jueves, 25 de enero de 2024

Entrevista a los Breks en 1966

Jesús Mari Gómara, José Luis Salcedo, José Javier Ruiz, José Ignacio Abárzuza, Luis Pardo
Me lo suelo encontrar a media tarde. Va por la av. Bayona camino de San Saturnino. Este lunes lo paré y le pregunté si se acordaba de los Breks.
—¡Sí hombre, sí! Abárzuza...
2015 Silverio Hualde San Saturnino
A sus 88 años, don Silverio Hualde empezó a recitarme el nombre de sus componentes. 
Como sospechaba, fue él quien les dejó una sala para ensayar en la nueva Casa Parroquial de Cristo Rey.
Un día el párroco, don Nicolás Muruzábal, le riñó porque habían hecho baile.
—Naaada, los padres de los chicos...
Don Silverio era así, le quitaba hierro a todo. Tenía carisma: nos parecía que hacíamos lo que nos daba la gana y era al revés: hacía con nosotros lo que quería y sin que nos diéramos cuenta (Nota: si a alguien le parece que exagero, que lea el final de la entrevista).
Me cogió del brazo y me llevó a su casa para darme una revista con una entrevista que su hermano Javier, capuchino, les hizo a los Breks en junio de 1966:
—Toma, para Desolvidar
Nunca mejor dicho.

Entrevista de JAVIER HUALDE
EL "CONJUNTO" UNO A UNO 
Comenzaré por presentarles el «Conjunto» uno a uno.
José Ignacio Abárzuza, guitarra bajo, 19 años recién cumplidos. Estudia preuniversitario y se le nota. Es genial en sus observaciones y lleva aires de prudente que le hacen exclamar:
—¡No sé en qué acabará esto, ni hasta dónde!...
—Llegaremos a la fama. Nuestro Conjunto sonará. —El que interrumpe con esta impetuosa espontaneidad es Luis Pardo, guitarra solista. Estudia electrónica y sólo cuenta 16 años en flor y ya granados de sueños.
Jesús María Gómara, «Chiqui» para sus amigos, es el elemento desmandado del grupo. Batería, 17 años y con un olfato de economista muy por encima de su edad.
—La música es el lenguaje más directo y apropiado para el amor. Este es José Javier Ruiz, romántico hasta las cachas. Le chifla el paseo nocturno, en solitario, tomando el pulso a la ciudad dormida. Toca rítmica, tiene 19 años y trabaja en una oficina.
Y el que queda es José Luis Salcedo, gemelo de Luis en años. «Hago como que canto». Tiene un sentido de la música que trasciende a toda su persona. Bueno, hasta hartar.
Como ven ustedes, es un Conjunto juvenil y de empuje. Visten y hablan con toda normalidad. Tirando a serios. Pero de tímidos, nada. Y pese la diferencia de temperamentos, tan acusada, armonizan estos pamplonicas que da gusto.

HABLANDO DE MUSICA...
 José Ignacio Abárzuza José Luis Salcedo José
Javier Ruiz Jesús María Gómara Luis Pardo
—¿El porqué de este fenómeno de los conjuntos musicales?
—Muy sencillo. Si se reproducen tan abundantes y variados es debido a que la música moderna toca de cerca las fibras más sensibles del corazón adolescente. Cala hondo y se adapta mejor a nuestro peculiar modo de ser que las melodías cantadas por la juventud en tiempos pasados. Es música que se vive y de ahí a tomar parte activa, a formar conjuntos no hay ni un paso.
—¿Cómo surgió el «Conjunto de los Brecks?».
—Siendo «Chiqui» y yo —se explica José Ignacio— unos críos ya hacíamos nuestros pinitos jugando a grabar en magnetofón. Pero como tal conjunto se bautizó el primero de mayo del pasado año. Con un instrumental escaso, lo imprescindible y de segunda mano. Luego fuimos mejorando y lo que se dice actuar hace cosa de seis meses cuando descubrimos a José Luis y su virtuosismo para el canto.
—¿Cuántos «Conjuntos» hay en Pamplona y qué puntuación tiene el vuestro?
—Lo que se dice «Conjuntos» de cierta altura y renombre, unos doce. «Los Duendes» van en cabeza, así lo creemos. Detrás el resto y entre ellos, uno más, nosotros.
—¿Hay pique, sus más y sus menos, de un conjunto a otro?
—Precisamente envidia, pues no. Ahora, competencia muchísima y gracias a Dios. Habiéndola es como no se puede sestear a pierna suelta sobre los laureles. La competencia es, como diríamos, algo así como un bichito que te molesta pero te despabila.

No es lo normal el que todos convengan pero esta vez hablan al unísono cuando tratan de perfilar los caminos que llevan al triunfo: Personalidad bien definida,. calidad y mucha suerte.
—¿Nada más y nada menos?
—No estaría nada mal un impacto de publicidad. También cuenta lo suyo el hacerse con un buen representante. Y eso sí, caer en gracia. En este sentido y sin pretensiones creemos haber caído de pie. —Eso de grabar vamos a dejarlo. Sólo estamos bautizados pero no «consagrados». Y perdone la irreverencia del lenguaje. De momento ni hablar del peluquín. Aunque podemos adelantarle que estamos en tratos con una casa comercial.
—¿En vuestro repertorio figuran canciones propias?
—Para ser exactos, cinco canciones. Por si le interesan estos son los títulos: «Quiero estar contigo», «Ya no te quiero», «Mójame», «Vicio» y «Escucha mi dolor». José Ignacio se las arregla para componer la letra. Y se le da eso de la poesía. La parte musical corre a cargo de todos un poco. Iríamos demasiado lejos afirmando que aportamos algo nuevo a la música moderna. Es hoy tan difícil. Pero evitamos a toda costa el plagio.
Ver comentario de Anamary
Uno goza conversando con estos chicos. Te las cogen al vuelo y en las respuestas hay su buena dosis de madurez. Reparten cigarrillos y fuman los cinco. Me fijo de propósito en la marca y son «Celtas».
—¿Cuál es, a vuestro juicio, el Conjunto más logrado del mundo?
—Los Beatles, sin discusión. Son reyes y maestros del ritmo y melodía actuales.
—¿Y a escala nacional?
—Los «Flecos» y los «Cheyenes» hoy por hoy destacan a muchos codos.
—¿La música moderna es mejor o peor que la clásica?
—Ni mejor ni peor, simplemente es distinta. Cada una a su tiempo y en su género. Tchaikovsky, Liszt, Albéniz, por este orden, son nuestros preferidos.
—Y a todo esto... ¿qué dicen vuestros papás?
—Con guasa y todo ¿eh?... Pues lo ven pero que muy bien. Un poco extraño ¿verdad? Les parece tan estupendo que sin su ayuda el equipo instrumental de que disponemos, por valor de 200.00 (sic) pesetas, hubiese sido imposible adquirirlo sólo con nuestras actuaciones. Aun reconociendo que se saca bien.

...Y DE CÓMO ESTA LA JUVENTUD
Sin notarlo, se puede decir, la interviú va derivando en temas de trascendencia. Con música de fondo cada vez más apagada continúa la charla.
—¿Qué opináis de la juventud?
—Demasiado traída y llevada. Excesivamente bandeada. Ya llega a cansar el sensacionalismo de la prensa tanto a favor como en contra. Se ha abusado del tema hasta crear un clima tenso en torno a la dichosa «incomprensión». Creemos que no es para tanto la diferencia de las juventudes del twist a las del charlestón.
—Se dice que la juventud actual carece de ideales...
—Nos movemos al compas de las prisas, en un mundo agitado y velocísimo. Y a esta marcha es inútil el intento de pararse a pensar. No hay tiempo ni ganas. Por otra parte la sociedad en la que vivimos presenta de continuo pequeños ideales para todos los gustos: fines de semana, guateques, deporte, planes y proyectos que llenan por el momento y hacen olvidar aspiraciones más altas y nobles.
—Y hablando de chicas...
—Así, en general, la chica ye-yé carece de personalidad, tira a extravagante. Va perdiendo la feminidad que por otro lado va recuperando el hombre.
—¿Y por qué siempre el tema amoroso en las canciones?
—Porque la canción es el canal más adecuado para este tipo de emisiones. El amor lo lleva el joven a flor de sangre y de piel y fluye como la nota más afinada. Tenga en cuenta que la letra no es lo definitivo, pues queda relegada a un tercer plano. La música se lleva lo suyo y el ritmo es la clave del éxito de la canción moderna.
Casa Parroquial hacia 1965
—¿Cabe moralizar desde un micrófono y a golpes de guitarra?
—Es difícil, más difícil de lo que pueda parecerle. El público es exigente y como no toques lo que «suena» en todas partes, la consabida rechifla. En todo caso puede darse una selección de programas, poner sordina a ciertos ritmos y melodías, evitar el histerismo y otras cosas peores.
—¿Os lleva mucho tiempo el ensayo?
—Un promedio de dos horas diarias. Los domingos hasta cinco horas. Ensayamos en un reservado de la Casa parroquial de Cristo Rey. Pertenecemos a la rama de juventudes católicas de dicho Centro. Y a mucha honra.
Disfruto viéndoles así de satisfechos, dinámicos, lanzados y con cabeza. ¿Hasta dónde llegarán estos chavales?
—Llegaremos a la fama. Nuestro «Conjunto» sonará...
J. H.

3 comentarios:

Anamary Olaverri dijo...

A José Ignacio Abárzuza lo conocí aquellos años y posteriores, pues trabajé en la empresa de distribución de publicaciones que su padre, el buen D. Manuel Abarzuza, tenía en Amaya 16. Tenían también la librería El Bibliófilo en Carlos III. José Ignacio es el mayor de varios hermanos, algunos de ellos en la Librería de la calle Comedias. Saga de libreros creo que desde los tiempos de su abuelo.

desolvidar dijo...

Muchísimas gracias, Anamary, por una información tan precisa

Anamary Olaverri dijo...

Buahhh, qué caña !!!
El Bibliófilo, qué recuerdos !!! Lo atendía Narcisa Apezarena, esposa de Manuel Abárzuza, padres de José Ignacio. Tenían además otros ocho o nueve hijos.