lunes, 29 de septiembre de 2025

Tirón de orejas de ANVITE a Paz y Convivencia

Junto al Parlamento, 1ª Concentración por la Dignidad. 28 Diciembre de 2018
No hay peor “Paz” -porque no lo es- ni menos "Convivencia" -porque es irreal-, que la falsa tranquilidad de acomodarse a los deseos y conveniencias del opresor.

Nota de prensa de ANVITE (Asociación Navarra de Víctimas de ETA) con los comentarios a la propuesta de II Plan Estratégico de Convivencia de Navarra (2025–2029). 
La Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo de ETA ciñe su análisis y aportaciones, en lo que al documento presentado se refiere, al ámbito del terrorismo etarra: 

ANVITE considera que no hay nada más lejos de la realidad que afirmar que las cosas hayan mejorado para nosotros, como víctimas vivas, ni para la dignidad, memoria y justicia de los asesinados, heridos y desplazados a quienes representa. Y se basa en: 

La placa de J.L. Prieto, etarrizada
1. Que ETA haya dejado de matar no supone que las consecuencias de sus delitos se hayan extinguido, ni para nosotros ni para la sociedad española en su conjunto. La prueba, más de 350 asesinatos sin resolver y entre otras cosas, hay documentados anualmente entre 400 y 500 actos de enaltecimiento del terrorismo (fuente: observatorio para la radicalización de la violencia. COVITE). Las recientes vandalizaciones (¿por qué no "etarrizaciones"?) de las placas en memoria de las víctimas de ETA son la muestra más clara de que la sociedad navarra aún no ha sabido cerrar dignamente la herida del terrorismo. 

2. Tampoco se ha extinguido el proyecto político por el que atacaron al estado español en la persona de nuestros familiares; muy al contrario, sigue vigente y mucho más intenso que entonces. La prueba, 355.000 ciudadanos votan EH Bildu en País Vasco y 55.000 en Navarra sin que esta formación tan siquiera haya reconocido que matar no estuvo bien. 

Bajo la apariencia de una memoria “crítica e inclusiva” se esconde la construcción de un relato equidistante que relativiza la responsabilidad de ETA y de quienes nunca han condenado su violencia. La consecuencia entonces está clara: El I Plan de convivencia es, a nuestro entender, un rotundo fracaso. 

El II Plan Estratégico de Convivencia de Navarra (2025–2029) apuesta por una memoria crítica e inclusiva que abarque franquismo, terrorismo de ETA y otras violencias por lo que supone un riesgo al englobar todas las violencias bajo un mismo marco, se diluye la responsabilidad específica de ETA y se genera una narrativa equidistante. No cabe duda de que negar la existencia de torturas y de que existió la violencia policial parece evadirse de la realidad.

Eneko Compáins, ¿has sido torturado?
Yo sí te creo y te indemnizo
Todo delito probado debe de ser justamente juzgado y sus autores condenados. Pero pretender equiparar las resoluciones de estamentos judiciales con comisiones asesoradas por asociaciones cuya trayectoria se ha destacado por la defensa de los presos terroristas, sin contemplar ni condenar su pasado delictivo, y por la de los “derechos de las víctimas que han sufrido la violencia de los estados francés y español, en el contexto del conflicto político vasco” (sic), parece no resultar del todo justo. 

Tampoco entendemos que una ley reconozca a víctimas de actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha o funcionarios públicos. Llama la atención que se integren a ambos (grupos de extrema derecha y funcionarios públicos) en un todo, como si fueran la misma cosa y, sin embargo, en la misma ley, se excluyan a los grupos de motivación política de extrema izquierda. 

El documento proclama la condena de toda violencia política y al hacerlo en conjunto (ETA, franquismo, extrema derecha, abusos policiales, etc.) transmite un mensaje ambiguo, equiparando realidades muy distintas y relativizando, a nuestro entender, la culpabilidad de los terroristas. 

Asalto e incendio de Casa Baleztena 19 04 1932
Llama también la atención que en el Plan de 2025 se habla de la violencia del último siglo, pero este siglo se comienza a contabilizar en 1936 con el golpe militar. ¿No hubo violencia e injusticias, no hubo problemas de paz y de convivencia en este último siglo antes de 1936? ¿O es que se pretende crear un “relato” causa-efecto para justificar violencias reactivas contra la injusticia? 

Si de verdad queremos construir paz y democracia, no se puede transigir con los violentos ni ceder a sus exigencias. No se trata de siglas ni de partidos, sino de principios éticos irrenunciables. Sin ellos, cualquier plan, por ambicioso que se presente, será un documento vacío, incapaz de garantizar la justicia, la dignidad y la memoria que merecen las víctimas del terrorismo de ETA. 

Si como el propio plan dice hay que condenar “todas las violencias”, no se puede admitir llegar a acuerdos con quien no cumple este mínimo requisito. No hay mayor atentado a la paz y a la convivencia que transigir con los violentos y ceder a sus exigencias. 

No hay peor “Paz” -porque no lo es- ni menos "Convivencia" -porque es irreal-, que la falsa tranquilidad de acomodarse a los deseos y conveniencias del opresor.

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