Hace 4 años, el 3 de junio de 2017, nos echamos a la calle en defensa de nuestra bandera. Me parece que Alfredo nos pide que volvamos a hacerlo. Esta vez, más que por un símbolo: por Navarra.
A la navarra donde nací. (A. Igartua)
Me cuesta decirlo, me invade la tristeza, pero a este paso Navarra va a terminar pidiendo auxilio. ¡Navarra existe! Como Teruel, Soria, Cuenca, Cáceres y un rosario de silentes castigadas por su enfermiza prudencia y su manía de no hacerse presente, en un País donde la mentira se premia.
La fértil Navarra, Reyno libre, pequeño en el mapa, por el que lloró el navarrico en la escuela, como canta la jota, pero grande en la Historia, que dio Reyes y reinas a Francia, Inglaterra, León, Sicilia, e hizo Reinos a Castilla y Aragón con los hijos de Sancho el Mayor, contribuyó a la conquista y restablecimiento del reino de Albania en 1372 con Luis de Evreux, apoyó al definitivo mazazo contra el islam invasor en las Navas y aportó una letanía interminable de Duques y condes que explican que las cadenas navarras las veamos en los escudos, desde Belle-Île en Bretaña, a Pampelonne, cerca de Toulouse, presente en Cherburgo, en Champagne, en Vendôme, Limousin, Perigord, Angulema, Mortain etc.; señora de las regiones prepirenaicas del Bearne, Foix, Baja Navarra, Bigorra, ducado de Nemours etc., todavía recordada en las paredes del Parlamento de Pau. La Navarra cantada por Shakespeare, Dante, Voltaire, Víctor Hugo, nuestro Lope, Rameau y un sin fin de autores. La Navarra universal que más misioneros dio a la causa y cultura cristiana; europea, con sus pies en dos naciones traspasando fronteras; con una Historia que es la envidia de las mal llamadas nacionalidades históricas como demuestra la excelencia de su Archivo General donde duermen sus hazañas. Navarra, la misma víctima de ese contrafuero con que Suárez, por pretender calmar los fanatismos de las moscas cojoneras peneuvistas que hoy nos laceran, condensó en un castigo a su lealtad en la forma de la transitoria cuarta, víctima de la ceguera que la prisa por la transición, el brillo personal a costa de lo que fuera y el “bien queda” le llevaron a dejarnos en una insólita posición, nunca repetida en otras comunidades, por injusta y sorprendente.
La Navarra que tuvo que soportar no solo una invasión tramposa, alterando la fecha de la bula escrita al dictado de Fernando el Católico, Exigit Contumacium, firmada por el Papa Julio II dos días antes de entregar la cuchara, y de la que modernamente eminentes autores cuestionan su validez con los mismos argumentos vigentes entonces, contenidos en el título primero de la segunda Partida de Alfonso X y los del siglo XVI de Vitoria, Montesinos, Bartolomé de las Casas y nuestro Martin Azpilcueta. La Navarra que tuvo que soportar durante los años siguientes a la invasión el desprestigio coreado por los palmeros del invasor: Luis Correa, Garibay, Zurita, López Madera, el abad de San Juan de la Peña Juan Briz, los hermanos Argensola y sobre todo Juan López de Palacios Rubios, cronista del rey que en 1515-16, escribió por mandato de Fernando el Católico una obra encaminada a justificar la conquista de Navarra con patrañas y mentiras justificadoras del atropello. La Navarra callada y sumisa que en el siglo XVIII veía como Manuel de Larramendi, Bernabé de Egaña, Pedro de Fontecha y Juan Ramón de Iturriza defendían los fueros vascos, mientras ella callaba. Navarra siempre callando.
La Navarra que tuvo que soportar cuestionar la legitimidad de sus reyes, por la tendenciosa excusa de que no eran descendientes de visigodos, tampoco Carlos de Gante y Felipe V lo fueron; los torticeros ataques en la década de 1820 de aquel cuarteto de la conga integrado por José Mª Zuaznavar, Tomas Gonzalez, Juan Antonio Lorente y Vargas Ponce, cuyos escritos llevaban la mala baba del desprestigio gratuito a Navarra. En las guías tanto de Isabel II como la de su padre Fernando VII que obran en mi poder, Navarra excluida. Toda una sinfonía para arrebatar por vía moral lo que la historia cuestiona como fraude y atropello.
Pues bien, esa Navarra espléndida, que llena las páginas de nuestra Historia está a punto de convertirse en apéndice caudal, léase rabo, de un invento de finales del siglo XIX parido por un desequilibrado, sin justificación histórica y que además se arrepintió a última hora, pero que el PNV cuando vio el chollo, como sigue demostrando, no le hizo ni pito de caso en aquello de españolizar el mensaje y al que sigue aplaudiendo la ignorancia e infracultura de un País que presume de globalizador. ¿Seguirá Navarra callando y cediendo?, ¿Tomarán conciencia los que dicen representarnos del peligro que atraviesa el pequeño País que administran? ¿Tendrán alguna vez conciencia de que el que no llora, no mama, como hacen sus vecinos? ¿O seguiremos contemplando la defensa de sus intereses particulares?
Navarra, la que con más motivos que ninguna podría ostentar la cualidad de nacionalidad Histórica, reino libre con Constitución propia recogida en sus Fueros; incorporada veinte años después que Granada, oculta sus silencios presa de complejos mal digeridos o de conductores timoratos y acomplejados. Durante los últimos años recibe ultrajes y contrafueros. ¿Saltará alguna vez la fiera que lleno la épica de Roncesvalles? O necesita más acoso, más daños ¿Descubrirá alguna vez que ir de Reyno libre con aromas agramonteses acarrea más réditos que ir de sumisa y con flores al gobierno que madre nuestra es? Los que conocimos los arbitrios, los pagos a la diputación, los sellos propios en las letras de cambio y aquellos aires que sintonizaban con su Historia, sentimos una mezcla de vergüenza y nostalgia de ver esta Navarra, desposeída, tirada por los suelos del desprestigio, aburridos con los fanatismos del loco de Larrazábal y en primer tiempo de saludo al mendaz Gobierno Central; con un socialismo local rendido a las tesis de los que amparan una república en lo que siempre fue un reino y unas fronteras acogiendo a los que repetidamente atacaron sus mugas, incendiaron sus pueblos, robaron su ganado y no pararon hasta incorporarla a Castilla. Navarra está en un tris de ser engullida por la inercia de unos y la incompetencia de otros. La que fuera en un tiempo deseada como sede de industrias y progreso hoy cuenta en saldo negativo las consecuencias de un fanatismo ciego por imponer unas tesis torticeras, basadas en fábulas y adolece de una deuda vergonzante, mientras sus servicios son manifiestamente mejorables.
¡¡¡NAVARRA, DESPIERTA!!! (expresión más digna que el triste y mendicante: ¡Navarra existe!)
Alfredo Igartua Ayerra
6 comentarios:
Totalmente de acuerdo , ya esta bien de agravios y menosprecios
Estoy de acuerdo con muchos puntos, pero no con otros.
Una Navarra dentro del País Vasco irá disolviendo sus rasgos diferenciales. Pero una Navarra solica no lo tiene mucho mejor. Me refiero al daño que hacen los nacionalistas navarros (presentes en UPN), los llamados napartarras, que no ven ningún problema en fomentar y extender el uscara donde no es lengua materna e incluso donde jamás se ha hablado o "tradiciones" (neotradiciones) como el olentzero, que solo tiene 40 años como repartidor de regalos y unos 100 como personaje. Que un alcalde de UPN como el de Cintruénigo organice el pasacalles del Olentzero e invite a los niños a vestirse de casero y casera no ayuda a la causa navarra. Están siguiendo la hoja de ruta del nacionalismo vasco. El traje popular de Navarra no es el de casero. El que fomente eso logra que esos niños asuman que son vascos. Curiosamente los trajes populares vascos se parecen a los de Castilla, a los que los vascos pertenecieron por siglos. Los trajes navarricos son diferentes. Muchos se parecen a los aragoneses, especialmente los roncaleses, salacencos y aezcoanos. Cuando yo era niño no me disfrazaba de casero ni nadie, ni venía el olentzero al cole público. Tampoco teníamos asignatura de uscara. Y por supuesto no eran todos los carteles bilingües, excepto en zonas de verdad bilingües como el noroeste de Navarra. Ahora sí y a menudo con la aquiescencia de UPN y PSN.
Promover el uscara entre los niños es promover el nacionalismo vasco. Esos niños de adultos van a votar nacionalista. Ya pasó en el norte de Navarra y hace poco ganó el nacionalismo en Tafalla. Aunque volvió UPN, veremos cuánto dura.
Una Navarra sola no tiene nada que hacer sin estar fuertemente unida a España sin complejos de sacar la rojigualda. Incluso dentro de España en 40 años Navarra se ha hecho más aberchancla.
Navarra tiene que fomentar fuertes relaciones con sus vecinos no nacionalistas, La Rioja y Aragón, que es con quienes compartimos más. Por algo en Pamplona se le canta una jota a San Fermín y no se le baila un aurrescu, ni se le tocan los chistus. No digo que el uscara, el chistu... no sean de Navarra, pero son de una parte muy específica. En cambio la jota, la gaita... son mayoritarias en Navarra, hasta Pachi nos documentaba la jota de Alsasua y también también hay jota en el Roncal y antes en toda la Montaña navarrica según cuentan los mayores de 80 años. Es que aquí se ha intentado fomentar, recuperar y extender la cultura vasconavarra, pero no la navarroaragonesa, que es la mayoritaria.
La jota navarra es parte de la jota del Ebro, también denominada como navarroaragonesa (sin guión) según la RAE. Es que en España hay jotas por doquier, pero las jotas navarroaragonesas (de La Rioja, Navarra y Aragón) son un mundo aparte. Los lingüistas han denominado como lengua navarroaragonesa (a veces con guión) al conjunto que formaban el romance navarro y al aragonés, hablados en la edad media en La Rioja, Navarra y Aragón. Es que La Rioja era parte del Reino de Navarra y allí está el famoso monasterio de las glosas emilianenses, escritos en navarroaragonés antes confundidos como castellanos por su parecido. En navarroaragonés se escribieron los fueros de Navarra y de Aragón. También el Privilegio de la Unión de Pamplona. El navarroaragonés permanece en el norte de la provincia de Huesca. Como solo sobrevive allí (y en el interior de la Comunidad Valenciana) se le denomina aragonés a secas o fabla, pero son lo mismo. ¿Os imagináis si se intentara recuperar u oficializar el navarroaragonés cómo se pondrían los vasquistas? Y el famoso Vocabulario Navarro de José María Iribarren es un diccionario de navarroaragonés. No hay más que compararlo con diccionarios locales o generales de Aragón o de La Rioja. ¿Qué tiene vasquismos? Claro, como el resto del dominio del navarroaragonés de La Rioja a Zaragoza capital y más allá. Y el uscara recibió el nombre Nafarroa del navarroaragonés porque la f es muy común en navarroaragonés, pero no en uscara. Hasta la pérdida de la e de euscara a uscara en roncalés es tipica aragonesa. El romance navarroaragonés nació en una zona en torno al monasterio de Leyre, entre Navarra y Aragón, así que eso explica cómo llegaron vasquismos por el navarroaragonés hasta Tudela o Teruel. No porque se hablase allí uscara.
Navarroaragonés es el idioma de nuestros topónimos: Foz (garganta), selva (bosque), Falces (hoces), Cadreita (catarata), Pueyo (colina), Ubago/paco/opaco (umbría), plana (llana), Berrioplano (en Castilla y País Vasco sería Berriollano), yuso/jus (bajo, debajo), Juslarrocha (bajo la roca), Juslapeña (bajo la peña), fosal (cementerio), junquera/chunquera (juncal), Valdejunquera (Valle de Juncal), noguera (nogal), millera (mijar, lugar de mijo), ripa (talud, desnivel junto al río, montón), capana (cabaña), Javier/Xavier/Chavierre, Roncal... No son castellanos son nombres navarroaragoneses de cabo a rabo, pero se usan en español porque son romances.
La solución para que Navarra siga siendo Navarra es recuperar los lazos con las regiones vecinas del Ebro.
En un blog de EITB mencionaban algo como "Palabras raras que usan en Pamplona que no se usan en las otras tres capitales vascas." Es que Pamplona es diferente porque el romance de Navarra era el navarroaragonés, no el castellano usado en las capitales vascas. En el mismo artículo de ese blog mencionaban palabras típicas de Pamplona como chandrío (estropicio), arañón (endrina), pozal (cubo), laminero (goloso)... Esas palabras tan raras para la EITB y para los vascos son también como en Pamplona de uso común en Logroño y Zaragoza capital. Si bien el navarroaragonés era nativo del centro y sur de Navarra, en el resto de Navarra era la lengua oficial, así que no era desconocida. En Pamplona y la Cuenca no se conservan ni tantos topónimos ni tanto léxico, pero sí en la Zona Media, la Ribera y buena parte de la Montaña oriental. No perdamos lo navarroaragonés.
Por no mencionar la historia de las banderas navarroaragonesas y los escudos navarroaragoneses, especialmente los de la Orden de Malta, en la iglesia sanjuanista de Cizur Menor, en Roma, Malta o la de Segovia construida en honor a la mezquita de la Roca de Jerusalén durante las cruzadas.
Por algo en el sur de la Ribera y en Zaragoza dicen "Navarros y aragoneses, hermanos."
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