Diputación de Zaragoza y al Monasterio de Veruela. 
He comprobado que, en octubre de 2020,  la Directora General de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón Ruiz, tiene perfecto conocimiento de que la cruz original "se encuentra en Barcelona, emigrada poco después de la desamortización", pero no muestra, al menos en el texto enlazado, ninguna intención de recuperarla.

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